Entre Ir¨¢n y Venezuela
Ambos pa¨ªses viven en una dictadura: una teocr¨¢tica polic¨ªaca y otra cuasi comunista
?Qu¨¦ escoger¨ªa el amable lector que pase la mirada distra¨ªda a lo largo de estas breves l¨ªneas: una dictadura teocr¨¢tica polic¨ªaca o una dictadura cuasi comunista, ambas de corte militar?
En Ir¨¢n est¨¢ prohibido el alcohol. No es posible encontrar ninguna bebida embriagante en hoteles o en restaurantes. No existen los bares. Los militares iran¨ªes operan el monopolio del contrabando de narc¨®ticos y del alcohol. La alta jerarqu¨ªa castrense no solo no atenta en contra del r¨¦gimen musulm¨¢n, sino que lo defiende con las armas en la mano para seguir disfrutando cantidades multimillonarias de dinero negro obtenido de los diez millones de alcoh¨®licos y cuatro millones de drogadictos, muy a pesar de las prohibiciones religiosas. En realidad, se trata de un esquema pol¨ªtico ¡°estabilizador¡± parecido al de Nicol¨¢s Maduro, quien compra la ¡°lealtad¡± del ej¨¦rcito al obsequiarle el mercado de divisas, el del narcotr¨¢fico y el de las exportaciones o importaciones para evitar un golpe de Estado. Ambas tiran¨ªas son sostenidas por las fuerzas armadas a cambio de su escandaloso enriquecimiento.
En la dictadura venezolana existen las bebidas embriagantes para quien pueda comprarlas, sin perder de vista que la inflaci¨®n alcanz¨® en 2017 un pat¨¦tico 1.600%; existe un r¨ªgido control de cambios; los anaqueles para exhibir alimentos y medicinas est¨¢n vac¨ªos hasta de art¨ªculos de primera necesidad; en los hospitales es dif¨ªcil encontrar aspirinas. El pa¨ªs est¨¢ quebrado, solo los pol¨ªticos y los militares est¨¢n llenos de d¨®lares depositados en el extranjero, en donde se encuentran, seg¨²n indicios, los ¡°ahorros¡± paname?os multibillonarios del ¡°presidente¡± Maduro, salvo que alguien todav¨ªa crea que cuando sea derrocado volver¨¢ a tripular el cami¨®n con el que se ganaba la vida antes de llegar al poder.
Venezuela est¨¢ quebrada, solo los pol¨ªticos y los militares est¨¢n llenos de d¨®lares depositados en el extranjero
En Ir¨¢n no existe la libertad de expresi¨®n ni se puede acceder a la BBC ni a otros medios de comunicaci¨®n masivos extranjeros ni a Facebook ni a Twitter. La prensa, la radio, la televisi¨®n y el cine est¨¢n controlados y censurados por los ayatolas, los imanes, los mulahs, las m¨¢ximas autoridades pol¨ªticas y religiosas. Las mujeres no pueden salir a la calle sin cubrirse la cabeza con una pa?oleta llamada hiyab o bien todo el cuerpo con un chador, hasta llegar a la burka, unas prendas negras que las esconden por completo.
En 2017, en Venezuela se cometieron casi 30.000 asesinatos hasta convertirlo en uno de los pa¨ªses m¨¢s inseguros del mundo entero; la censura period¨ªstica es de extrema severidad: 50 medios de difusi¨®n se han visto obligados a cerrar sus puertas y a cancelar ediciones o transmisiones por las amenazas, chantajes o agresiones de la tiran¨ªa encabezada por Maduro. La propiedad privada s¨ª existe en Ir¨¢n, en tanto que en la Venezuela cuasi comunista o no existe por la pol¨ªtica de expropiaciones chavistas o est¨¢ permanentemente amenazada.
En Ir¨¢n la ley proh¨ªbe la uni¨®n libre, la homosexualidad y la infidelidad femenina. Hoy en d¨ªa la juventud exige en las calles las m¨¢s elementales garant¨ªas constitucionales, mismas que el r¨¦gimen teocr¨¢tico iran¨ª rechaza con razones indigeribles: ¡°Quien atente en contra del Gobierno es un enemigo de Dios y como tal se le aplicar¨¢ la pena de muerte¡±. Los ayatolas como Maduro concluyen as¨ª: los opositores a sus respectivos reg¨ªmenes son adversarios for¨¢neos movidos por el ego¨ªsmo¡ No encuentran motivo alguno para las quejas dom¨¦sticas¡ ?Qu¨¦ tal cuando en la extinta URSS declaraban enajenados mentales y reclu¨ªan en manicomios a quienes criticaban a la dictadura comunista? Hoy en d¨ªa han sido asesinados casi un centenar de j¨®venes inconformes tanto en las calles iran¨ªes como en las venezolanas.
A los ladrones en Ir¨¢n se les amputan las manos a modo de medida ejemplar. De aplicarse el mismo castigo en Am¨¦rica Latina, nuestros pol¨ªticos esconder¨ªan el brazo mutilado en las bolsas de sus trajes o lo ocultar¨ªan a la hora de ser retratados. Es una salvajada, lo es, imposible aceptarlo, pero se puede caminar a altas horas de la noche en Shiraz, Isfah¨¢n, Yazd o en Teher¨¢n, en tanto que Caracas y otras ciudades venezolanas los criminales se encuentran a salto de mata a cualquier hora del d¨ªa.
?Qu¨¦ escoger¨ªa el amable lector: una dictadura teocr¨¢tica polic¨ªaca o una dictadura cuasi comunista?
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