La Argentina m¨¢s despoblada y pobre tumba la ley del aborto
La representaci¨®n fija de cada provincia en el Senado, con tres asientos, ha resultado determinante para el resultado
En cada pueblo de casas de adobe y calles de tierra roja hay una capilla. Sus puertas est¨¢n siempre abiertas y es posible que a su alrededor haya apenas un par de viviendas, alg¨²n autom¨®vil abandonado y un algarrobo a?ejo que da sombra a unos perros vagabundos. Si el pueblo es ciudad, la capilla ser¨¢ ya una gran iglesia, en ocasiones hasta una catedral m¨¢s o menos imponente, impecable en su cuidado y atestada de gente los domingos de misa. El peso de la Iglesia en el norte de Argentina es enorme, por su presencia f¨ªsica y tambi¨¦n simb¨®lica. La educaci¨®n privada est¨¢ en sus manos, a¨²n hoy, en un pa¨ªs que se declara laico. Y la influencia pol¨ªtica de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica es inocultable. El protagonismo de los senadores norte?os en la derrota de la ley del aborto fue una muestra evidente de ello.
Las provincias del norte argentino son las menos pobladas y las m¨¢s pobres del pa¨ªs sudamericano. En la madrugada del jueves aportaron 23 de los 37 votos que tumbaron la ley del aborto que Diputados hab¨ªa enviado a sus pares para su aprobaci¨®n. El mapa lo muestra con claridad: con la excepci¨®n de Chaco, reconocida por su clase media progresista, las provincias de la mitad superior votaron por el No. Sus habitantes representan s¨®lo el 28,8% de la poblaci¨®n total del pa¨ªs, pero con su voto han logrado torcer la voluntad mayoritaria del resto.
El origen de semejante peso est¨¢ en la organizaci¨®n institucional emanada de la Constituci¨®n de 1853. En Diputados est¨¢n representados los habitantes en forma proporcional. Buenos Aires, C¨®rdoba y Santa Fe dominan la c¨¢mara Baja y las provincias m¨¢s peque?as apenas tienen legisladores. Desde all¨ª sali¨® la ley del aborto. En el Senado, en cambio, cada provincia tiene tres representantes, sin importar su tama?o. Tiene sentido: la idea fue que la c¨¢mara Alta fuese garant¨ªa del esp¨ªritu federal de las normas y evitase que los distritos grandes impusieran su voluntad sobre los peque?os. El jueves, el mecanismo funcion¨® a la perfecci¨®n, aunque fue funcional a la Iglesia, promotora del rechazo a la legalizaci¨®n de la interrupci¨®n del embarazo.
Decenas de buses cargados de manifestantes llegaron a Buenos Aires desde Salta, Tucum¨¢n, Jujuy, Catamarca, La Rioja, San Juan o Santiago del Estero para ocupar el lado de la plaza destinado a los ¡°celestes¡±, por el color que identifica a los grupos antiabortistas. Detr¨¢s de semejante despliegue estuvo la Iglesia y tambi¨¦n numerosas agrupaciones evang¨¦licas, que poco a poco han ido ganando poder entre las comunidades. La vigilia celeste fue por momentos una gran misa a cielo abierto, con rezos comunitarios, el reparto de rosarios y v¨ªrgenes y grandes cruces de madera que pasaban de mano en mano como en procesi¨®n.
Los senadores norte?os tomaron nota de la presi¨®n. En sus discursos contra el aborto mencionaron una supuesta ¡°idiosincrasia¡± norte?a poco afecta a los movimientos culturales ¡°de la ciudad¡±. La idea de que el proyecto de ley era ¡°cosa de la gente de Buenos Aires¡±, una imposici¨®n de ricos sobre pobres (¡°las mujeres pobres no abortan¡± se escuch¨® varias veces, pese a la evidencia en contra de las estad¨ªsticas) sobrevol¨® las exposiciones. Los legisladores atendieron as¨ª una serie de sondeos que en los d¨ªas previos mostraron que sus votantes estaban en contra del aborto. El a?o que viene habr¨¢ elecciones generales y oponerse a los deseos de la mayor¨ªa es siempre una mala idea si se quiere vencer en las urnas.
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