Incapacidad moral permanente
Keiko Fujimori podr¨ªa neutralizar a su padre con la amenaza de devolverlo a prisi¨®n y gobernar con la sumisi¨®n del vicepresidente
Hace menos de tres meses el presidente del Per¨², Pedro Pablo Kuczynski, lleg¨® al Congreso de este pa¨ªs para presentar su defensa ante la moci¨®n de vacancia (destituci¨®n) presidencial. Hab¨ªa esa solemnidad extra?a y m¨®rbida que ocurre cuando se mezclan los protocolos presidenciales con los preparativos de una ejecuci¨®n.
En los casi doscientos a?os de turbulenta historia peruana hubo apenas tres precedentes de destituci¨®n del presidente por el Congreso y solo uno (Alberto Fujimori, el a?o 2000) por la causa que el pasado diciembre se esgrimi¨® para la vacancia: incapacidad moral permanente. Dif¨ªcil de definir, ?verdad? Tanto por el concepto en s¨ª como por quien aplica la definici¨®n. Eso dice, empero, la Constituci¨®n, que encarga resolver un problema de magnitud kantiana al Congreso, aunque el coeficiente intelectual del actual solo pueda medirse con ayuda del ¨¢lgebra.
La suerte de Kuczynski parec¨ªa echada. Pero el presidente sobrevivi¨® la ejecuci¨®n anunciada y convirti¨® lo que parec¨ªa una aplastante e inexorable victoria del partido mayoritario de Keiko Fujimori (Fuerza Popular) en otra inesperada derrota, una m¨¢s en su notable palmar¨¦s de victorias inminentes que acaban en derrotas sorpresivas. As¨ª ocurri¨® antes en las elecciones presidenciales de 2011 y 2016. La derrota de Keiko Fujimori fue doblemente contundente porque esta no solo se dio por la decisi¨®n de una importante bancada de izquierda (Nuevo Per¨²) de votar con los pies ¡ªmarcharse de la sesi¨®n del Congreso, para negar sus votos¡ª sino por la deserci¨®n de 10 de sus propios congresistas, incluyendo a su hermano Kenji Fujimori, que al abstenerse impidieron lograr los dos tercios necesarios para la vacancia.
Kuczynski sobrevivi¨® y Kenji Fujimori dirigi¨® en las semanas siguientes un cisma que redujo la mayor¨ªa de 72 congresistas de Fuerza Popular a 59. Kuczynski indult¨® a su padre, el exgobernante Alberto Fujimori, e hizo del nuevo grupo de Kenji (con el apoyo t¨¢cito de Alberto) un aliado, mientras Keiko Fujimori quedaba reducida durante un par de meses a un estupor pol¨ªticamente catat¨®nico.
Lo del presidente Kuczynski pareci¨® una maniobra moralmente cuestionable (incumpli¨® en 24 horas su palabra de no indultar al exdictador), pero pol¨ªticamente inteligente. No lo fue.
La ira contra la doblez de Kuczynski por parte de los sectores democr¨¢ticos, incluida la izquierda, que lo condujeron (luego de procesar tercas dudas) a la victoria electoral el 2016 y ayudaron nuevamente a sobrevivir la vacancia en 2017, no solo se expres¨® en marcha tras marcha de protesta en todo el pa¨ªs, sino llev¨® a que la bancada de Nuevo Per¨² promoviera una nueva moci¨®n de vacancia por el indulto.
Parec¨ªan lejos de los dos tercios necesarios. Pero entonces, en este pa¨ªs f¨¦rtil en estratagemas y celadas, el partido de Keiko Fujimori uni¨® fuerzas con sus enemigos izquierdistas para reintentar la vacancia, a menos de tres meses de la anterior. Los izquierdistas tuvieron que tragar el sapo de renunciar al indulto como causa expl¨ªcita de vacancia y concentrarse en acusar a Kuczynski de haber mentido con respecto a sus relaciones (y pagos) con Odebrecht y otras empresas del caso Lava Jato. Eran esas mentiras las que configuraban el reestreno de la ¡°incapacidad moral permanente¡±. Que Kuczynski ha mentido sobre Odebrecht y Lava Jato no cabe duda. Mentiras pat¨¦ticas, de aquellas que suelen darse en adulterios imperfectos antes que en transacciones presumiblemente sofisticadas. Hasta ahora no se le han detectado sobornos, pero s¨ª gruesos (y lucrativos) conflictos de inter¨¦s.
Pero sus acusadores de peso han mentido igual o peor con respecto al mismo caso. Pese a sus negativas reiteradas ¡ªy en m¨¢s de un caso amenazantes¡ª es virtualmente seguro que Keiko Fujimori recibi¨® 1,2 millones de d¨®lares de Odebrecht para su campa?a de 2011. Lo peor para ella es que de esa cantidad, un mill¨®n de d¨®lares provino del Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht. Se trata de dinero negro, lo que la coloca dentro del ¨¢mbito de investigaciones penales. Tambi¨¦n, seg¨²n las confesiones de Jorge Barata, el exjefe de Odebrecht en Per¨², recibieron dinero negro para sus campa?as el propio Kuczynski y los expresidentes Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Alan Garc¨ªa. Todos lo niegan, mientras nuevas evidencias los desmienten.
De manera que si Kuczynski es vacado la pr¨®xima semana, lo ser¨¢ por la mismas razones por las que deber¨ªan sufrir igual suerte sus acusadores. Pero esas razones son el pretexto que oculta los motivos reales: Para Keiko Fujimori, consciente de que su hermano y ahora abierto enemigo Kenji seguir¨¢ socavando su esperanza de poder, con el auxilio de su padre, la vacancia es la ¨²nica forma de anular los efectos del indulto.
As¨ª podr¨¢ neutralizar a Alberto Fujimori con la amenaza (a trav¨¦s de terceros) de devolverlo a prisi¨®n y gobernar con la sumisi¨®n del hoy vicepresidente Mart¨ªn Vizcarra, a quien hace pocos meses denostaba en los m¨¢s duros t¨¦rminos pero ahora describe como un estadista de tel¨²rica sabidur¨ªa.
Ni en el ep¨®nimo establecimiento de Charenton habr¨ªan bordado mejor el absurdo en el farsesco argumento cuyo desenlace se perpetrar¨¢ el mi¨¦rcoles de la pr¨®xima semana y donde quienes pierden son los espectadores.
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