Roberto Valencia: ¡°A El Salvador le quedan cuotas de violencia insoportables¡±
El periodista espa?ol publica la biograf¨ªa de un pandillero salvadore?o, a trav¨¦s de la cual deconstruye su pa¨ªs de adopci¨®n
M¨¢s que como un libro al uso, Roberto Valencia considera Carta desde Zacatraz como una cr¨®nica ¡°de largo aliento¡±. Como un ejercicio de reporterismo que le ha llevado 17 a?os. Porque la historia que narra empez¨® en 2001, a?o en que este periodista nacido en Vitoria-Gasteiz semud¨® a El Salvador, y ha culminado con su reciente publicaci¨®n en Espa?a, gracias a la editorial Libros del K.O. El relato en cuesti¨®n recorre la vida de Gustavo Adolfo Parada Morales, alias El Directo. Un pandillero de la Mara Salvatrucha conocido por su precocidad con el gatillo y por sacudir la opini¨®n p¨²blica del pa¨ªs centroamericano, donde se le consider¨® ¡°un monstruo¡±.
En esta biograf¨ªa ¡ªcontada en casi 400 p¨¢ginas¡ªhay tiempo para el odio, la redenci¨®n, el arrepentimiento y la inevitable muerte. ¡°Me toc¨® entrevistarle reci¨¦n llegado y ya vi un personaje poderos¨ªsimo¡±, rememora el periodista por tel¨¦fono desde la redacci¨®n de El Faro en San Salvador. Este diario, emblema del periodismo narrativo en el continente, ha sido el nicho donde Valencia ha desarrollado el esp¨ªritu de las historias a fuego lento. Las que no saltan a las portadas como una noticia m¨¢s para luego evaporarse entre titulares candentes. Eso explica su empe?o por seguir temas sin premura. ¡°No es lo mismo cuando hablas con alguien la primera vez, la d¨¦cima o la vig¨¦sima¡±, reflexiona, ¡°es un principio b¨¢sico de las relaciones interpersonales que yo trato de aplicar en el reporteo de estas historias¡±.
¡°El pa¨ªs est¨¢ secuestrado y las franjas sociales bajas son las que lo sufren¡±
Comenz¨® con un encuentro en el penal. Con una charla de alguien todav¨ªa principiante en el universo de lasmaras (pandillas). Y continu¨® cuando descubri¨® la dimensi¨®n de alguien del que, ¡°profesionalmente¡±, se enamor¨®. ¡°Coleccion¨¦ recortes y en 2010 lo vi claro. Entonces ampli¨¦ lo que ten¨ªa con entrevistas y viajes¡±, apunta el autor. De esta forma recorre San Miguel, la ciudad natal de El Directo, o los distintos centros de detenci¨®n por donde pasa hasta que lo matan con 31 a?os. Valencia dialoga con novias, familiares o compa?eros de pandilla. De esa forma fabrica un abanico de testimonios alrededor de quien siendo menor de edad ya estaba acusado de 17 asesinatos.
El fin de El Directo Poco a poco se va empapando de informaci¨®n. Hasta que llega 2013. Entonces decide volcar lo acumulado. Pide una excedencia y regresa a Espa?a. En su casa familiar le sorprende el final de su protagonista. Algo que le cambia la perspectiva de cierto material: podr¨¢ publicar declaraciones que antes tendr¨ªa que haber omitido por seguridad. A veces el periodismo es as¨ª de cruel, reflexiona en una p¨¢gina. Planifica el texto en secuencias, convencido de que puede dar pie a una serie. ¡°Hago un proceso de deliberaci¨®n, viendo cada escena¡±, rememora, materializando el trabajo en un volumen de notable envergadura. ¡°Despu¨¦s hubo unos cuatro o cinco rebotes con mi editor, Emilio S¨¢nchez Mediavilla¡±, comenta, ¡°y creo que se alcanz¨® una dimensi¨®n m¨¢s internacional¡±.
Un resultado adaptado a otras latitudes donde lo que ocurre en este rinc¨®n apenas se conoce. ¡°Pienso que habr¨ªa que darle m¨¢s atenci¨®n a este tri¨¢ngulo del mundo¡±, apunta, ¡°porque es un experimento sociol¨®gico¡±. Se refiere al embudo formado por El Salvador, Honduras y Guatemala. Tres pa¨ªses aquejados por la existencia de las pandillas, del narcotr¨¢fico y del ¨¦xodo al norte. ¡°Este a?o el Gobierno celebra que ¡®solo¡¯ se hayan producido 2.556muertes hasta septiembre, porque se han llegado a superar en otras ocasiones los 6.656, como en 2015, en un pa¨ªs con apenas 6,6 millones de habitantes¡±, dice apenado sobre su tierra adoptiva, considerada en la ¨²ltima d¨¦cada como una de las m¨¢s peligrosas del planeta.
¡°Falta conocer qu¨¦ pasa aqu¨ª¡±, resume, indicando con humildad que el libro posee ¡°vocaci¨®n de explicar un fen¨®meno muy complejo, que no tiene parang¨®n en ning¨²n otro sitio¡±. ¡°La historia de El Directo describe el pa¨ªs¡±, concede mientras enumera c¨®mo su periplo vital atraviesa el tiempo en el que se separaron las c¨¢rceles seg¨²n las dos maras principales o las recientes treguas con el Gobierno. ¡°El Salvador est¨¢ secuestrado y son las franjas sociales m¨¢s bajas las que lo sufren. El grueso del dolor y de los muertos se enmarcan en ese estrato de donde salen los pandilleros¡±, concluye. Valencia asegura ¡°tener esperanza¡±¡ª mentando a sus dos hijas de cuatro y ocho a?os¡ª, pero calcula que ¡°para vivir en paz han de pasar varias generaciones¡±. ¡°Creo que a¨²n le quedan cotas de violencia insoportables¡±, zanja.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.