Trump va a reconocer Jerusal¨¦n como capital de Israel pese a las protestas
Crece la presi¨®n de la UE y los pa¨ªses musulmanes para frenar el giro proisrael¨ª del presidente de EEUU
Donald Trump ha dado la mano a la discordia. En un gesto destinado a desatar la ira en Oriente Pr¨®ximo, el presidente de Estados Unidos va a reconocer hoy a Jerusal¨¦n como capital de Israel y anunciar un plan para trasladar ah¨ª su embajada, una mudanza que por ¡°motivos log¨ªsticos, de seguridad y constructivos¡± requerir¨¢ a?os. De nada han servido las advertencias de la Uni¨®n Europea ni del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, ni las s¨²plicas y amenazas de los pa¨ªses musulmanes. El presidente Trump, lejos de cualquier consenso, ha vuelto a demostrar que s¨®lo es fiel a sus intereses.
Jerusal¨¦n es una herida abierta. Un laberinto del que nadie ha encontrado la salida. Hace 70 a?os, el acuerdo de partici¨®n de Palestina situaba provisionalmente a la ciudad bajo administraci¨®n internacional. Pero pronto la parte occidental fue ocupada por Israel y tras la guerra de los Seis D¨ªas, en junio de 1967, tambi¨¦n la oriental. Justo aquella que los palestinos consideran su capital.
En este avispero, Trump ha jugado con fuego. Sabedor de que todas las embajadas radican en Tel Aviv, ha dejado que se filtrase su intenci¨®n de reconocer la capitalidad de Jerusal¨¦n e incluso ha alertado a las legaciones estadounidenses de la posibilidad de protestas. Guardando silencio, al igual que hiciera con su retirada del pacto contra el cambio clim¨¢tico, ha permitido que la tensi¨®n esc¨¦nica se elevase al m¨¢ximo. El resultado ha sido que en Oriente Pr¨®ximo y Europa se han multiplicado las presiones para que abandonase la idea, mientras ¨¦l, con todos los focos apunt¨¢ndole, se sentaba encima del barril de p¨®lvora a meditar. Es su forma de hacer pol¨ªtica.
La decisi¨®n oficial, que ser¨¢ comunicada hoy en un discurso, ya se la ha trasladado Trump al l¨ªder palestino Mahmud Abas y al rey jordano Abdal¨¢ II en una ronda de diplomacia telef¨®nica. Su intenci¨®n es reconocer la ¡°realidad hist¨®rica¡± de Jerusal¨¦n y trasladar en cuanto sea posible la embajada. Este cambio de sede ya fue acordado por el Congreso en 1995, pero por ¡°seguridad nacional¡± lo han postergado desde entonces todos los presidentes. La Casa Blanca argumenta que el movimiento, aunque deseado, es ahora mismo imposible por cuestiones log¨ªstica. ¡°No hay forma de hacerlo r¨¢pidamente. Solo por permisos y seguridad puede tardar a?os¡±, se?al¨® un portavoz.
En cualquier caso, el reconocimiento de Jerusal¨¦n, con su enorme carga simb¨®lica, supone entrar en territorio hostil. No solo acaba con un consenso internacional mantenido durante d¨¦cadas por Estados Unidos, sino que arruina, al menos en el corto plazo, los intentos del yerno y asesor presidencial, Jared Kushner, de forjar un acuerdo en Oriente Pr¨®ximo y acercar Israel a pa¨ªses de mayor¨ªa sun¨ª como Egipto, Arabia Saud¨ª o Jordania para crear un escudo antiiran¨ª.
En contrapartida, Trump reafirma su fe proisrael¨ª, que tan buenos r¨¦ditos electorales le proporcion¨®, y, como ya hizo en febrero, lanza el aviso a los palestinos de que el pasado no le ata y de que su objetivo es abrir un nuevo ciclo donde ni siquiera la soluci¨®n de dos Estados es necesaria.
Indignaci¨®n
Es un giro radical y de alta capacidad desestabilizadora. Un nuevo vendaval que ha sido recibido con consternaci¨®n en una zona devastada por d¨¦cadas de sangre y fuego. El movimiento islamista Ham¨¢s, que controla la franja de Gaza, ya ha amenazado con una nueva Intifada, y la OLP calific¨® la medida como el ¡°beso de la muerte¡± para la paz. En Turqu¨ªa el presidente Recep Tayyip Erdogan sac¨® a relucir su intenci¨®n de tomar represalias. ¡°Podr¨ªan ir tan lejos como romper nuestras relaciones diplom¨¢ticas con Israel. Es una l¨ªnea roja para el orbe musulm¨¢n¡±, sentenci¨®.
De forma menos belicosa, aunque con las mismas dosis de indignaci¨®n, se expres¨® la Organizaci¨®n de la Conferencia Isl¨¢mica (OCI), que aglutina a los pa¨ªses musulmanes. En un comunicado, advirti¨® a EE UU que el traslado supondr¨ªa reconocer a esta ciudad como la capital del Estado israel¨ª e ignorar la ocupaci¨®n militar de Jerusal¨¦n Este, territorio palestino. ¡°Ser¨ªa una agresi¨®n descarada, no solo contra la comunidad ¨¢rabe e isl¨¢mica, sino tambi¨¦n contra los derechos de los musulmanes y los cristianos por igual, y contra los derechos nacionales de los palestinos¡±, remach¨®.
Del lado europeo, el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, intent¨® sin ¨¦xito frenar a Trump en una conversaci¨®n telef¨®nica en la que le record¨® que ¡°la cuesti¨®n de Jerusal¨¦n deber¨ªa tratarse en el marco de las negociaciones de paz entre israel¨ªes y palestinos, aspirando a la creaci¨®n de dos Estados que vivan juntos en paz con Jerusal¨¦n como capital¡±. Tampoco tuvo mayor ¨¦xito la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, quien pidi¨® ¡°evitar toda acci¨®n que mine una soluci¨®n a dos Estados entre Israel y Palestina¡±. Ni musulmanes ni europeos fueron escuchados. La Casa Blanca, nuevamente, desoy¨® a la comunidad internacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.