Militares y masacres del oro en Venezuela
La responsabilidad de mandos del Ej¨¦rcito en el desplome de la econom¨ªa que ha precipitado la tragedia humanitaria venezolana es indiscutible
Seg¨²n varios observatorios de la actividad militar en el globo, tales como la privada Red de Seguridad y Defensa de Am¨¦rica Latina, las fuerzas armadas venezolanas se estiman en unos 365.000 efectivos y m¨¢s de 1.000 generales en activo.
Con una poblaci¨®n calculada en 31 millones de habitantes, la proporci¨®n entre generales y ciudadanos venezolanos es de un general por cada 31.000 personas decentes.
En marzo pasado, la organizaci¨®n no gubernamental Transparencia Venezuela, integrante de una respetada red mundial de lucha contra la corrupci¨®n, inform¨® que de los 34 ministerios creados por la revoluci¨®n bolivariana desde 1999, los militares est¨¢n al frente de 14 de ellos, incluyendo Defensa, Interior, Petr¨®leo y Miner¨ªa, Agricultura y el notoriamente inepto y corrupto ministerio de Alimentaci¨®n. Un general detenta la presidencia de la estatal Petr¨®leos de Venezuela (PDVSA) y otros seis las gobernaciones de los Estados m¨¢s populosos de los 24 en que, pol¨ªticamente, se divide el pa¨ªs.
Siempre seg¨²n cifras aportadas por Transparencia Venezuela, m¨¢s de 11.000 miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana se hallan, de una u otra forma, en posiciones de poder y, de acuerdo con Control Ciudadano, otra ONG que escudri?a el opaco mundo castrense venezolano, la participaci¨®n de los militares en el Gobierno alcanza ya un 43,7%.
Vistas esas cifras, la responsabilidad de los militares en el desplome de la econom¨ªa que ha precipitado la tragedia humanitaria venezolana es, pues, indiscutible. Su hegemon¨ªa en todos los ¨¢mbitos de gesti¨®n p¨²blica susceptibles de ser saqueados con ya probada absoluta impunidad se acrecent¨® con la creaci¨®n, en 2016, del llamado Arco Minero del Orinoco (AMO).
La propaganda bolivariana describe al AMO como una zona de desarrollo estrat¨¦gico destinado a ¡°romper con el rentismo petrolero¡±. Nicol¨¢s Maduro anunci¨®, al crear el AMO, la participaci¨®n de 135 compa?¨ªas internacionales.
El AMO abarca un ¨¢rea de 111.843,70 kil¨®metros cuadrados, es decir, el 12,2 % del territorio venezolano, m¨¢s del doble de lo que ocupa la faja petrol¨ªfera del Orinoco. Se extiende al sur del gran r¨ªo, desde el norte del Estado Bol¨ªvar hacia el noreste del Estado Amazonas y parte del Estado Delta Amacuro. La regi¨®n se corresponde groseramente con la del m¨ªtico reino de El Dorado que obsesion¨® a Sir Walter Raleigh en sus exploraciones, a fines del siglo XVI. Diversas fuentes estiman las reservas mineras del AMO en unas 7.000 toneladas de oro, cobre, diamantes, hierro, bauxita y el invalorable colt¨¢n. Inmediatamente despu¨¦s de su creaci¨®n, comenzaron las matanzas de civiles dedicados a la miner¨ªa ilegal.
Entre enero y septiembre de 2017, la prensa regional registr¨® hasta 61 mineros informales asesinados en cinco municipios del Estado Bol¨ªvar. El portal Insight Crime logr¨® atribuir, sin lugar a dudas, 40 de esas muertes a las fuerzas militares venezolanas.
La escalada de violencia criminal asociada a la miner¨ªa hab¨ªa comenzado en marzo de 2016, con la desaparici¨®n y ejecuci¨®n de 28 mineros venezolanos en Tumeremo, municipio aur¨ªfero donde, hace dos semanas, volvi¨® a registrarse una matanza con saldo de al menos 7 v¨ªctimas.
Lugare?os y diputados de la regi¨®n ante la Asamblea Nacional dicen que los asesinatos sugieren una operaci¨®n de exterminio de la miner¨ªa informal presuntamente exigido por las transnacionales del oro atra¨ªdas por Maduro. Esta vez, lo acontecido en Tumeremo dej¨® ver que la b¨¢rbara lucha por el control de las minas incorpora nuevos actores amados.
Uno de ellos son los llamados trenes, aguerridas bandas criminales comandadas por l¨ªderes, a su vez llamados pranes, salidos todos de las dantescas c¨¢rceles venezolanas y luego cooptados por generales de la Guardia Nacional, la aborrecida polic¨ªa militarizada. El otro bando en pugna es el inefable ELN (Ej¨¦rcito Nacional de Liberaci¨®n) colombiano, obrando como subcontratista de los generales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Pranes y elenos actuar¨ªan como agentes de retenci¨®n del diezmo que los generales venezolanos cobran a los mineros ilegales.
La codicia homicida de este paralelogramo de fuerzas deja ver el grado de envilecimiento moral del sector militar venezolano, el ¨²nico sost¨¦n real de la dictadura de Nicol¨¢s Maduro.
Que a¨²n haya opositores dem¨®cratas que lo esperen todo de mitol¨®gicos militares restauradores de la democracia civil y regeneradores de la moral p¨²blica es el m¨¢s terco resabio del militarismo hondamente arraigado en el alma venezolana desde 1830.
@ibsenmartinez
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