? Por qu¨¦ la izquierda brasile?a est¨¢ muda ante el hambre que mata ni?os en Venezuela?
Cerrar los ojos ante esas tragedias es traicionar los valores de la izquierda sensible al llanto de los desvalidos
Creo que no hay nada m¨¢s doloroso que ver morir de hambre a un ni?o, y m¨¢s si eso ocurre en un pa¨ªs que, como Venezuela, posee las mayores reservas de petr¨®leo del mundo y se proclama socialista. No deja, por tanto, de resultar extra?o el silencio de la izquierda brasile?a frente a esas muertes infantiles por falta de comida en el pa¨ªs amigo. El Partido de los Trabajadores quiere volver con Lula al poder. Tiene todo el derecho de intentarlo democr¨¢ticamente, pero necesitar¨¢ decirnos antes qu¨¦ piensa de lo que est¨¢ denunciando la prensa mundial sobre Venezuela. Semanas atr¨¢s escribi¨® el diario Folha de S?o Paulo: "El hambre persigue a Venezuela desde hace a?os. Ahora est¨¢ matando a ni?os del pa¨ªs a un ritmo alarmante". El diario brasile?o relata c¨®mo un equipo de The New York Times public¨® la ¨²ltima Navidad un largo informe realizado durante cinco meses en 21 hospitales de 17 Estados venezolanos en el que m¨¦dicos y enfermeros confirmaron que hay ni?os est¨¢n muriendo de hambre y desnutrici¨®n por falta de comida.
La ONG Provea, defensora de los derechos humanos, ha denunciado a su vez, seg¨²n el peri¨®dico O Estado de S?o Paulo, que los venezolanos m¨¢s pobres, ante la crisis de alimentos en una econom¨ªa que, como ha escrito EL PA?S, "est¨¢ en coma", con una inflaci¨®n de cinco cifras, se ven obligados a comer una especie de salchichas para perros, hechas con los restos de carnes y grasas sin control sanitario, o el pienso para gallinas que les sirve de sustituto del arroz. Lula, que apoy¨® las campa?as de Hugo Ch¨¢vez y de Nicol¨¢s Maduro, lleg¨® a afirmar que en Venezuela exist¨ªa "demasiada democracia". ?Sigue pens¨¢ndolo hoy la izquierda brasile?a? Lo que s¨ª existe es hambre que mata, mientras aqu¨ª en Brasil lo que empieza a preocupar es el exceso de peso y la obesidad, que ya alcanzan a un 53% de la poblaci¨®n, incluida la infantil.
Es cierto que muchas veces al gran p¨²blico, sobre todo el menos culturalizado, no le dice demasiado la falta de democracia de un pa¨ªs y hasta, a veces, alberga nostalgia de las dictaduras, pero lo que no deja de doler a nadie es el hambre de un ni?o. El mundo est¨¢ viviendo un giro a la extrema derecha con tintes de nuevos y peligrosos autoritarismos. M¨¢s que nunca es necesario que la izquierda social, ya que la ideol¨®gica ya ha perdido su sentido, se sensibilice con quienes viven como en Venezuela momentos dram¨¢ticos, no ya por carecer de papel higi¨¦nico, sino porque all¨ª se muere de hambre. Cerrar los ojos ante esas tragedias es traicionar los valores de la izquierda sensible al llanto de los desvalidos.
Lula, que apoy¨® las campa?as de Hugo Ch¨¢vez y de Nicol¨¢s Maduro, lleg¨® a afirmar que en Venezuela exist¨ªa "demasiada democracia". ?Sigue pens¨¢ndolo hoy la izquierda brasile?a?
S¨®lo qui¨¦n ha sentido en su carne el aguij¨®n del hambre puede entender lo que supone para unos padres tener que enterrar a su peque?o muerto por falta de alimentos, como el caso de Venezuela que relata Folha. Lo saben muy bien quienes consiguieron escapar de un campo de concentraci¨®n nazi. Uno de esos supervivientes brasile?os, que vino a almorzar a nuestra casa, quiso comer s¨®lo el pan que hab¨ªa hecho mi mujer. Nos cont¨® que era tal el hambre que mastic¨® en el infierno del campo que a¨²n hoy su mejor manjar es un pedazo de pan. Yo mismo, que soy uno de los sobrevivientes del hambre que azot¨® a los espa?oles durante la Guerra Civil de 1936 y el periodo de posguerra, puedo asegurar que pocas cosas son tan duras para un ni?o como lo era para mi y mis dos hermanos irnos a dormir con hambre. Durante mucho tiempo, y hasta entrado ya en la edad adulta, so?aba, como una pesadilla, con el pan caliente saliendo del horno.
Son recuerdos que hoy se agolpan en mi memoria cuando leo que en la hermana y rica Venezuela hay ni?os que mueren de hambre o se ven forzados a disputar la comida a los perros y a las gallinas. Y as¨ª como me duele su hambre, me duele el silencio de la izquierda rica brasile?a que, enzarzada en sus peque?as disputas pol¨ªticas, no consigue levantar su voz para denunciar esa tragedia. ?O es que la izquierda a¨²n sigue pensando que lo que le sobra a Venezuela es democracia? Lo que s¨ª le sobra hoy es el llanto de los que no consiguen comida para sus hijos.
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