Guatemala, un volc¨¢n solo para pobres
A la misma hora en la que mor¨ªan 100 personas y otras 200 quedaban sepultadas bajo la ceniza, en un hotel de lujo en la zona fueron evacuados los hu¨¦spedes siguiendo las mismas se?ales de alarma
A las 6.00 de la ma?ana, Domingo L¨®pez, un campesino enjuto y fibroso de 79 a?os, se despert¨® por los ladridos de los perros en San Miguel Los Lotes, una de las seis comunidades que se levantan en las faldas del?Volc¨¢n de Fuego. El anciano se ech¨® agua en la cara, puso a calentar los frijoles, dio de comer a las gallinas y barri¨® la entrada de la vivienda de cemento y l¨¢mina. Los animales estaban nerviosos.
A la misma hora, dos casas m¨¢s arriba, Francisco Gonz¨¢lez, abri¨® los ojos y mir¨® el volc¨¢n. Un gesto entre el temor y el respeto que repet¨ªa con inercia cada ma?ana. Lo vio nublado. Se puso un pantal¨®n ra¨ªdo, una camiseta del F. C. Barcelona, tom¨® el machete y sali¨® de casa para cortar le?a. Descendi¨® por la vereda y pas¨® por delante de la casa de Gloria, quien repasaba mentalmente la ropa con la que se vestir¨ªa, como cada domingo, para ir al templo.
A esa hora campesina en la que apenas sale el sol, en un despacho de la capital del pa¨ªs, ya hab¨ªa un bolet¨ªn ¡°especial¡± del Instituto de Vulcanolog¨ªa (Insivumeh) en la mesa del director de Protecci¨®n Civil?en el que se advert¨ªa de una explosi¨®n del volc¨¢n y de que la vida de Domingo, Francisco y Gloria, tal como la conoc¨ªan hasta entonces, estaba a punto de desaparecer.
Sin embargo, por descoordinaci¨®n, falta de medios o indolencia nadie acudi¨® a avisarles con tiempo y antes de las tres de la tarde, todos ellos hab¨ªan perdido su casa y lo que era su pueblo. Y con ¨¦l sus padres, hermanos y nietos que yac¨ªan bajo toneladas de ceniza despu¨¦s de que un r¨ªo de agua hirviendo, gases y piedras -conocido como flujos pirocl¨¢sticos- bajase por la monta?a a 210 kil¨®metros por hora arrasando con lo que se encontraba.
En su torrente arrastraba animales muertos, enormes piedras calientes y un magma polvoriento que mat¨® a 109 personas y esparci¨® por la zona a otras 200 m¨¢s a quienes nadie encuentra y ya nadie busca, salvo sus familiares. ¡°No dio tiempo a nada, el cielo se oscureci¨® y cuando me di cuenta bajaba por la ladera un r¨ªo caliente que lo tumbaba todo¡±, recuerda Gloria,?a¨²n vestida de domingo, tirada en el suelo de un albergue en Escuintla, una de las localidades a donde se han desplazado los afectados.
Un volc¨¢n es diferente a un terremoto o un hurac¨¢n durante las horas posteriores de rescate. A la destrucci¨®n y la muerte se suman el calor, la nube de ceniza y un aire ¨¢cido irrespirable. En la superficie la temperatura es de 100 grados, pero a un palmo de profundidad, la temperatura sube hasta los 700 grados.
S¨®lo el primer d¨ªa hubo que evacuar del lugar a dos periodistas con las manos abrasadas y a las m¨¢quinas que trabajaban en la zona hay que echarles agua cada poco tiempo para que no se derritan las llantas.
En los primeros camiones de ayuda, adem¨¢s de agua y comida llegaron cientos de botas porque las de los bomberos se derret¨ªan despu¨¦s de trabajar en el terreno. La mayor¨ªa de heridos entrevistados en los albergues ten¨ªan los pies vendados por las quemaduras que dej¨® la lava en la huida.
El campo de golf evacuado
Mientras eso suced¨ªa, a s¨®lo cuatro kil¨®metro de all¨ª, los hu¨¦spedes de uno de los campos de golf m¨¢s lujosos de Centroam¨¦rica, terminaban de comer el espectacular brunch con sushi y comida italiana que se sirve cada domingo en el hotel La Reuni¨®n, donde el precio por noche ronda los 200 d¨®lares.
Acto seguido fueron desalojados en perfecto orden. Los m¨¢s de 100 hu¨¦spedes empacaron, hicieron el check-out, metieron las cosas en el coche, se tomaron las ¨²ltimas selfies, y quienes no ten¨ªan veh¨ªculo propio, fueron trasladados en el autob¨²s del hotel.
Entre las 11.00 de la ma?ana, cuando la gerente del hotel dio la orden, y las 12.55, m¨¢s de 300 personas fueron evacuadas del imponente complejo sin una sola torcedura de tobillo. Cuando a las 15.00 horas el sunami volc¨¢nico de barro, ceniza y azufre arras¨® el complejo, estaba completamente vac¨ªo.
¡°Utilic¨¦ el sentido com¨²n. Aqu¨ª no hubo informaci¨®n privilegiada, ni llamadas de alerta exclusivas. Est¨¢bamos pendientes desde que a las 6.00 de la ma?ana lleg¨® el bolet¨ªn del Instituto de Vulcanolog¨ªa. Las alertas que env¨ªan son p¨²blicas y las recibimos cada pocas horas como todo el mundo. Inicialmente no era especialmente alarmante pero era suficiente con ver que el volc¨¢n estaba haciendo cosas extra?as. Echaba humo en fumarolas intermitentes y observamos un movimiento extra?o de tierra¡±, explica abatida Evelyn Gonz¨¢lez, gerente del hotel que ese d¨ªa orden¨® desalojarlo, frente a la indiferencia de la?Coordinadora Nacional para la Reducci¨®n de Desastres (Conred, Protecci¨®n Civil) que hizo caso omiso a las advertencias.
Evelyn es la responsable de haber salvado 300 vidas, casi la misma cifra, entre fallecidos y desaparecidos, que se esfumaron bajo el r¨ªo de flujos pirocl¨¢sticos a 30 minutos caminando a buen paso de ah¨ª. ¡°Hemos sido capacitados para ello, dimos la alarma y evacuamos antes de que nos avisaran a las 11.30. Cuando lleg¨® la nube pirocl¨¢stica ya solo quedaba en el hotel el personal de seguridad. Sab¨ªamos que cuando se llenara la Y?que se forma en la ladera del volc¨¢n esta vendr¨ªa hacia nosotros¡±, detalla con la exactitud de un vulcan¨®logo Cristian P¨¦rez, jefe de servicio del hotel. A su cargo hay 32 personas que reciben frecuentemente cursos y entrenamiento para intuir el comportamiento del coloso de casi 4.000 metros de altura y organizar la evacuaci¨®n.
Este mi¨¦rcoles, mientras rescatistas y familiares se quemaban las manos sacando familiares calcinados, la indolente actuaci¨®n de Conred lleg¨® al Congreso, que anunci¨® una investigaci¨®n. La fiscal¨ªa tambi¨¦n actuar¨¢ de oficio y en cualquier otro pa¨ªs que no fuera Guatemala los responsables podr¨ªan acabar en la c¨¢rcel. Por el momento, el director general sigue en su puesto.
En su comparecencia en la C¨¢mara, Sergio Caba?as admiti¨® que no evacu¨® ninguna de las comunidades cercanas al volc¨¢n porque nunca recibi¨® una alerta clara del servicio de vulcanolog¨ªa. A la pregunta de un diputado sobre qui¨¦n hab¨ªa evacuado a los hu¨¦spedes del campo del golf, Ca?as respondi¨® desafiante: ¡°?Qui¨¦n evacu¨® a los ricos?, nadie. ?Qui¨¦n evacu¨® a los pobres?, nadie".
La negligencia se prolong¨® durante todo el d¨ªa. Un trabajador de Conred que no quiere dar su nombre mostr¨® a este peri¨®dico su tel¨¦fono m¨®vil. En ¨¦l hay una alerta a las 16.20 horas del domingo anunciando el aumento de la actividad s¨ªsmica y ordenando el desalojo de los habitantes. A esa hora, aldeas como El Rodeo, La Reina, La Libertad y San Miguel Los Lotes eran ya un recuerdo sepultado. ¡°Se pod¨ªa haber evitado estas v¨ªctimas o, al menos, reducido a unas cuentas¡±, explica a El Pa¨ªs Alejandro Maldonado, director de Conred durante 12 a?os.
Guatemala, una historia convulsa
Con una superficie similar a la de Castilla y Le¨®n, Guatemala tiene 38 volcanes, cuatro de ellos en activo sobre los que el Instituto de Vulcanolog¨ªa emite informes diarios. Es el cuarto pa¨ªs m¨¢s vulnerable a los desastres naturales del mundo.
La propia existencia de Guatemala es la de un pa¨ªs fundado a base de tragedias naturales que ha tenido que cambiar su capital dos veces por culpa de los volcanes y terremotos. A pesar de todo ello el presupuesto anual de Conred es de unos ocho millones de d¨®lares (60 millones de quetzales), y el de?Insivumeh?de menos de cuatro (28 millones de quetzales).
Realojar, si alg¨²n d¨ªa sucede, a los miles de pobres que dej¨® el volc¨¢n costar¨¢ ahora muchas veces m¨¢s. Mientras tanto, los vendedores de ata¨²des aguardan a las puertas de la morgue donde se acumulan los cad¨¢veres y los pastores evang¨¦licos recorren los albergues llevando la palabra de Dios a falta de funcionarios eficaces.