Centroderecha en la encrucijada

El 19 de noviembre parec¨ªa ser un d¨ªa estelar para Chile Vamos, la coalici¨®n de centroderecha. Eligieron 73 de los 155 esca?os en la C¨¢mara de Diputados, un ¨¦xito in¨¦dito desde el retorno de la democracia en 1990. Su gran rival, la Nueva Mayor¨ªa, la coalici¨®n del Gobierno, obtuvo ¡ªsumando a los dem¨®cratas cristianos, quienes est¨¢n inquietos con la influencia del Partido Comunista en la coalici¨®n¡ª solo 53. Eso s¨ª, el Frente Amplio, de una izquierda m¨¢s radical, populista y juvenil, modelada en Podemos, irrumpi¨® con unos inesperados 20 esca?os. Pero, a toda vista, parec¨ªa estarse produciendo una sana alternancia en el poder, porque adem¨¢s parec¨ªa seguro que Sebasti¨¢n Pi?era iba a ganar la elecci¨®n presidencial en segunda vuelta el 17 de diciembre. Su Gobierno de centroderecha de 2010-2014 ya iba a dejar de ser visto como una anomal¨ªa en un pa¨ªs en que el centroizquierda ten¨ªa una supuesta mayor¨ªa estructural. Esto se lograba debido a la notable radicalizaci¨®n del centroizquierda en el actual segundo Gobierno de Michelle Bachelet, que hab¨ªa dejado hu¨¦rfano al votante de centro de la Nueva Mayor¨ªa. Chile Vamos parec¨ªa haber aprovechado la oportunidad para seducirlo. Guiado por Pi?era, hab¨ªa logrado m¨¢s universalidad, trascendiendo su condici¨®n minoritaria.

Pero esa noche del 19 pas¨® algo que complic¨® esta lectura de los resultados. Pi?era sac¨® el 36,64% de los votos. Una gran votaci¨®n para una primera vuelta si no hubiera sido por encuestas que le daban bastante m¨¢s del 40%. Por lo que, por una cuesti¨®n de expectativas, su triunfo pareci¨® una derrota. Para agregarle m¨¢s pelos a la sopa al centroderecha, Jos¨¦ Antonio Kast, un candidato que reivindicaba a Pinochet y que predicaba una agenda val¨®rica ultraconservadora, sac¨® un contundente 7,93%. Y a pesar de que esa noche fue una cat¨¢strofe para la Nueva Mayor¨ªa ¡ªsu candidato, Alejandro Guillier, logr¨® un magro 22,70% frente a una Beatriz S¨¢nchez, del Frente Amplio, quien obtuvo un impactante 20,27%¡ª el Gobierno decidi¨® salir a celebrar. Sumando el voto de S¨¢nchez y de otros candidatos de izquierda al de Guillier, concluy¨® que el electorado apoyaba sus reformas radicales. Es lo que transmiti¨® una triunfante presidenta Michelle Bachelet cuando apareci¨® esa noche en la televisi¨®n. ?Por arte de magia, el vencido era de repente el centroderecha!

Esta estrategia del Gobierno, por descarada que parezca, ha tenido ¨¦xito porque la segunda vuelta ya no se ve ganada para Pi?era como antes. Por mucho que parezca dificil¨ªsimo que Guillier suba del 22% al 50% (cabe se?alar que el Frente Amplio ha sido reticente a apoyarlo), y por mucho que Pi?era sume los votos de Kast para llegar al menos al 44%, es tremendo el poder del Gobierno en estas ocasiones; y el de Bachelet lo ha estado abusando sin pudor. Desde que ella, la noche del 19, abandon¨® toda pretensi¨®n de prescindencia republicana, el Gobierno ha estado haciendo lo imposible para evitar que se instale una verdadera alternancia en el poder.

Por eso nunca desde 1990 ha habido una encrucijada electoral tan decisiva como la que se dar¨¢ el 17. Yo soy un votante ecl¨¦ctico que busca las mejores pol¨ªticas p¨²blicas. Con mucha honra vot¨¦ por el socialista Ricardo Lagos en 1999-2000. Pero estoy seguro de que el centroderecha es la mejor alternativa hoy, por varias razones. Porque el sano esp¨ªritu socialdem¨®crata de un Lagos ha sido abandonado por la izquierda, y es el centroderecha el que ahora lo adopt¨®. Porque el centroderecha tambi¨¦n ha cooptado el h¨¢bito de moderaci¨®n, de avances prudentes basados en consensos, que antes caracterizaba al centroizquierda y que este abandon¨®, por decidir que hab¨ªa que avanzar ¡ªcomo dijo famosamente uno de sus l¨ªderes¡ª ¡°con retroexcavadora¡±. Porque el centroderecha ya demostr¨® en el primer Gobierno de Pi?era que valora la eficacia profesional, atributo desechado por el Gobierno actual al debatirse entre el voluntarismo y la improvisaci¨®n. Finalmente, porque el centroderecha tiene las herramientas para devolverle a Chile una tasa razonable de crecimiento tras cuatro a?os de estancamiento.

Pero todo esto pende de un hilo. No lo creo probable, pero no es imposible que gane Guillier el 17, en representaci¨®n de una Nueva Mayor¨ªa que ya no tiene ni fuerza ni mayor¨ªa, y que para gobernar depender¨¢ del populista Frente Amplio.