La justicia da luz verde al ingreso en prisi¨®n de Lula

Si estuvi¨¦semos hablando de un ciudadano cualquiera, no habr¨ªa motivo para pensar que la orden no se emitir¨ªa y ejecutar¨ªa lo antes posible, pero Lula es de todo menos cualquiera. El expresidente ya ha ido tejiendo una compleja red de recursos ante varios tribunales que deber¨ªan ir retrasando m¨¢s y m¨¢s la ejecuci¨®n de las sentencias en su contra.

Por ejemplo, esta sentencia del TRF-4 depende de lo que decida el Tribunal Supremo sobre el recurso de habeas corpus que el expresidente ya ha solicitado. Si se concede este recurso, se paralizar¨¢ la ejecuci¨®n de la sentencia de la instancia. Si no lo hace y Moro da la orden, Lula no tendr¨¢ m¨¢s remedio que ir a prisi¨®n. Eso se decidir¨¢ el 4 de abril, fecha en la que el Supremo se reunir¨¢ para votar.

La espera es corta aunque tambi¨¦n es imprevista. El Supremo ten¨ªa que haberse pronunciado el jueves pasado pero, en un momento no sin tintes de farsa, uno de los magistrados asegur¨® que ya hab¨ªa hecho check-in en un vuelo que saldr¨ªa en unas horas y, ante los ojos at¨®nitos de las incontables personas que segu¨ªan el decisivo proceso por televisi¨®n, pidi¨® que la sesi¨®n se acortase y se votase otro d¨ªa. Se acord¨® el d¨ªa 4, lo que tambi¨¦n ha provocado otro enredo: Gilmar Mendes, el juez del Supremo m¨¢s cercano a los conservadores, y por tanto el m¨¢s enemistado con Lula, ha anunciado que no podr¨¢ presentarse a votar porque ya tiene un compromiso para ese d¨ªa. Ese compromiso puede ser fundamental porque sin Mendes, el resultado quedar¨ªa en un empate 5 a 5, lo que, en casos de habeas corpus, significa la aprobaci¨®n autom¨¢tica. Lula quedar¨ªa fuera de prisi¨®n, el pa¨ªs se ahorra una serie de desagradables debates sobre la protecci¨®n a pol¨ªticos fuera del cargo, y nadie se habr¨¢ manchado las manos defendi¨¦ndole.

El Supremo es ahora la gran esperanza del expresidente porque Lula tiene m¨¢s afinidad con esos magistrados.Y ellos no ven necesariamente con buenos ojos la idea de que una sentencia en la segunda instancia baste para llevar a alguien a prisi¨®n: fue el mismo Supremo quien as¨ª lo decidi¨®, en octubre de 2016, pero con un margen muy estrecho (5 contra 6). Y desde entonces, uno de los magistrados (Gilmar Mendes, de nuevo) ha comentado que podr¨ªa haber cambiado de opini¨®n. Tambi¨¦n se espera que un juez cercano al PT y nominado por Lula, Dias T¨®ffoli, se suma al m¨¢ximo tribunal en Brasil. Si Lula, el gran orquestador, consigue alinear todos los elementos a su favor, por ejemplo, en el momento de recurrir la sentencia del TRF-4, a¨²n puede vivir para luchar otra batalla.

De fondo ,en todo este asunto est¨¢ la cuesti¨®n de los privilegios que se le conceden a un pol¨ªtico brasile?o. En Brasil, los cargos p¨²blicos m¨¢s altos (presidencia y ministros) gozan de aforamiento ante cualquier delito que hayan cometido antes de la investidura, lo que da una idea de hasta d¨®nde quiere llegar Lula con su huida hacia adelante: el 15 de agosto, fecha en la que se puede registrar como candidato. Eso zanjar¨ªa la cuesti¨®n que nadie responder. Si un expresidente se libra de la prisi¨®n, malo: todos los pol¨ªticos detenidos por sentencias en segunda instancia querr¨ªan pedir un trato similar. Pero si el expresidente entra es peor. Es que ya nadie est¨¢ a salvo.

Candidato ganador e inelegible a la vez

Lula lidera desde hace a?os las encuestas de intenci¨®n de voto a las elecciones de este octubre pero nadie sabe si llegar¨¢ candidato o no. En el peor de los casos, estar¨¢ en la c¨¢rcel cuando se celebren los comicios; en el mejor, estar¨¢ recurriendo su condena, lo cual, seg¨²n la ley Ficha Limpa aprobada en 2010, inhabilita a aspirar a la presidencia. Por ahora, la estrategia del petista es hacer campa?a, mucha y muy escandalosa; de esta forma, llegado el momento de registrarse como candidato en agosto, el Tribunal Superior Electoral lo tendr¨¢ m¨¢s dif¨ªcil para imped¨ªrselo. Y aunque eso ocurra, el Partido de los Trabajadores a¨²n puede recurrir la decisi¨®n del Tribunal ante el Tribunal Supremo y seguir haciendo campa?a hasta que sea demasiado tarde para uno de los dos bandos. Hasta el final, Lula ser¨¢ a la vez un candidato formidable y uno inelegible