¡°Ni L¨®pez Obrador es Hugo Ch¨¢vez, ni M¨¦xico es Venezuela¡±
El historiador cree que los problemas de M¨¦xico se han agudizado durante el sexenio de Pe?a Nieto y que no hay programas en esta campa?a electoral
No quiere fotos. Coqueto y en plena forma, Jean Meyer (Niza, 1942) recibe a El PA?S en su casa de una zona residencial del oeste de Ciudad de M¨¦xico. En un espa?ol perfecto, que a veces delata su origen franc¨¦s, el autor de La Cristiada, Premio Nacional de las Ciencias y las Artes de M¨¦xico, miembro de la Academia mexicana de la Historia y ahora profesor em¨¦rito del Centro de Investigaci¨®n y Docencia Econ¨®micas (CIDE) desgrana su visi¨®n sobre este a?o electoral que supone una encrucijada entre el cambio y la continuidad sin parang¨®n en la historia reciente de M¨¦xico. Para el prestigioso intelectual, nacionalizado mexicano, los problemas se han agravado en este sexenio, con pocos visos de soluci¨®n a corto plazo, independientemente de quien gane las elecciones. Lo revolucionario, en su opini¨®n, ser¨ªa atajar problemas como la pobreza y la sanidad, unos objetivos m¨¢s alcanzables y menos ret¨®ricos que pretender acabar con la corrupci¨®n y la violencia, pero que, lamenta, no forman parte de la campa?a de ninguno de los candidatos que se presentan a los comicios presidenciales del 1 de julio.
Pregunta. La sociedad mexicana parece m¨¢s desalentada que a?os atr¨¢s¡
Repuesta. No s¨¦ si desalentada o enojada. Igual ambas cosas van juntas. Pero, efectivamente, hay un hartazgo de que, aparentemente, no se ha logrado nada en este sexenio. Digo aparentemente porque estoy seguro de que las reformas que se hicieron tendr¨¢n alg¨²n efecto positivo a largo plazo. El sexenio empez¨® con esperanza porque, en esta ocasi¨®n, no se puso en duda que hab¨ªa ganado Pe?a Nieto. Hubo un pacto, casi podr¨ªamos decir que de civilidad, no s¨¦ si con todos los partidos, pero s¨ª por lo menos con el PAN que, en este caso, se port¨® con responsabilidad, como si fuera la leal oposici¨®n a su majestad. No hubo un momento revanchista. Pero la violencia estaba ah¨ª y el presidente Pe?a Nieto regres¨® a la misma estrategia de Felipe Calder¨®n de mandar al Ej¨¦rcito. Desde entonces, hay dos obsesiones de los mexicanos que explican su hartazgo, su desaliento y su enojo: la corrupci¨®n y la violencia. Una de las explicaciones es que la alternancia pol¨ªtica, que es algo deseable, precipit¨® el fen¨®meno. Durante d¨¦cadas, los narcotraficantes estuvieron sometidos al Estado mexicano que les cobraba un derecho de protecci¨®n. En 2000, cuando el PRI pierde la presidencia, el presidente deja de tener el poder que ten¨ªan los anteriores. Entonces, llega un momento en que ya no es el Gobierno de turno o los gobernadores del PRI quienes venden la protecci¨®n, sino que tienen que negociar y es cuando la violencia se dispara, se vuelve permanente.
P. Hay zonas del pa¨ªs que parecen fuera de control, donde la poblaci¨®n es reh¨¦n de la violencia de bandas, ya no v¨ªctimas del fuego cruzado entre las fuerzas de seguridad y los delincuentes...
Hay un hartazgo de que, aparentemente, no se ha logrado nada en este sexenio
R. Exacto. Es un fen¨®meno de fragmentaci¨®n, de multiplicaci¨®n. Como la ameba que se corta en dos, se corta en dos y se corta en dos¡ Muchas veces los gobernantes se hacen los tontos, pero la gente no. Por ejemplo, la autoridad pol¨ªtica en Ciudad de M¨¦xico dice que no hay problemas hasta que, hace 15 d¨ªas, dos ni?os de 13 y 14 a?os mueren a balazos en Tepito, peleando. No son v¨ªctimas del azar o de balas perdidas. Est¨¢n en la ciudad. No hay ning¨²n lugar del pa¨ªs que est¨¦ a salvo en este momento. A veces se logra una pacificaci¨®n moment¨¢nea, como en Tijuana, pero ya me dicen que otra vez est¨¢ remontando¡ Es el cuento de nunca acabar. No digo que no haya soluci¨®n, pero ser¨¢ a largo plazo.
P. M¨¢s de 11 a?os de violencia son muchos para no dejar huella. ?Est¨¢ cambiando la sociedad mexicana?
R. Ese es el otro fen¨®meno. El de la banalizaci¨®n de la violencia y el de la violencia con un sadismo gratuito. Sabemos que hay j¨®venes, muchas veces ni?os, que quieren ser sicarios y la prueba a la que les someten es que tienen que torturar o matar con arma blanca a alguien y que antes de hacerlo o de entrar en acci¨®n se drogan y eso explica que todo sea desmedido: tatuar a las v¨ªctimas, desmembrarlas o enterrar el cad¨¢ver junto a un animal, una simbolog¨ªa demon¨ªaca.
El feminicidio es un fen¨®meno permanente.?El sadismo puede que haya crecido, pero no creo que el n¨²mero de asesinatos, hay una enfermedad mental
P.?Cree que esa banalizaci¨®n est¨¢ relacionada con el auge de los feminicidios?
R. S¨ª. Creo que honestamente, m¨¢s que crecimiento, hay una mayor visibilidad. Empieza a haber un movimiento de mujeres organizadas en M¨¦xico, no tan fuerte como en otros pa¨ªses, pero ya empieza, las madres que buscan a sus hijos o hijas desaparecidos y ahora se les da publicidad como casos ejemplares. Por desgracia, el feminicidio es un fen¨®meno permanente. El sadismo puede que haya crecido, pero no creo que el n¨²mero de asesinatos, hay una enfermedad mental. En los peores momentos de la Revoluci¨®n, en 1913, o entre 1926 y 1929, cuando la Cristiada, se sol¨ªa utilizar, pero no de manera tan generalizada, el tormento a la v¨ªctima para hacerla hablar. Pero a quienes lo hac¨ªan se les consideraba locos, casos especiales. Se buscaba una explicaci¨®n racional para esos comportamientos.¡
P. Los mexicanos protestan poco, no reclaman¡
R. Porque sabemos que no hay nada que hacer. Un amigo de origen republicano espa?ol me dice que es la herencia asi¨¢tica. Algo de eso hay. Y tambi¨¦n la experiencia interiorizada de que no va a servir para nada.
Hasta ahora, la campa?a electoral ha sido lamentable, no ha existido
P. ?C¨®mo est¨¢ viendo la campa?a electoral?
R. Hasta ahora, lamentable, no hay campa?a. Hay golpes, pero programas no he visto.
P. ?Qu¨¦ deber¨ªa estar, en su opini¨®n, en primer plano de la campa?a? ?Por d¨®nde deber¨ªa empezar a cambiar M¨¦xico?
R. En orden de importancia, el primer tema es la lucha contra la pobreza. La lucha contra la corrupci¨®n y la violencia es a largo plazo. Son esenciales, son primordiales, pero lentas. Se necesitar¨ªa un cambio en la cultura pol¨ªtica mexicana para que lo que hiciera el pr¨®ximo presidente en seis a?os, no fuera destruido por el siguiente. El segundo punto es, y ning¨²n candidato lo ha tocado, la sanidad. La crisis de los hospitales, el abandono¡ Mi tercera prioridad es la crisis ambiental. M¨¦xico sigue destruyendo sus bosques, la expansi¨®n de la mancha urbana de Ciudad de M¨¦xico es una locura, es un crimen, cualquier megal¨®polis mexicana tiene una contaminaci¨®n intolerable y solo nos preocupa a tres locos, nadie nos pela.
P. ?Cree que existe como una nostalgia de un PRI aut¨¦ntico?
R. La necesidad de unificar a todos los mexicanos, como proclama Morena, era una idea del viejo PRI. Frank Brandenburg, el polit¨®logo de los a?os 70, comparaba al PRI con una catedral. Los arquitectos saben que la catedral tiene su nave central y sus capillas laterales, a la derecha y a la izquierda, donde caben todos los santos. Cuando ahora comparan a Morena en una met¨¢fora un poco fea con el cami¨®n de la basura, yo remito a la met¨¢fora de la catedral. Creo que realmente la ideolog¨ªa, la cultura pol¨ªtica que mueve a L¨®pez Obrador, porque realmente el movimiento es su persona, es la del [partido] Nacional Revolucionario [antecedente del PRI] y no digo revolucionario en sentido marxista.
P. Hay quien lo compara con Hugo Ch¨¢vez¡
R. L¨®pez Obrador no es Ch¨¢vez ni M¨¦xico, Venezuela. Tampoco se parece a Trump que es r¨¢pido, pero los dos han dicho de manera diferente que iban a conseguir sus objetivos por su personalidad. L¨®pez Obrador ha dicho que cuando llega a la presidencia un hombre incorruptible y cuando la presidencia es la encarnaci¨®n de la honestidad se acaba la corrupci¨®n. Tiene una base, un electorado duro, convencido, que no le va a fallar. Luego tiene a mucha gente que, aunque no le guste, lo ve como la ¨²nica rendija, la ¨²nica peque?a posibilidad de cambio¡
P. Mucha gente piensa que las cosas no pueden ir a peor¡
R. As¨ª es. Y luego est¨¢ la gran inc¨®gnita de los millones de j¨®venes que van a votar por primera vez. Habl¨¦ con los responsables de los sondeos serios y me dicen que no saben qu¨¦ va a pasar, que ni saben si van a votar.
P. ?C¨®mo pueden ser las relaciones con Donald Trump si L¨®pez Obrador es presidente?
R. En la pr¨¢ctica, jam¨¢s los intercambios comerciales han sido tan fuertes y la emigraci¨®n es necesaria en la vida cotidiana de los Estados fronterizos y los gobernadores de esos Estados saben que su econom¨ªa depende de esa zona fronteriza, que no es una frontera, sino una regi¨®n. M¨¦xico podr¨ªa darse el lujo de decir ni te oigo ni te contesto. Nadie sensato puede pensar en golpear a EE UU. Lo ¨²nico que hay que hacer es esperar que la investigaci¨®n del fiscal Robert Mueller o cualquier otra d¨¦ resultado¡ o a que si Trump es derrotado en las elecciones intermedias de noviembre, quien tome el poder en M¨¦xico el 1 de diciembre, pueda descansar.
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