9 semanas y media, romance o inmolaci¨®n
Tras la deslucida comparecencia de Jos¨¦ Antonio Meade, propios y extra?os han asumido que la carrera se reduce a dos y ¨¦l no est¨¢ entre ellos
Tras el debate me pregunto qu¨¦ pel¨ªcula podr¨ªa tener Enrique Pe?a Nieto en su cabeza a poco m¨¢s de nueve semanas de la elecci¨®n presidencial: ?Titanic o, justamente, 9 semanas y media? ?M¨²sicos resignados a ahogarse con sus instrumentos en la mano o, por el contrario, un nuevo romance de intensas pasiones y probables desencuentros?
M¨¢s del autor
Hace unos d¨ªas afirm¨¦ en este espacio que el presidente y su candidato parec¨ªan ser los ¨²nicos que no se percataban de que su causa estaba perdida. Supongo que a¨²n manten¨ªan la esperanza de un milagro en el debate celebrado el domingo pasado. Pero tras la deslucida comparecencia de Jos¨¦ Antonio Meade, propios y extra?os han asumido que la carrera se reduce a dos y ¨¦l no est¨¢ entre ellos.
De all¨ª la pregunta que todos nos hacemos: ?qu¨¦ va a pasar con los enormes recursos pol¨ªticos, econ¨®micos, jur¨ªdicos y medi¨¢ticos que apoyan al candidato oficial? Al PRI le faltan votos , pero le sobra todo lo dem¨¢s: ministros en los tribunales electorales, medios de comunicaci¨®n y periodistas aceitados por la publicidad oficial, gobernadores que operan el territorio, pol¨ªticas asistenciales de car¨¢cter clientelar, predominio en las c¨¢maras legislativas y un largu¨ªsimo etc¨¦tera. ?Qu¨¦ va a hacer con eso Pe?a Nieto en las nueve semanas y media que faltan para su derrota?
Parecer¨ªa que no hay m¨¢s que de dos sopas. Utilizar sus recursos para suicidarse en una batalla perdida de antemano o usarlos para escoger al vencedor y negociar una rendici¨®n a modo. La primera opci¨®n significar¨ªa seguir aplicando la maquinaria para enlodar a los otros dos contendientes con la vana esperanza de alcanzarlos. El problema de esta opci¨®n es que uno de ellos ser¨¢ el pr¨®ximo presidente. Y en tal caso un presidente profundamente enemistado con su antecesor y su equipo. Y esto no es peccata minuta, porque podr¨ªa entra?ar procesos penales.
La segunda opci¨®n, pactar con uno de los dos punteros, significa tragarse su orgullo y escoger al adversario al que se le rendir¨¢ la plaza. Y si tal fuera el caso, ?a cu¨¢l de los dos rivales? La respuesta parecer¨ªa obvia: Ricardo Anaya, candidato del PAN. La tradici¨®n del llamado PRIAN da para eso y m¨¢s. Y puentes no faltar¨ªan; all¨ª est¨¢n los Diego Fern¨¢ndez de Cevallos, Vicente Fox, Jorge Casta?eda, Santiago Creel y muchos otros como ellos. Y sobra decir que el m¨¢s fuerte de estos puentes ser¨ªa el sector empresarial.
Pero la otra opci¨®n (permitir, si no es que facilitar, el triunfo de Morena) aunque menos probable tampoco es impensable. Primero, porque garantiza el blindaje. L¨®pez Obrador puede ganarle a Ricardo Anaya a pesar del apoyo de Pe?a Nieto, con lo cual el presidente habr¨ªa desperdiciado su ¨²nico cartucho. Pero no al rev¨¦s, Anaya no est¨¢ en condiciones de vencer a Morena y a una maquinaria oficial neutra o favorable al tabasque?o.
Segundo, hoy por hoy L¨®pez Obrador parece estar m¨¢s dispuesto al borr¨®n y cuenta nueva que Ricardo Anaya. Ciertamente entre PRI y PAN de los ¨²ltimos a?os existen tantos rasgos en com¨²n que parecer¨ªan pertenecer a una misma familia; pero en ocasiones esos parentescos dan lugar a los m¨¢s apasionados fratricidios. V¨¦ase si no el odio visceral que se profesan anayistas y calderonistas, hermanos panistas hasta hace dos a?os. Y por lo dem¨¢s, la personalidad de L¨®pez Obrador es de todos conocida, en particular su vocaci¨®n para aceptar en su arca a todas las especies, expri¨ªstas incluidos. No as¨ª el car¨¢cter del ni?o maravilla, duro y afilado, con tan poca experiencia en el poder que nadie puede descartar una sorpresa una vez sentado en la silla presidencial. Por lo pronto, Anaya es el que m¨¢s ha hablado de castigar a los miembros del actual gobierno, y motivos no le faltan luego de la cacer¨ªa de la que ha sido objeto por parte de las autoridades.
Y tercero, si bien los "t¨¦cnicos" vinculados al PRI, empezando por el propio Meade, est¨¢n simbi¨®ticamente vinculados al los del PAN (han gobernado juntos los ¨²ltimos 20 a?os); muchos de los "pol¨ªticos" del propio PRI no ver¨ªan con malos ojos a sus contrapartes de Morena. Despu¨¦s de todo, la mayor parte de sus ahora rivales fueron pri¨ªstas. Ricardo Monreal, Manuel Bartlett, Porfirio Mu?oz Ledo, Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas y, desde luego, el propio L¨®pez Obrador entre otros muchos.
Pe?a Nieto arranc¨® este sexenio con dos grandes alfiles a su lado, el operador pol¨ªtico Miguel ?ngel Osorio Chong y el operador econ¨®mico Luis Videgaray. Este ¨²ltimo ser¨ªa capaz de negociar una alianza con el PAN en el transcurso de un caf¨¦. A Osorio le tomar¨ªa una comida, pero har¨ªa lo mismo con Morena. Pe?a Nieto tiene nueve semanas y media para armar su idilio o inmolarse con m¨²sica de violines de la mano de Meade.
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