El destino de M¨¦xico en un parteaguas
Ser¨ªa terrible y muy lamentable una debacle del pa¨ªs por errores del electorado
La elecci¨®n m¨¢s compleja en la historia mexicana se encuentra en curso. Se van elegir al presidente de la Rep¨²blica, los congresos federal y locales, nueve gubernaturas y casi todas las autoridades municipales. Los puestos en disputa alcanzan m¨¢s de 16.000, si se consideran los cargos ejecutivos y de representaci¨®n comunitaria en la base de la sociedad. Estamos ante un horizonte de renovaci¨®n completa de los cuadros de la clase pol¨ªtica a escala nacional.
Pero la complejidad de la elecci¨®n no se agota en su vasta dimensi¨®n, sino en la complejidad log¨ªstica y en el esfuerzo gigante que supone para todos los partidos. Lo hist¨®ricamente relevante es que la naci¨®n mexicana ha arribado a un verdadero parteaguas en el que se elegir¨¢ entre el cambio profundo en sentido modernizador y el retroceso a las pr¨¢cticas m¨¢s obsoletas de la pol¨ªtica y la econom¨ªa representados por el retorno del populismo, "dadivoso y contrarrevolucionario", como lo definiera el m¨¢s grande ide¨®logo mexicano, don Jes¨²s Reyes Heroles.
La disyuntiva mexicana obliga a elegir entre seguir la hoja de ruta de las reformas estructurales que se lograron con el Pacto por M¨¦xico o regresar al mundo id¨ªlico del estatismo clientelar, paternalista, autoritario y estructuralmente retr¨®grado del que muchos, en otros tiempos, fuimos part¨ªcipes.
Las reformas estructurales representaron un cambio de paradigma en la estrategia de la naci¨®n a largo plazo. Fueron 12 definiciones de ruptura con el pasado de estancamiento y obsolescencia las que fijaron un horizonte estrat¨¦gico que irradia m¨¢s all¨¢ del Gobierno y la legislatura que las impulsaron, para convertirse en un proyecto de naci¨®n integral que se propone lograr que M¨¦xico sea estructuralmente una potencia m¨¢s fuerte, reconocida a escala internacional.
La ruta de cambio profundo se define como la sustituci¨®n del estatismo por la econom¨ªa de mercado en materia de energ¨ªa, banca y cr¨¦dito, productividad y competitividad; por el paso del aislamiento nacionalista a la inserci¨®n protag¨®nica en el ¨¢mbito internacional, en diplomacia, comercio y desarrollo tecnol¨®gico; de la supeditaci¨®n de la educaci¨®n del esquema del corporativismo sindical a la educaci¨®n de calidad y las tecnolog¨ªas de punta; de la propiedad de manos muertas a la innovaci¨®n en econom¨ªa mixta que a¨²n est¨¢ vigente y no debe desaparecer; de la organizaci¨®n social est¨¢tica y jer¨¢rquica a la participaci¨®n ciudadana aut¨®noma, plural, productiva y completamente libre.
Esta ruptura de paradigma abre una nueva din¨¢mica en todos los ¨¢mbitos, que requiere continuidad, complementaci¨®n con nuevas y grandes reformas y ¨Cdesde luego¨C?correcci¨®n de errores y omisiones. Esa plataforma define a Jos¨¦ Antonio Meade, candidato ciudadano de la alianza electoral Todos por M¨¦xico que une tres partidos pol¨ªticos nacionales: PRI, PVEM y Nueva Alianza.
El candidato Meade es un ciudadano intachable, que no es militante de partido alguno; es uno de los cuadros j¨®venes maduros que han destacado de manera notoria por su preparaci¨®n, talento t¨¦cnico y probidad personal. Los partidos que lo postulan entendieron que una plataforma de continuidad y cambio requiere al mejor experto para conducirla, y eligieron a una personalidad que ha ocupado cinco veces secretarias de Estado, que puede unir fuerzas diversas porque es un ejemplo generacional de formaci¨®n democr¨¢tica y de respeto a la pluralidad.
En el otro extremo se encuentra Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, candidato de un partido que se form¨® con una escisi¨®n del PRD dividendo a la izquierda. Su plataforma, su discurso y su personalidad son la m¨¢s depurada y persistente encarnaci¨®n del viejo priismo de d¨®nde ¨¦l y muchos emergimos. Todos los supuestos program¨¢ticos de la pol¨ªtica mexicana de la ¨¦poca del partido ¨²nico, la econom¨ªa estatizada al extremo, el corporativismo y el mando unipersonal, se condensan en su candidatura.
L¨®pez Obrador es un hombre ciertamente austero, l¨ªder social relativamente carism¨¢tico, incansable protagonista de las concentraciones comunitarias y del manejo provocador de los medios de comunicaci¨®n. Es el candidato m¨¢s antiguo a la presidencia de un pa¨ªs latinoamericano, exceptuando a Lula. Su modelo m¨¢s que recordar al del gran presidente L¨¢zaro C¨¢rdenas, parece inspirado en el del expresidente Luis Echeverr¨ªa.
L¨®pez Obrador encarna un modelo de gobernanza absolutamente unipersonal. Toda la teor¨ªa de la democracia y sus pr¨¢cticas, de los griegos a los movimientos y causas que defienden los derechos de las minor¨ªas, la igualdad de derechos y la pluralidad, le son completa y totalmente ajenos e indiferentes. No es un dem¨®crata y no quiso serlo nunca, a pesar de las ense?anzas del gran maestro com¨²n Enrique Gonz¨¢lez Pedrero.
Tengo para m¨ª que, esas son las dos opciones estrat¨¦gicas que tenemos hoy los mexicanos, y que habremos de elegir entre proyectos antag¨®nicos el 1 de julio pr¨®ximo.
Creo que el descontento social existente en numerosos segmentos poblacionales ha creado la falsa ilusi¨®n de que una campa?a anti sist¨¦mica es garant¨ªa de victoria autom¨¢tica. As¨ª lo calculan y operan los candidatos L¨®pez Obrador y Ricardo Anaya, del centro derecha en alianza con una izquierda debilitada. Reconociendo que Anaya posee talento pol¨ªtico, es obligado expresar que ¨¦l es un in¨¦dito, que carece de la formaci¨®n y de la experiencia indispensable para gobernar bien un pa¨ªs de las dimensiones de M¨¦xico; adem¨¢s, su proyecto de naci¨®n no se conoce.
Pienso que la necesidad del cambio constructivo se va a imponer, que los mexicanos al conocer y valorar propuestas optar¨¢n por la ruta edificante, conciliadora y visionaria, m¨¢s aun si Meade logra convencer de que dirigir¨¢, con firmeza y con eficacia, el combate frontal contra la corrupci¨®n, la impunidad y la pobreza extrema, como es su proclama.
En esta bifurcaci¨®n de caminos la gu¨ªa es el sentido com¨²n, como recomendar¨ªa el gran pensador escoc¨¦s David Hum, y se impone ejemplificar con la disyuntiva de los millones de j¨®venes universitarios y estudiantes de los tecnol¨®gicos, quienes se preparan intensamente, saben que tienen toda la vida por delante, juzgan con clara conciencia la urgencia que M¨¦xico tiene de encontrar soluciones constructivas y, estoy seguro, que no desean elegir a ciegas o con irresponsabilidad. Puestos a ejercer el derecho al voto, considero que se decidir¨¢n por la ruta del cambio progresista y modernizador que Meade encabeza, pues es el modelo que m¨¢s le conviene al pa¨ªs entero. El destino de M¨¦xico est¨¢ en veremos. Ser¨ªa terrible y muy lamentable una debacle por errores del electorado.
Heriberto M. Galindo Qui?ones es consejero pol¨ªtico de Jos¨¦ Antonio Meade.
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