Corea del Norte desaf¨ªa a Trump con el disparo de un nuevo misil bal¨ªstico

Nada frena a Corea del Norte. Ni las ocho rondas de sanciones de la ONU ni el estrangulamiento econ¨®mico ni las amenazas de destrucci¨®n masiva de EE UU. El r¨¦gimen de Pyongyang puso fin hoy a m¨¢s de dos meses de inactividad y lanz¨® un nuevo misil que, tras alcanzar una altura r¨¦cord, acab¨® en el mar de Jap¨®n. La prueba, la vig¨¦sima del a?o, arruina las esperanzas de una apertura de negociaciones y reinstaura la ret¨®rica b¨¦lica que ha presidido este pulso desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

La carrera es contrarreloj. Los expertos de la CIA y los analistas surcoreanos consideran que a Corea del Norte le faltan solo unos pocos meses para alcanzar su objetivo: un misil bal¨ªstico intercontinental con capacidad para estrellar una bomba at¨®mica en suelo estadounidense. Es el peor escenario, aquel que Trump ha puesto como l¨ªnea roja irrenunciable. Si el tirano Kim Jong-un logra su meta, nadie se atreve a pronosticar cu¨¢l ser¨¢ la reacci¨®n de EE UU.

Por el momento, Pyongyang ya asegura el misil lanzado tiene capacidad para alcanzar "todo el territorio de Estados Unidos". En un anuncio televisado, siguiendo el patr¨®n que se repite tras cada misil, el r¨¦gimen comunic¨® el ¨¦xito del lanzamiento y asegur¨® que ya ha alcanzado su objetivo "hist¨®rico" de ser un estado nuclear.?

¡°No se puede aceptar que esta banda de criminales se arme con misiles nucleares. Tenemos una gran paciencia pero si nos vemos obligados a defendernos a nosotros o a nuestros aliados, no tendremos otra opci¨®n que destruir totalmente Corea del Norte. Ya es hora de que se d¨¦ cuenta de que la desnuclearizaci¨®n es su ¨²nico futuro. El hombre cohete est¨¢ en misi¨®n suicida consigo mismo¡±, clam¨® Trump en la Asamblea General de la ONU.

Sus palabras vinieron seguidas de un par¨®n en las pruebas. El ¨²ltimo misil hab¨ªa sido lanzado el 15 de septiembre, cuatro d¨ªas antes de la intervenci¨®n de Trump, y sobrevol¨® para terror de Tokio la isla japonesa de Hokkaido. Desde entonces, aunque no se redujo el tono belicoso de Pyongyang, las sanciones hab¨ªan ido en aumento, China hab¨ªa empezado a participar decididamente en el estrangulamiento econ¨®mico de su antiguo aliado, y Estados Unidos incluso lleg¨® a declarar a Corea del Norte ¡°patrocinador del terrorismo internacional¡±. Todo ello hizo pensar que la presi¨®n estaba surtiendo efecto y que la tiran¨ªa pod¨ªa inclinarse a abrir negociaciones sobre su programa nuclear y bal¨ªstico.

Nada de eso ha ocurrido. El L¨ªder Supremo ha mantenido el pulso y hoy lanz¨® un nuevo cohete. El artefacto ha ca¨ªdo en el mar de Jap¨®n, a unos 370 kil¨®metros de la costa nipona. Tokio sostuvo que el cohete hab¨ªa volado 54 minutos y Washington indic¨® que posiblemente se trataba de un misil intercontinental, el tercero lanzado con ¨¦xito por Pyongyang. Tambi¨¦n se?al¨® que era el que mayor altitud hab¨ªa alcanzado hasta la fecha (unos 4.500 kil¨®metros). ¡°Pero no ha supuesto un peligro para nuestro territorio ni el de nuestros aliados. Nuestro compromiso de defender a Jap¨®n y Corea del Sur permanece inalterable. Estamos preparados para responder a cualquier ataque o provocaci¨®n¡±, indic¨® el Pent¨¢gono.

Tras conocer el lanzamiento, Trump, que en otras ocasiones se ha lanzado a insultar a Kim Jong-un, se mostr¨® extra?amente circunspecto. Afirm¨® que hab¨ªa tomado nota y subray¨® que la prueba no modificaba la estrategia estadounidense. "Nos vamos a ocupar de ello", dijo cr¨ªpticamente.

Trump habl¨® por tel¨¦fono con su hom¨®logo japon¨¦s, Shinzo Abe, y ambos acordaron reforzar la cooperaci¨®n ante el desaf¨ªo norcoreano. Abe afirm¨® que el ¡°acto violento¡± de Pyongyang ¡°no se puede tolerar". Por su parte, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, avis¨® a Kim Jong-un de que la paz entre ambos pa¨ªses no es posible si insiste en sus ¡°aventuras¡± militares.

Jap¨®n, Corea del Sur y Estados Unidos solicitaron una reuni¨®n urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para analizar el ¨²ltimo lanzamiento de un misil bal¨ªstico por parte de Corea del Norte. El encuentro tendr¨¢ lugar este mismo mi¨¦rcoles, seg¨²n inform¨® la delegaci¨®n estadounidense. El Gobierno de EE UU abogar¨¢ por nuevas sanciones, anunci¨® la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.

El secretario de Defensa, James Mattis, destac¨® que se trataba de un ensayo que mostraba cierta evoluci¨®n frente a los anteriores, especialmente por la altura alcanzada. Una cota que si hubiera seguido una trayectoria normalizada, seg¨²n expertos estadounidenses, habr¨ªa permitido alcanzar Washington (11.000 kil¨®metros).

El disparo supone una bofetada no solo para Washington. Tambi¨¦n, y muy notable, para Pek¨ªn, que en los dos ¨²ltimos meses ha tomado una serie de medidas contra su vecino mucho m¨¢s firmes que en el pasado. El presidente chino, Xi Jinping, envi¨® hace diez d¨ªas a un emisario personal a Pyongyang, Song Tao, con la misi¨®n oficial de informar de los resultados del reciente congreso del Partido Comunista de China. Y, aunque Pek¨ªn no lo confirm¨® oficialmente, con la misi¨®n de expresar una advertencia sobre el programa nuclear norcoreano. La visita, aparentemente, termin¨® en fracaso: Song nunca fue recibido personalmente por Kim Jong-un.

Con el lanzamiento, la estrategia de la tensi¨®n ha vuelto a ganar la partida. Una vez m¨¢s queda patente que el herm¨¦tico y asfixiante r¨¦gimen norcoreano ha convertido la carrera nuclear en su raz¨®n de ser. No acepta ninguna negociaci¨®n y se refugia en que el misil es necesario para hacer frente a la ¡°amenaza constante de Estados Unidos¡±. Un desaf¨ªo, suicida para un pa¨ªs paup¨¦rrimo y sometido a una tiran¨ªa hereditaria, que no hace sino movilizar a Washington.

En el pulso, Trump ha hallado un enemigo exterior execrado por todos, pero tambi¨¦n un motivo para exhibir la fortaleza de su aparato militar. En este camino, aunque no ha logrado que Pyongyang rebaje la tensi¨®n, s¨ª que ha conseguido fortalecer v¨ªnculos con Corea del Sur y Jap¨®n, pero sobre todo ha obtenido la colaboraci¨®n de China. El gran rival comercial de EE UU, a quien el republicano demoniz¨® en la campa?a electoral, se vuelto su aliado y con su control sobre el comercio exterior norcoreano es considerado el factor decisivo. La pieza que puede poner fin a una partida de final imprevisible.