Brasil: todos trabajan para Bolsonaro
Las posibles candidaturas de Lula y Temer son una exhibici¨®n de la capacidad de la burocracia pol¨ªtica brasile?a para bloquear cualquier renovaci¨®n
La candidatura de Lula da Silva a la presidencia de Brasil es llamativa. El juez del caso Lava Jato, Sergio Moro, le conden¨® en julio pasado a nueve a?os y medio de c¨¢rcel por corrupci¨®n y lavado de dinero. Pero Lula encabeza casi todas las encuestas como candidato a presidente para octubre pr¨®ximo.
En las ¨²ltimas horas comenz¨® esbozarse otra postulaci¨®n a¨²n m¨¢s sorprendente. La del presidente, Michel Temer, a quien la prensa menciona como una posible opci¨®n de centro. ?l deja trascender que es el ¨²ltimo en la lista de competidores del oficialismo.
El motivo de asombro m¨¢s obvio es la baja popularidad de Temer. Los brasile?os que lo aprecian no alcanzan al 5%. Es comprensible. Le toc¨® liderar un largo proceso recesivo. Y, en mayo ¨²ltimo, se supo que el empresario Joseley Batista lo grab¨® admitiendo un pago de sobornos. Cinco meses m¨¢s tarde, 251 diputados se impusieron sobre otros 233, para que no avanzara la investigaci¨®n y lo desplazaran del cargo. Muchos de esos legisladores votaron en defensa propia. Tambi¨¦n est¨¢n manchados por la corrupci¨®n.
Se supon¨ªa que Temer hab¨ªa terminado su carrera no s¨®lo por su enorme desprestigio. Tambi¨¦n porque se hab¨ªa comprometido a no intentar la reelecci¨®n para que sus competidores del PSDB se sumaran a su gabinete, despu¨¦s de la ca¨ªda de Dilma Rousseff.
Mientras se recupera de una angioplastia, Temer imagina c¨®mo remover esos obst¨¢culos. Calcula que la lenta recuperaci¨®n econ¨®mica podr¨ªa obrar un milagro. Una apuesta voluntarista, ya que hasta ahora ninguna buena noticia ha mejorado su imagen. La figura que, capitalizando esos m¨¦ritos, se ha venido proyectando hacia la Presidencia, es Henrique Meirelles, el ministro de Hacienda. En adelante, competir¨¢ con Temer.
Dotar a los expresidentes de un fuero privilegiado los pondr¨ªa al margen de la Justicia. Se beneficiar¨ªan Lula y Temer.
El compromiso con el PSDB es reversible. Una franja importante de ese partido pretende abandonar el gabinete. Ellos tampoco, podr¨ªa decir el presidente, cumplen sus promesas.
Los motivos que impulsan las incre¨ªbles ambiciones de Temer son bastante previsibles. Pretende evitar que el ¨²ltimo a?o de gesti¨®n se le transforme en un infierno por la p¨¦rdida cotidiana de poder. Algo parecido a lo que sucedi¨® con su antecesor y camarada del PMDB, Jos¨¦ Sarney, en 1990. La candidatura es una excusa, entonces, para disciplinar a su partido. Y para amenazar a los aliados del PSDB con una mayor fragmentaci¨®n del campo electoral.
Mientras el PMDB sobrelleva las ambiciones de su deteriorado jefe, el PSDB atraviesa una crisis muy poco edificante. Su ¨²ltimo candidato presidencial, A¨¦cio Neves, est¨¢ unido a Temer por un adhesivo impresentable. Apareci¨® en la misma grabaci¨®n realizada por Batista en una historia de sobornos. Neves, por lo tanto, es el principal defensor de la continuidad de su partido en el gobierno. Por eso, en su calidad de presidente del PSDB, hace dos semanas defenestr¨® a su reemplazante interino, Tasso Jereissati, quien pretende romper con Temer.
Neves condiciona tambi¨¦n la carrera del gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, quien relanz¨® sus pretensiones presidenciales. Su ahijado Jo?o Doria, el alcalde de San Pablo, deber¨¢ resignarse a competir por el estado.
Ninguno de estos candidatos ara?a la popularidad de Lula, que est¨¢ condicionado por los tribunales. Si el tribunal de apelaci¨®n confirma la condena de Moro, quedar¨ªa fuera de carrera. Salvo que prospere una iniciativa que navega sin luces por el Congreso. Dotar a los expresidentes de un fuero privilegiado los pondr¨ªa al margen de la Justicia. Se beneficiar¨ªan Lula y Temer. ?Habr¨¢ un pacto entre ellos? No ser¨ªa el primero. Temer fue vicepresidente de Dilma por iniciativa de Lula. Y en sus ¨²ltimas declaraciones a la prensa, el jefe del PT no rechaz¨® la idea de acordar con el PMDB. La m¨¢xima de Getulio Vargas sigue vigente. ¡°En pol¨ªtica, no sientas a nadie tan amigo que no puedas considerarlo tu enemigo; ni tan enemigo que no puedas considerarlo tu amigo¡±.
El PT mantiene a Lula como su principal oferta. El PMDB analiza la reelecci¨®n de Temer. Y el PSDB es reconducido por Neves a la alianza con el presidente. Estos movimientos son una exhibici¨®n de la extraordinaria capacidad de la burocracia pol¨ªtica brasile?a para bloquear cualquier renovaci¨®n. A pesar del vendaval del Lava Jato, el sistema de poder tradicional se ha mostrado inalterable. Este instinto de conservaci¨®n tiene un principal beneficiario. Es Jair Bolsonaro. Diputado y ex militar, Bolsonaro viene mejorando su situaci¨®n en las encuestas. La mayor¨ªa le asigna alrededor del 17% de los votos. Salvo una que se conoci¨® este fin de semana, del Instituto Vertude, que lo ubica con 34%, superando a Lula, que registra 27,4%. Todas lo presentan como el principal desafiante del PT en segunda vuelta. Bolsonaro es la figura pol¨ªtica con mayor repercusi¨®n en las redes sociales. All¨ª triplica a Lula.
Fernando Henrique Cardoso confes¨® hace tiempo su temor a que el enquistamiento del PT en el poder generara un ¡°subperonismo¡± brasile?o. Pero, como suele decir el propio Cardoso, ¡°cuando esperamos lo inevitable, ocurre lo inesperado¡±. Hijo de una tormenta provocada por la corrupci¨®n y agravada por la recesi¨®n, Bolsonaro significa un retroceso democr¨¢tico mucho m¨¢s inquietante. Su programa es inequ¨ªvoco. Ya que el Brasil contempor¨¢neo se ha vuelto irrespirable, propone regresar a las cavernas. Adem¨¢s de declararse favorable a la tortura, ha defendido la dictadura militar. Tambi¨¦n advirti¨® que ¡°no hay peligro de que mis hijos sean gays porque est¨¢n bien educados¡± y que los negros ¡°no sirven ni para procrear¡±. Le llaman ¡°el Trump brasile?o¡±, acaso para mejorarle. Otros lo comparan con Silvio Berlusconi, que irrumpi¨® despu¨¦s del Mani Pulite, el Lava Jato italiano. Aunque ahora, en busca de un elector menos radicalizado, intenta moderarse, Bolsonaro se propone como un instrumento para condenar al establishment pol¨ªtico. Los partidos, con su escas¨ªsima renovaci¨®n, le est¨¢n dando un argumento. Los rivales de Bolsonaro trabajan para ¨¦l.
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