Cuba: ?¡®d¨ªaz¡¯ nuevos?
?Leer¨¢ D¨ªaz-Canel la realidad pasando de ser el ¡°protegido¡± del sistema a construir su propia legitimidad sobre las v¨ªas de cambio que le exige la historia?
Ha pasado poco m¨¢s de un mes desde que Miguel D¨ªaz-Canel asumi¨® como presidente del Consejo de Estado ¡ªjefe de Estado¡ª de Cuba. En un sistema tan poco flexible no sorprende que hasta el momento sean pocas las novedades sustantivas; a fin de cuentas, D¨ªaz-Canel es criatura del sistema, de outsider no tiene nada y cualquier novedad sustantiva tocar¨ªa, seguro, asuntos de fondo que para muchos suenan intocables. La historia ha demostrado, sin embargo, que, en sistemas pol¨ªticos esclerotizados por su verticalismo o su prolongaci¨®n en el tiempo, los insiders pueden acabar siendo cruciales en una transici¨®n pol¨ªtica. Uno de los casos emblem¨¢ticos es, por cierto, el de Adolfo Su¨¢rez, actor fundamental en la transici¨®n democr¨¢tica espa?ola, quien hab¨ªa sido alto funcionario del r¨¦gimen del general¨ªsimo Franco y quien fue vital en el pase del franquismo retr¨®grado a la democracia.
Al margen de un asunto de ¡°estilo¡± en el que el jefe de Estado cubano por primera vez despu¨¦s de casi 60 a?os no vista el uniforme verde olivo, haga gala de un estilo m¨¢s moderno y comunicativo, ya no se apellide Castro, que haya nacido luego de la revoluci¨®n de 1959 y que en torno a algunos temas D¨ªaz-Canel haya dado se?ales moderadas de ¡°aperturismo¡± (Internet, comunidad LGTBI, etc.) son algunos de los puntos de partida para preguntarse si vendr¨¢n cambios sustantivos, sobre lo que no hay se?ales a¨²n.
Surgen preguntas fundamentales en tres ¨¢mbitos: la pol¨ªtica, la econom¨ªa y las relaciones internacionales, especialmente con los Estados Unidos.
La pol¨ªtica y el poder: no hay nada que permita sospechar que se podr¨ªan producir cambios de fondo. El Consejo de Estado de 23 miembros ¡ªque ahora encabeza D¨ªaz-Canel¡ª tiene suficientes personajes hist¨®ricos de la vieja guardia como para asegurar que las cosas no se salgan del cauce inercial de la ortodoxia vigente. Y, por cierto, la permanencia de Ra¨²l Castro como secretario general del Partido Comunista ¡ªal menos hasta el 2021¡ª y el tambi¨¦n ortodoxo politbur¨® que lo acompa?a.
En el aspecto econ¨®mico, producir y mostrar resultados no puede esperar. Las condiciones imperantes son cr¨ªticas y es insostenible el ritmo cansino de una ¡°reforma econ¨®mica¡± que se qued¨® en pa?ales y cuyos generadores parecen aterrados ante el posible fortalecimiento del sector privado. La crisis venezolana pone en riesgo la ¨²nica muleta econ¨®mica que queda haciendo imperativo salir del hoyo.
La econom¨ªa nacional est¨¢ estancada, prevalecen la ineficiencia, la baja productividad y la corrupci¨®n. Para aumentar la inversi¨®n y hacer m¨¢s eficiente la econom¨ªa una apertura en serio es impostergable. ?Es eso posible? En teor¨ªa. ?Por qu¨¦ no? Sin cambiar sustantivamente su r¨¦gimen pol¨ªtico, pa¨ªses como China o Vietnam han abierto sus puertas a una inversi¨®n y expansi¨®n capitalista espectacular que ha tra¨ªdo bienestar a su poblaci¨®n.
Pese a que ser¨ªa l¨®gico que algo as¨ª se hiciera en Cuba, no se hace. Cuando pregunt¨¦ en La Habana esto a economistas destacados del Gobierno, me contestaron que el car¨¢cter de los cubanos era diferente al de chinos o vietnamitas porque no aguantar¨ªan ese ritmo.
Pretextos. Parecer¨ªa que la resistencia a la apertura econ¨®mica obedece no tanto a ideolog¨ªas sino m¨¢s a privilegios e intereses materiales muy concretos que se podr¨ªan ver afectados. En particular del Ej¨¦rcito que maneja buena parte de las empresas estatales y, en especial, las inversiones en el rentable sector tur¨ªstico a trav¨¦s de la empresa Gaviota.
En lo internacional, es prematuro prever grandes cambios, especialmente en la relaci¨®n con EE UU. Con Trump al frente es dif¨ªcil; no solo para D¨ªaz-Canel. Sin ninguno de los Castro como jefe de Estado eso deber¨ªa abrir la ruta, en teor¨ªa, para que var¨ªe la mantenci¨®n del embargo impuesto en 1962 ¡ªy reforzado por la Ley Helms-Burton de 1996¡ª que tiene una de sus justificaciones en eso. Si las cosas apuntan hacia una flexibilizaci¨®n con el inamovible dictador coreano Kim Jong-un, no tendr¨ªa l¨®gica no prestar atenci¨®n a este cambio presidencial caribe?o.
?Leer¨¢ D¨ªaz-Canel la realidad pasando de ser el ¡°protegido¡± del sistema a construir su propia legitimidad sobre las v¨ªas de cambio que le exige la historia?
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