Millones de ciudadanos de EEUU sufrir¨¢n hoy el cierre de su Administraci¨®n federal

Estados Unidos amanecer¨¢ este lunes con gran parte de su Administraci¨®n federal cerrada. Las negociaciones entre republicanos y dem¨®cratas para reabrirla concluyeron el domingo sin acuerdo y la votaci¨®n planteada para la madrugada de lunes tuvo que ser pospuesta a mediod¨ªa. Con este retraso, el l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, Mith McConnell, se daba unas horas para lograr un compromiso con los dem¨®cratas que permitiese la pr¨®rroga de fondos destinados al funcionamiento del Gobierno.

Aunque la esperanza de un pacto se mantiene, los efectos del shutdown que se inici¨® en la madrugada del s¨¢bado romper¨¢n la c¨¢psula del fin de semana y ser¨¢n percibidos hoy en carne propia por millones de ciudadanos. Unos 850.000 empleados quedar¨¢n licenciados y sin paga. Parques nacionales, museos, infinidad de dependencias burocr¨¢ticas y servicios consulares considerados ¡°no esenciales¡± cerrar¨¢n sus puertas. Y aunque los funcionarios de fronteras, seguridad, defensa y sanidad se mantendr¨¢n en su mayor¨ªa activos, la imagen de que la fractura ha superado los l¨ªmites admisibles se habr¨¢ materializado tras s¨®lo un a?o de Gobierno de Donald Trump.

Nadie sabe cu¨¢nto puede alargarse esta par¨¢lisis. La anterior, en 2013, se mantuvo 16 d¨ªas. Y en 1995, con Bill Clinton de presidente, lleg¨® a prolongarse 21 d¨ªas. La duraci¨®n la marcar¨¢ la capacidad negociadora de ambas partes. Las diferencias son profundas. Los sectores moderados de ambas formaciones est¨¢n intentando tender puentes y posiblemente venga de ellos la soluci¨®n. El Partido Republicano, buscando forzar la salida, ha propuesto votar hoy una extensi¨®n de fondos de solo tres semanas mientras se discute la reforma migratoria. Pero el Partido Dem¨®crata, harto de pr¨®rrogas temporales, sigue exigiendo que se devuelva la cobertura legal a los 700.000 dreamers (inmigrantes llegados a EEUU siendo menores) a los que Trump puso al borde de la deportaci¨®n.

En este escenario, las conversaciones no dejan de verse sacudidas por el presidente. Iracundo porque su primer a?o de mandato se haya estrenado con esta humillaci¨®n, sus intervenciones son constantes. Su ¨²ltima incursi¨®n fue la propuesta de activar la denominada opci¨®n nuclear, una reforma legislativa expr¨¦s que permitir¨ªa evitar mayor¨ªas cualificadas en el Senado.

El planteamiento es antiguo, pero ha cobrado nueva vida con el fracaso republicano del viernes. La votaci¨®n para evitar el cierre de la Administraci¨®n avanz¨® sin problemas en la C¨¢mara de Representantes, pero se estrell¨® en el Senado. Ah¨ª los republicanos disponen de una diferencia la m¨ªnima (51 frente a 49 esca?os) y para sacar adelante la extensi¨®n de fondos necesitaban 60 votos. No los obtuvieron y los dem¨®cratas lograron paralizar el gobierno.

La propuesta planteada por Trump, aparte del ruido que gener¨®, tuvo un recorrido corto y fue rechazada por el mismo Partido Republicano. Un portavoz record¨® que no entra en su estrategia y que ya ha sido descartada en anteriores ocasiones. El motivo es que la opci¨®n nuclear, aunque acarrear¨ªa ahora mismo una dr¨¢stica p¨¦rdida de poder de los dem¨®cratas, a largo plazo, cuando los republicanos volviesen a la oposici¨®n, lastrar¨ªa su margen de maniobra parlamentaria.

Uno de los puntos ciegos de la negociaci¨®n radica en que la Casa Blanca ha establecido como condici¨®n indispensable para cualquier avance sobre los dreamers que se restablezca primero la financiaci¨®n federal. La maniobra intenta que la responsabilidad del cierre recaiga sobre la oposici¨®n. Es un golpe al que son sensibles los dem¨®cratas. El 6 de noviembre se celebran elecciones intermedias (renovaci¨®n de toda la C¨¢mara de Representantes, un tercio del Senado y 39 gubernaturas) y un mal paso puede perjudicarles, incluso m¨¢s que a los republicanos, en la medida en que 10 reelecciones dem¨®cratas a la C¨¢mara Alta tienen lugar en estados donde Trump gan¨® a Hillary Clinton en 2016.