Protestas en T¨²nez contra la visita de Bin Salm¨¢n por el asesinato del periodista saud¨ª Jamal Khashoggi
Human Rights Watch pide a Argentina que investigue al heredero, que estar¨¢ en Buenos Aires por la cumbre del G20, por cr¨ªmenes de guerra en Yemen
Tras haber pasado por Abu Dabi, Bahr¨¦in y Egipto, el pr¨ªncipe heredero saud¨ª lleg¨® este martes por la tarde a T¨²nez?donde tan solo pasar¨¢ unas pocas horas para entrevistarse con el presidente B¨¦ji Ca?d Essebsi. La estrategia de Bin Salm¨¢n para limpiar su imagen internacional con esta gira por los pa¨ªses aliados no le va a salir muy bien en T¨²nez, donde la sociedad civil se ha movilizado para mostrar su total rechazo a la visita del heredero saud¨ª. A finales de esta semana Bin Salm¨¢n participar¨¢ en la cumbre del G20 en Argentina. La ONG Human Rights Watch ha pedido a la justicia del pa¨ªs que investigue la implicaci¨®n del pr¨ªncipe heredero en los supuestos cr¨ªmenes de guerra cometidos por Arabia Saud¨ª en Yemen as¨ª como?su posible complicidad en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
El d¨ªa anterior a su recepci¨®n, un gran p¨®ster desplegado en la fachada del sindicato de periodistas capt¨® la atenci¨®n de las redes sociales no solo en T¨²nez. En ella, se ve¨ªa la impresa la imagen de un hombre de espaldas, ataviado con un vestido tradicional saud¨ª que representaba al pr¨ªncipe heredero saud¨ª Bin Salm¨¢n, con una sierra el¨¦ctrica en la mano. El mensaje era claro y contundente: ¡°No a la profanaci¨®n de la tierra de la T¨²nez revolucionaria¡±. ¡°La revoluci¨®n tunecina ... no puede recibirle y permitirle blanquear un asesinato¡±, espet¨® en una rueda de prensa Sukaina Abdesamad, representante de la asociaci¨®n de reporteros, que ha presentado una querella contra la visita del pr¨ªncipe. ¡°Sabemos que no tiene recorrido, pero es una medida simb¨®lica, para enviar un mensaje¡±, explica el abogado Nizar Buhlel. De momento, los tribunales han admitido la demanda.
El sindicato de periodistas ha liderado las movilizaciones, pero no es la ¨²nica organizaci¨®n de la sociedad civil del pa¨ªs en expresar su rechazo. La hist¨®rica asociaci¨®n feminista ATFD fue una de las que convoc¨® dos manifestaciones, lunes y martes, en la c¨¦ntrica Avenida Bourguiba de la capital, a las que acudieron centenares de personas, la mayor¨ªa j¨®venes. Tres de las manifestantes acudieron disfrazadas de payasas, sosteniendo varias piezas de maniqu¨ª ensangrentadas, en referencia al desmembramiento del cad¨¢ver de Khashoggi en el consulado saud¨ª de Estambul. "El pueblo quiere la expulsi¨®n de Bin Salm¨¢n!", y "Bin Salm¨¢n asesino!" fueron los c¨¢nticos m¨¢s repetidos entre banderas de T¨²nez, Palestina y Yemen.
¡°El verdugo de las mujeres no es bienvenido¡±, rezaba el folleto que entregaba una activista de la ATFD. Precisamente, esta semana Amnist¨ªa Internacional public¨® un informe que denunciaba las torturas y abusos sexuales a los que han sido sometidas varias prominentes feministas saud¨ªes arrestadas en los ¨²ltimos meses. El hashtag #No_es_bienvenido inund¨® las cuentas en las redes sociales de los tunecinos m¨¢s politizados que siguen reivindicando la Primavera ?rabe. En sus mensajes, adem¨¢s del asesinato de Khashoggi, muchos justificaban su postura tambi¨¦n por las masacres en Yemen cometidas por la aviaci¨®n saud¨ª.
El consejero del presidente Essebsi, Nureddin Ben Ticha, quiso contrarrestar estas cr¨ªticas asegurando que Bin Salman s¨ª ser¨¢ bien recibido en T¨²nez. El Gobierno tunecino, formado por dos partidos antag¨®nicos, Nid¨¢ Tunis cercano a Riad y Abu Dabi, y Ennahda, aliado de Catar, ha permanecido m¨¢s bien neutral frente a las querellas intestinas del Golfo P¨¦rsico. Sin embargo, a finales de septiembre, el Ministerio de Exteriores emiti¨® un comunicado en el que, adem¨¢s de condenar la ejecuci¨®n de Khashoggi, hac¨ªa una llamada a no utilizarlo como excusa para atacar a Arabia Saud¨ª para ¡°preservar su estabilidad¡±.
Egipto y T¨²nez, dos acogidas diferentes.
La visita de Bin Salm¨¢n fue m¨¢s bien de bajo perfil, pues no hubo rueda de prensa con el presidente Essebsi, ni tan poco una declaraci¨®n conjunta en el palacio presidencial de Cartago. S¨ª hubo un cena y una recepci¨®n en honor del mandatario saudi a la que asisti¨® el primer ministro, Yusuf Chahed. En una breve declaraci¨®n a la televisi¨®n p¨²blica tunecina, Bin Salm¨¢n dijo que las relaciones entre ambos pa¨ªses eran buenas. "No pod¨ªa venir al norte de ?frica sin visitar al presidente [Essebsi]. ?l es como mi padre", dijo.
El gobernante saud¨ª hall¨® un recibimiento diferente en Egipto, un pa¨ªs gobernado con pu?o de hierro donde las protestas antigubernamentales han desaparecido de las calles, pues se suelen castigar con varios a?os de c¨¢rcel. El mariscal Al Sisi se desplaz¨® al aeropuerto para recibir sobre una alfombra roja a Mohamed Bin Salm¨¢n, una forma de agradecer el ingente apoyo que obtuvo su r¨¦gimen por parte de Riad en el periodo de transici¨®n, y que podr¨ªa ascender a m¨¢s de 10.000 millones de euros. A ambos Gobiernos les une un mismo adversario, los Hermanos Musulmanes, que gobernaron Egipto tras vencer en sus primeras elecciones democr¨¢ticas y fueron desalojados del poder por un golpe de Estado en 2013.
Tras su breve estancia en T¨²nez, est¨¢ previsto que el controvertido pr¨ªncipe heredero saud¨ª se desplace a Argelia y Mauritania antes de dirigirse a Argentina para acudir a la cumbre del G-20. En Am¨¦rica Latina, podr¨ªa esperarle tambi¨¦n una recepci¨®n agitada. La ONG Human Rights Watch ha presentado una denuncia ante la Justicia argentina en la que acusa a Bin Salm¨¢n, por su condici¨®n de ministro de Defensa de Arabia saud¨ª, de haber violado el derecho internacional en Yemen y cometido presuntos cr¨ªmenes de guerra por su participaci¨®n en el conflicto del pa¨ªs vecino.?El escrito tambi¨¦n describe su posible complicidad en graves denuncias de tortura y otros malos tratos de ciudadanos saud¨ªes, incluyendo el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
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