La morgue de M¨¦xico en la que 400 cuerpos se apilan sin identificar
Cientos de familias acuden al saturado centro forense de Jalisco para intentar hallar a desaparecidos. Los cad¨¢veres se amontonaron en camiones como si fueran ganado
El cad¨¢ver de Alejandro Medina fue durante a?os solo un n¨²mero. El 1741. Un cuerpo sin nombre en proceso de descomposici¨®n, refrigerado junto a otros a pocos kil¨®metros de su casa. Una cifra problem¨¢tica para las autoridades del Instituto de Ciencias Forenses de Jalisco. Y vez de un muerto al que su familia pod¨ªa llorar, se convirti¨® durante mucho tiempo en un desaparecido m¨¢s. No estaba en una fosa, sino en una instituci¨®n p¨²blica. Tres a?os despu¨¦s de que lo encontraran, su esposa tiene por fin algo l¨®gico que contar a sus hijos. Hace 15 d¨ªas le entregaron sus restos. Alejandro Medina es uno de los 444 muertos que la morgue de Guadalajara apil¨® entre c¨¢maras frigor¨ªficas y tr¨¢ilers como si fueran ganado, porque las consecuencias de la violencia que vive el Estado, que es la de todo M¨¦xico, hace tiempo que se le fue de las manos.
El 14 de septiembre, las im¨¢genes de un cami¨®n repleto de cad¨¢veres sin identificar circulando por las calles de la segunda ciudad m¨¢s grande de M¨¦xico provoc¨® que cientos de familias desesperadas como la de Alejandro acudieran a las puertas del instituto de Guadalajara para encontrar a sus familiares desaparecidos. All¨ª conviv¨ªan el problema y parte de la soluci¨®n: muertos por identificar y familiares que los buscaban. En medio, un organismo que sigue desbordado, trabajando a contrarreloj para resolver el mayor esc¨¢ndalo de su historia, tratando de realizar en dos semanas lo que no fueron capaces de resolver en tres a?os.
Muchos de estos cad¨¢veres llevaban amontonados all¨ª desde 2015, sin autopsia, sin pruebas de ADN, sin ni siquiera una ficha con su descripci¨®n. "Hac¨ªa mucho tiempo que no se realizaban inhumaciones. Si lo hubieran hecho, esto no habr¨ªa sucedido", reconoce a este diario el nuevo director del Instituto, Carlos Daniel Barba, que tiene de plazo hasta el pr¨®ximo 15 de octubre para registrar el perfil gen¨¦tico de todos ellos, facilitando la b¨²squeda de sus familiares, y enterrarlos. El anterior responsable, Luis Octavio Cotero, fue destituido poco despu¨¦s de que se conociera la noticia.
En las instalaciones del centro cuentan todav¨ªa con 415 cad¨¢veres sin identificar, seg¨²n las ¨²ltimas cifras oficiales. Desde que estallara la crisis en el organismo solo han sido reconocidos 29 muertos y han logrado recabar el perfil gen¨¦tico de 119, de los cuales 102 han sido enterrados en el pante¨®n de Guadalajara. Cada l¨¢pida est¨¢ marcada con una letra del abecedario ¡ªlos muertos se han convertido en un c¨®digo, n¨²mero de fila y letra¡ª la fecha de la inhumaci¨®n y unas flores secas que don¨® el Gobierno de la ciudad. En una hora y media entierran a cuatro cuerpos. Dos trabajadores del Instituto acondicionan a marchas forzadas con impermeabilizante rojo el resto de nichos vac¨ªos.
A unos kil¨®metros de ah¨ª, los portones del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses en Guadalajara son incapaces de cubrir el olor a muerto. El macabro aroma traspasa las rejas y se instala durante horas en la pituitaria. Desde ese momento, ya nada huele igual que antes; todo se mezcla con el siniestro hedor de la muerte. A las puertas de la morgue, cientos de familias de todo el pa¨ªs esperan con una mascarilla a que uno de esos cuerpos sin nombre sea su desaparecido. Lo hacen mientras intentan procesar la contradicci¨®n emocional m¨¢s grande de su vida: la esperanza de que su esposo, hermano o hijo est¨¦ ah¨ª y la desesperada necesidad de que no est¨¦.
"El instituto ten¨ªa muestras de ADN de mi familia. Fuimos m¨¢s de tres veces desde 2015 a buscar a mi hermano y siempre nos dec¨ªan lo mismo, que ah¨ª no estaba. Cuando vi las im¨¢genes del tr¨¢iler en la televisi¨®n supe que ten¨ªamos que regresar e intentarlo de nuevo", cuenta Ana Mar¨ªa Soto, hermana mayor de Alejandro, que el d¨ªa que desapareci¨®, el 19 de diciembre de 2014, ten¨ªa 31 a?os. Hace menos de una semana que han enterrado a su hermano. Se lo entregaron en una bolsa negra, dentro de un ata¨²d sellado. "Lo que m¨¢s me duele es no haberlo visto por ¨²ltima vez". Su madre, una mujer humilde y ama de casa, se quebr¨® junto a su tumba: "Perd¨®name hijo, nosotros tuvimos la culpa por no agilizar, por no insistir, por no haber hecho una manifestaci¨®n afuera del instituto para que buscaran tu cuerpo". La hermana peque?a de Alejandro, Karen Guadalupe, que intent¨® buscarlo en 2014, sigue desaparecida. Su familia sospecha con dolor e indignaci¨®n que estar¨¢ tambi¨¦n entre el mont¨®n de cuerpos sin nombre que guarda el organismo.
"La primera vez que fui, de plano no dorm¨ª. Intentaba cerrar los ojos y sent¨ªa que ol¨ªa mi ropa como el instituto", explica Alejandro Puerto, t¨ªo de Carlos Arturo Ruiz Puerto, desaparecido el 6 de marzo de 2017 en el municipio jalisciense de El Grullo. Fue uno de los primeros en desvelar la incapacidad del centro forense para dar respuesta a esta crisis y relat¨® su calvario, que era tambi¨¦n el de decenas de familias, en Twitter: "Cu¨¢ntos problemas no se han solucionado en este pa¨ªs simplemente por falta de voluntad pol¨ªtica", se lamenta.
Alejandro insiste en que su lucha durante m¨¢s de un a?o fue principalmente contra la "ineficiencia" de las instituciones. Se convirti¨® casi en un experto en ciencia forense y aprendi¨® a identificar correctamente a un cad¨¢ver a trav¨¦s del sistema que usa el Gobierno de Arizona cuando pens¨® que Carlos quiz¨¢ hubiera cruzado a Estados Unidos. En la morgue de Guadalajara ni siquiera anotaron bien lo que rezaba el tatuaje de su sobrino. "Yo solo quiero que me digan algo que yo le pueda decir a mi familia. Y as¨ª poder cerrar esta herida que de otra forma no va a cerrar. ?C¨®mo hago yo para que ni?os de 11 a?os dejen de abrir las puertas de sus casas de madrugada por si su pap¨¢ regresa?", se pregunta.
Mar¨ªa del Tr¨¢nsito Zamora fue la primera en identificar a su hijo entre los cientos de cad¨¢veres convertidos en n¨²mero. Jos¨¦ Guadalupe Cruz Zamora, de 37 a?os, hab¨ªa desaparecido junto a su hijo de 18, Daniel Alejandro, el pasado 20 de mayo. Jos¨¦ fue el primero en inaugurar la tanda de l¨¢pidas con letras del pante¨®n Guadalajara, pues su familia no pudo costearse los servicios funerarios. Unos meses antes, Mari, a sus 68 a?os, sin saber leer, se recorri¨® todas las instituciones de Jalisco sola. Por las noches, cuidaba a su esposo en el hospital. Su hijo ten¨ªa un tatuaje en el empeine con el dibujo de una rosa, fue lo ¨²ltimo que pudo ver de ¨¦l, el resto de su cuerpo hab¨ªa sido disuelto en ¨¢cido. "Una madre defiende a sus hijos y no descansar¨¢ hasta encontrarlos", se?ala. Todav¨ªa espera a que le entreguen el cuerpo de su nieto. En el sal¨®n de su casa ha levantado un altar rodeado de rosas blancas.
En medio del caos, una esposa desesperada con un bloc de notas y un bol¨ªgrafo ha conseguido mucho m¨¢s de lo que demostraron lograr las autoridades durante a?os. "SF 296/18. Masculino. Mordedura de borde a borde. Desgaste general de dientes. Estatura 1,77. Amputada mano izquierda (...) SF 297/18. Tatuaje en t¨®rax superior Ram¨ªrez D¨ªaz. Tatuaje en hombro izquierdo con tortuga azul". Un d¨ªa, Consuelo Vel¨¢zquez decidi¨® hacer algo m¨¢s que acudir al Forense de Guadalajara para buscar a su marido, Rogelio Ruiz Gonz¨¢lez, desaparecido el 23 de noviembre de 2015 con 47 a?os. Anot¨® junto a otras madres y esposas todos los detalles de las fotograf¨ªas de los cuerpos que les mostraban en el instituto. La difusi¨®n de esos apuntes recabados este verano hizo que nueve familias encontraran a sus desaparecidos, de 47 que revisaron. "Nos dimos cuenta de que con nuestros propios medios, limitados, pod¨ªamos encontrar personas. ?Por qu¨¦ el Gobierno, que tiene los recursos, el dinero, no trabaja como debe ser?", se pregunta indignada.
Consuelo sigue yendo al centro. Y ve en cada uno de esos cad¨¢veres (tiro de gracia, torturado, esposado, decapitado) a Rogelio. Le parte el coraz¨®n, pero tambi¨¦n le alivia saber que no est¨¢ ah¨ª. El cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n, el m¨¢s poderoso del pa¨ªs, amenaz¨® con hacer da?o a sus hijas si segu¨ªa busc¨¢ndolo. Huy¨® de su casa, pero no abandon¨® la b¨²squeda. "Soy mucho m¨¢s fuerte de lo que pensaba. Buscarlo me mantiene viva. El d¨ªa que lo encuentre s¨¦ que mi mundo se habr¨¢ acabado", confiesa.
A 15 minutos en coche del Instituto Forense se ha levantado el primer monumento improvisado a esta tragedia. En una de las glorietas m¨¢s emblem¨¢ticas de Guadalajara, donde se encuentra un monolito levantado en memoria a los ni?os h¨¦roes ¡ªseis cadetes del Ej¨¦rcito mexicano que fallecieron luchando contra Estados Unidos¡ª se lee: "Murieron por la patria". A sus pies, cuelgan decenas de pancartas con mensajes y fotos de j¨®venes en paradero desconocido. Alejandro Puerto observa una cruel iron¨ªa: "Parece decir: Los desaparecidos murieron por la patria". En M¨¦xico sigue habiendo 36.265 cad¨¢veres sin nombre ni una tumba a la que llorar.