Caracas se queda a oscuras
En la capital de Venezuela comienzan a ser recurrentes los apagones: 116 aver¨ªas en 2018. Las protestas se multiplican, mientras el deterioro de la calidad de vida se agudiza
Cien metros de cable recorren un edificio de cuatro pisos y cruzan una calle hasta la casa de Deisy Mar¨ªn en un sector de Las Minas, en el este de Caracas. Desde hace una semana la extensi¨®n permite conectar el colch¨®n antiescaras sobre el que la madre de Mar¨ªn pasa los ¨²ltimos d¨ªas de un c¨¢ncer de seno que se disemin¨® a los huesos por falta de medicinas. Es jueves 8 de marzo, D¨ªa Internacional de la Mujer, y Mar¨ªn no fue a trabajar. No se uni¨® a la huelga que hicieron en otros pa¨ªses para conmemorar la fecha; a ella le toc¨® salir a protestar porque ese d¨ªa su comunidad cumpl¨ªa siete d¨ªas sin luz, una situaci¨®n que ya dej¨® de ser espor¨¢dica en sectores en la capital de Venezuela y que agudiza la conflictividad social y el malvivir de los ciudadanos del pa¨ªs sudamericano, donde escasea hasta la electricidad.
¡°Tengo a mi mam¨¢ con c¨¢ncer, no tengo nevera donde guardar la comida y las medicinas que debe tomar. Tengo dos hijos a los que no les puedo preparar el biber¨®n porque no puedo encender la licuadora. Y tampoco tenemos plata para comprar velas y hielo todos los d¨ªas. Esto es demasiado dif¨ªcil, de verdad¡±, dijo la mujer de 33 a?os, enervada hasta el extremo, mientras ped¨ªa a los vecinos sumarse a la protesta y no ceder a la presi¨®n de los guardias nacionales que se acercaron con la intenci¨®n de disuadirla.
Para el momento en que esa comunidad decidi¨® salir a protestar, la empresa de electricidad estatal, Corpoelec, no les hab¨ªa dado ninguna respuesta sobre el restablecimiento del servicio, despu¨¦s casi una semana de interrupci¨®n. En la espera, indignados en medio de la estrecha calle, se barajaban los lamentos, las especulaciones sobre la aver¨ªa y las v¨ªas para solventarla, que en conjunto dibujan el Estado fallido en el que se ha convertido Venezuela, sumida en una grave crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y social.
Un vecino asegur¨® que el aparato que les daba luz botaba aceite y que no se le hab¨ªa hecho mantenimiento desde hace dos a?os. Otro sugiri¨® conformar una comisi¨®n para ir hablar con un militar que trabajaba en Corpoelec y que suele comer en un restaurante de la zona. Otra m¨¢s cont¨® que perdi¨® las insulinas para su diabetes porque requieren refrigeraci¨®n. Todos expresaron su indignaci¨®n porque un t¨¦cnico de la cuadrilla que se acerc¨® a evaluar la falla les dijo que la empresa no dispon¨ªa de equipos para reemplazar el averiado, por lo que si quer¨ªan luz deb¨ªan comprarlo ellos. La respuesta a esa propuesta estaba en una de las pancartas que llevaron a la protesta: ¡°Somos 80 familias del pueblo, no tenemos 400 millones de bol¨ªvares (unos 1.800 d¨®lares al cambio paralelo) para un transformador¡±.
La falta de mantenimiento de la red el¨¦ctrica, por falta de recursos y de personal, as¨ª como la disminuci¨®n de la generaci¨®n el¨¦ctrica, por la desinversi¨®n, la mala gesti¨®n y la corrupci¨®n en la empresa estatal Corpoelec est¨¢ trayendo la oscurana a la capital, que en a?os de crisis y de chavismo, hab¨ªa estado blindada ante estos eventos. En lo que va de a?o se han producido 116 fallas del servicio en la capital, entre interrupciones totales y bajones en la intensidad de la luz, un n¨²mero que antes pod¨ªa ser el r¨¦cord de todo un a?o, seg¨²n los datos que recaba Aixa L¨®pez, presidenta del Comit¨¦ V¨ªctimas de los Apagones, creado hace 9 a?os cuando las fallas el¨¦ctricas comenzaron a encender las alarmas del colapso que hoy se viviendo.
¡°Caracas ya no est¨¢ blindada, el sistema est¨¢ colapsado y el gobierno se protege con la tesis del sabotaje. Al ciudadano lo ¨²nico que le queda es salir corriendo a desenchufar sus equipos, para salvarlos de los cambios de intensidad en la corriente, porque aunque existe una Ley del Servicio El¨¦ctrico que nos permite fiscalizar el servicio y exigir indemnizaciones, este gobierno no responde¡±, se?ala L¨®pez.
Sin t¨¦cnicos ni equipos
La grave crisis que vive el pa¨ªs tiene su expresi¨®n en cada parpadeo de la luz y en las demoras en solventar las cada vez m¨¢s frecuentes aver¨ªas. En 2017 unos 17.000 trabajadores, muchos de ellos t¨¦cnicos, renunciaron a la empresa el¨¦ctrica; el personal que queda no tiene la indumentaria para trabajar ni para protegerse ante accidentes; los laboratorios especializados para garantizar el mantenimiento preventivo del complejo sistema el¨¦ctrico no est¨¢n operativos por falta de insumos o equipos averiados; y finalmente, aunque hay 3.900 megavatios instalados para atender la regi¨®n central del pa¨ªs, solo se logra generar un tercio de la capacidad porque hay unidades da?adas o sin combustible en el caso de las plantas termoel¨¦ctricas. El diagn¨®stico lo hace un dirigente gremial que pide resguardar su identidad, por temor a represalias del gobierno de Nicol¨¢s Maduro que ya ha encarcelado a sindicalistas por denunciar.
¡°Se ha desprofesionalizado la empresa y los empleados que quedan trabajan horas extras sin d¨ªas de descanso. No tenemos suficientes veh¨ªculos para atender las aver¨ªas y a veces no hay ni 20 metros de cable una reparaci¨®n de rutina¡±, cuenta la fuente y confirma la poca disponibilidad de transformadores para solventar aver¨ªas como la de los vecinos de Las Minas. En calles y autopistas de la ciudad, una Caracas fantasmag¨®rica con hileras de postes apagados, hay otra muestra de la incapacidad de la empresa hasta para reponer un simple bombillo del sistema de alumbrado p¨²blico.
La demanda el¨¦ctrica del pa¨ªs, que llega a 12.000 megavatios por hora, est¨¢ soportada en gran parte por el sistema hidroel¨¦ctrico de Guri, ubicado en el sur del pa¨ªs, que hace un par de a?os baj¨® su nivel de agua por la sequ¨ªa y oblig¨® a un severo racionamiento en las provincias. Este sistema debe suplir el d¨¦ficit de generaci¨®n que tienen las regiones del pa¨ªs, como la centro-norte costera, que incluye a la capital. Cuando el sistema se sobrecarga las l¨ªneas saltan y viene la oscuridad. Marzo est¨¢ apenas comenzando y ya se han reportado apagones que abarcan varios estados del pa¨ªs. Esta semana una falla de gran tama?o dej¨® al aeropuerto internacional Sim¨®n Bol¨ªvar sin luz y bajo el caos y congestion¨® la ciudad por la interrupci¨®n del servicio del Metro. Estos grandes apagones, que el mes pasado se repitieron en tres oportunidades, se suman a los que ocurren de forma puntual en comunidades y a los que afectan a los ciudadanos de forma indirecta, como con el suministro de agua en una ciudad que se surte de un embalse ubicado a 400 kil¨®metros de distancia y que depende de bombas el¨¦ctricas para enviar el l¨ªquido hasta los grifos de Caracas.
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