Estrategia de aniquilaci¨®n
Decenas de los 6.000 europeos que se unieron al ISIS han muerto en ejecuciones extrajudiciales ordenadas por Gobiernos occidentales. No ha habido cr¨ªticas por parte de los pol¨ªticos ni denuncias
El mismo continente que el siglo pasado vivi¨® las peores matanzas de la historia del planeta se transform¨® enseguida en el primer defensor mundial de los derechos humanos. 70 a?os despu¨¦s. Por el contrario, la guerra contra el terror erosiona en Europa el m¨¢s elemental de esos derechos, el de la vida, ante la indiferencia ¡ª?cuando no el aplauso¡ª de las opiniones p¨²blicas.
Con clamorosa pasividad y silenciosa aprobaci¨®n, en efecto, se ha recibido en la UE la confirmaci¨®n de que decenas y decenas de europeos de los 6.000 que se unieron al ISIS (Estado Isl¨¢mico) en Siria o Irak han sido y siguen siendo eliminados ¡ª¡°neutralizados¡± es el t¨¦rmino oficial utilizado¡ª en ejecuciones extrajudiciales autorizadas por los principales Gobiernos del continente sin que el fen¨®meno origine debates en los Parlamentos o denuncias ante los tribunales.
Como ya ha ocurrido en varias ocasiones en Francia o en Catalu?a el pasado verano, la eliminaci¨®n sistem¨¢tica de yihadistas implicados en atentados fue seguida de inmediatas alabanzas p¨²blicas a los agentes que les dispararon sin aclarar previamente si las muertes hab¨ªan sido realmente inevitables.
La deriva en el arrinconamiento y violaci¨®n de los derechos humanos en que ha entrado Europa alcanza ahora a los yihadistas occidentales
Lo que hacen los principales l¨ªderes europeos con sus nacionales en Siria o Irak es mucho m¨¢s grave. De entrada, sus Gobiernos est¨¢n obligados a defender la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos vigente desde 1953, cuyo art¨ªculo segundo dice expresamente: ¡°El derecho de toda persona a la vida est¨¢ protegido por la ley. Nadie podr¨¢ ser privado de su vida intencionadamente, salvo en ejecuci¨®n de una condena que imponga la pena capital dictada por un tribunal al reo de un delito para el que la ley establece esa pena¡±.
Pues bien, los dirigentes de Francia (de donde salieron 1.910 combatientes) y Reino Unido (850), entre otros, han asumido p¨²blica y oficialmente que han ordenado la muerte de numerosos compatriotas que se unieron al ISIS. Argumentan que los pa¨ªses atacados por el yihadismo est¨¢n ¡°en guerra¡± y que quienes se han unido a los terroristas se han convertido en ¡°enemigos¡±.
Las reglas del derecho internacional ante conflictos b¨¦licos tradicionales se han mostrado obsoletas en esta nueva guerra multinacional con m¨²ltiples tent¨¢culos y que ha incluido a las ciudades occidentales en escenarios de matanzas indiscriminadas. Por primera vez desde la II Guerra Mundial, gobernantes de pa¨ªses europeos asumen la estrategia estado?unidense de ¡°abatir¡± a miles de kil¨®metros de las metr¨®polis a enemigos identificados, incluidos compatriotas.
Londres admite haber elaborado una lista con 200 objetivos. Par¨ªs ha reconocido que, entre 2012 y 2016, ¡°neutraliz¨®¡± a 40 yihadistas
Londres ha admitido haber elaborado una lista con 200 objetivos con nombres y apellidos, y Par¨ªs ha reconocido que, entre 2012 y 2016, ¡°neutraliz¨®¡± a 40 yihadistas en distintas partes del mundo.
Para comprobar los radicales cambios en este terreno en muy pocos a?os, basta recordar la muerte de tres miembros del IRA en Gibraltar en 1988 por disparos de agentes del SAS (Special Air Service). El caso origin¨® protestas, miles de art¨ªculos, libros, investigaciones judiciales, decenas de intervenciones parlamentarias¡
Como era habitual entonces, la causa acab¨® en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, que dictamin¨® que se hab¨ªa violado el art¨ªculo segundo de la convenci¨®n. El mismo tribunal dict¨® veredictos similares contra Holanda o Reino Unido por muertes de iraqu¨ªes en la guerra de Irak al comienzo de este siglo o contra Turqu¨ªa por operaciones de su Ej¨¦rcito contra kurdos.
Las preocupaciones de entonces se han tornado hoy en elogiadas licencias para matar. Hay ejemplos por doquier. As¨ª, tras la eliminaci¨®n con drones de dos ciudadanos ingleses en Siria, el ministro brit¨¢nico de Defensa, Michael Fallon, respondi¨® as¨ª a un periodista hace dos a?os: ¡°Si me pregunta si dudaremos en emprender acciones similares hoy, ma?ana, la pr¨®xima semana, le dir¨¦ que no, que no dudaremos¡±.
En efecto, el a?o pasado se inform¨® oficialmente que otro ataque con dron hab¨ªa acabado con la vida de la brit¨¢nica Sally-Anne Jones en Siria.
En Francia, el propio expresidente Fran?ois Hollande reconoci¨® ante los periodistas de Le Monde Fabrice Lhome y G¨¦rard Davet que hab¨ªa autorizado cuatro ejecuciones extrajudiciales a miles de kil¨®metros de Par¨ªs. Pues bien, en la patria de los derechos humanos la noticia fue muy bien recibida despu¨¦s de haber sido salvajemente atacada por terroristas teledirigidos desde Irak y Siria o entrenados en esos pa¨ªses.
Hasta la izquierda francesa se sum¨® con entusiasmo a la alegr¨ªa general. En un debate televisado de los siete aspirantes en las primarias del Partido Socialista franc¨¦s del a?o pasado, todos apoyaron la decisi¨®n del jefe del Estado y a?adieron que ellos har¨ªan lo mismo si un d¨ªa llegaran al El¨ªseo.
Esta siniestra ¡°estrategia de aniquilaci¨®n¡±, como la ha denominado el responsable de la Cruz Roja para Oriente Pr¨®ximo, Patrick Hamilton, hab¨ªa tenido alg¨²n antecedente. En 2014, el a?o en que Francia inici¨® sus bombardeos en Irak, el general Pierre de Villiers inform¨® de que las fuerzas especiales hab¨ªan ¡°neutralizado¡± a siete de ocho yihadistas huidos tras el asalto del a?o anterior a la refiner¨ªa argelina de In Amenas, donde murieron 37 rehenes, uno de ellos franc¨¦s.
La deriva en el arrinconamiento y violaci¨®n de los derechos humanos en que ha entrado Europa alcanza ahora a los yihadistas occidentales supervivientes. Derrotado oficialmente el ISIS tras las ca¨ªdas de Mosul y Raqa, a nadie le interesa saber qu¨¦ ha sido de esos 6.000 europeos (204 espa?oles), cu¨¢ntos han muerto, d¨®nde est¨¢n enterrados o cu¨¢ntos han sobrevivido.
S¨®lo interesa, reconocen observadores en la zona, que las fuerzas especiales ¡ªen Siria hay 4.000 soldados de ¨¦lite norteamericanos, brit¨¢nicos y franceses, como ha contado en este peri¨®dico Natalia Sancha¡ª localicen y neutralicen objetivos supervivientes de las listas negras. Y desde luego, que no regrese ning¨²n combatiente a su pa¨ªs de origen. En una actitud sin precedentes en Europa, los Gobiernos se desentienden de las decenas de prisioneros europeos en manos del Ej¨¦rcito iraqu¨ª y de las Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias (FDS), la milicia kurdo-¨¢rabe apoyada por Washington.
En una sorprendente dejaci¨®n de las tradicionales obligaciones de derecho internacional, Par¨ªs ha rechazado las peticiones de extradici¨®n planteadas por algunos de sus nacionales presos. Una de las solicitantes es la yihadista bretona Emilie K?nig, hija de un gendarme. ¡°Son combatientes y, por tanto, enemigos¡±, ha dicho el ministro de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, al justificar la negativa.
No solo ocho de cada diez franceses apoyan dejar a otros franceses en manos de milicias sin Estado o a la espera de juicios militares en un pa¨ªs con pena de muerte, sino que el l¨ªder de la oposici¨®n, el conservador Laurent Wauquiez, ha pedido que se les quite la nacionalidad. O sea, que se les convierta en ap¨¢tridas, algo prohibido en el derecho internacional. ¡°Esto suena a un reconocimiento de debilidad. Podemos entenderlo, pero es una visi¨®n cortoplacista¡±, ha dicho a Le Monde Yves Trotignon, profesor de antiterrorismo en Sciences Po.
En la reciente presentaci¨®n en Madrid de su libro Daesh en la Casa ?rabe en Madrid, el analista Jes¨²s N¨²?ez Villaverde asegur¨® que los Gobiernos occidentales ¡°sobredimensionan el problema terrorista para recortar derechos y libertades¡±.
Si no es cierto, el resultado es el mismo.
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