La marcha de las mujeres exhibe su nuevo poder pol¨ªtico en Estados Unidos
La tercera marcha de las mujeres celebra los avances en las ¨²ltimas elecciones y vuelve a llenar cientos de ciudades en Estados Unidos, pero con el movimiento dividido
La llamada Marcha de las Mujeres sali¨® este s¨¢bado por tercera vez a las calles en cientos de ciudades de Estados Unidos con mucho que celebrar, pero con una asistencia debilitada y mostrando divisiones ideol¨®gicas. El movimiento que empez¨® en las redes sociales y se hizo real en las calles con la llegada de Donald Trump al poder cumple a?os al mismo tiempo que su Presidencia. Ciudades como Washington, Nueva York y Los ?ngeles no vieron la misma asistencia que en ocasiones anteriores. Sin embargo, las recientes elecciones legislativas, que han llevado a un n¨²mero r¨¦cord de mujeres al centro del poder en Washington, han servido como prueba de que el movimiento, independientemente de sus problemas, representa corrientes profundas de este pa¨ªs que ya no se pueden parar.
En Washington, la Plaza de la Libertad estaba abarrotada de gente sobre las 10 de la ma?ana locales. El permiso oficial para la manifestaci¨®n esperaba alrededor de 10.000 personas. El cierre parcial del Gobierno, que lleva 28 d¨ªas, oblig¨® a cambiar la ruta de la manifestaci¨®n, que no pudo llegar hasta el Capitolio y se tuvo que conformar con dar vueltas a la redonda. El cierre estuvo especialmente presente entre los carteles que levantaban los sindicalistas.
La oposici¨®n a Trump es el hilo conductor de todos los grupos que componen este movimiento. Un poco m¨¢s lejos, aparec¨ªan varias pancartas del mandatario republicano con su hom¨®logo ruso, Vladimir Putin. Trump como t¨ªtere, como perro, como una presa cazada. Otros alzaban la imagen del fiscal especial Robert Mueller, a cargo de la investigaci¨®n de la trama rusa, con la leyenda ¡°Se acercan las acusaciones¡±, con el estilo de letra de la serie Juego de Tronos. Entre todos esos letreros colmados de carga pol¨ªtica, aparec¨ªa un rostro familiar con los ojos cerrados, el traje azul y la mano alzada: Christine Blasey Ford, la mujer que acus¨® al juez Brett Kavanaugh de abuso sexual. ¡°No podr¨¢n callarnos, doctora Ford¡±.
El movimiento de las mujeres se ha visto en el ¨²ltimo a?o dividido por cuestiones ideol¨®gicas, especialmente acusaciones de antisemitismo que acabaron con un escisi¨®n. En Washington, decenas de personas marcharon con carteles que rezan ¡°La marcha de las mujeres jud¨ªas¡±. Su participaci¨®n era todo un s¨ªmbolo.
Tamika Mallory, copresidenta de la organizaci¨®n original, la Marcha de las Mujeres, ha apoyado p¨²blicamente al predicador Louis Farrakhan, una voz de la izquierda radical cuyos discursos contienen un antisemitismo indisimulado, aunque aclarando que no comparte algunas declaraciones. ¡°Sin duda hay muchas cosas con las que diferimos, pero decidimos unirnos hoy porque tenemos que estar unidas. Tenemos muchas cosas que trabajar y el antisemitismo es una de ellas, pero no podemos hacerlo si no estamos juntas en esto¡±, explicaba Jennifer, de 54 a?os.
¡°Creo que uno de los problemas que tenemos es que se nos olvida por qu¨¦ estamos marchando. Queremos que nos respeten nuestros derechos, que eduquen a nuestros hijos en igualdad, pero aqu¨ª hay muchas que vienen por otros motivos¡±, lamentaba Valerie Marie, con su hija de siete a?os de la mano. Las organizadoras de la marcha han sido criticadas por no ser inclusivas en sus demandas y por eso anunciaron hace un par de d¨ªas el lanzamiento de la plataforma Agenda de la Mujer. Esta incluye exigencias a los legisladores como el aumento del salario m¨ªnimo federal, abordar los derechos reproductivos y la violencia contra las mujeres, y aprobar una enmienda constitucional igualdad de derechos. De las manifestantes consultadas, ninguna sab¨ªa sobre ese programa pol¨ªtico.
Desde hace dos meses, existe una conexi¨®n nueva entre estas mujeres y el centro del poder. Una mujer dem¨®crata, Nancy Pelosi, es la nueva presidenta de la C¨¢mara de Representantes y en pocas semanas se ha erigido en n¨¦mesis de Trump. Los dem¨®cratas lograron una victoria sin precedentes desde los a?os 70 en las legislativas, en parte gracias al tir¨®n de candidatas mujeres, j¨®venes y de minor¨ªas. Quiz¨¢ la mayor estrella medi¨¢tica de ese movimiento sea la congresista neoyorkina Alexandria Ocasio-Cortez, que particip¨® en una de las dos marchas de Nueva York
"El a?o pasado llevamos el poder a las urnas. Este a?o necesitamos asegurarnos de que ese poder lo transformamos en pol¨ªticas. No vamos a dejar que nadie nos quite nuestros derechos¡±, dijo Ocasio-Cortez en la marcha, ¡°los vamos a expandir¡±. ¡°No vamos a permanecer en silencio cuando se trata de los derechos de las mujeres pobres, trabajadoras, de clase media, de todas las mujeres de Estados Unidos y del mundo¡±.
Las fisuras en el movimiento fueron evidentes en Nueva York m¨¢s que en ning¨²n otro sitio. Compitieron dos marchas. La oficial arranc¨® en la avenida que baja junto a Central Park, organizada por la llamada Women's March Alliance. La alternativa, hermana de la que transcurri¨® en Washington, se desarroll¨® a espaldas de los tribunales de migraci¨®n. Es decir, la marcha no oficial en Nueva York era la de la organizaci¨®n que marchaba oficialmente en Washington.
Los organizadores de los dos eventos no fueron capaces de llegar a un acuerdo para manifestarse juntos. Y el temor es que la controversia que desde hace meses separa a las dos plataformas por enfrentamientos de tipo racial y religioso se extendiera a otras ciudades. Fruto de esa frustraci¨®n, hubo un tercer evento de mujeres discapacitadas en Grand Central, convocado por el grupo activista Rise and Resist.
Pese al drama entre sus l¨ªderes, los participantes que se echaron a la calle desafiando el fr¨ªo quisieron celebrar el avance logrado en las pasadas legislativas. ¡°Es el trabajo de una masa de mujeres lo que est¨¢ cambiando el pa¨ªs¡±, comentaba Danielle. Si espera que los organizadores aparquen sus diferencias y establezcan unos valores comunes claros. ¡°El movimiento no deber¨ªa estar dividido¡±, dice. Ante esta confusi¨®n, el alcalde neoyorquino Bill de Blasio acudi¨® a las dos protestas.
Una mujer llamada Alicia no esperaba que estos movimientos surgidos de forma viral sean perfectos, pero s¨ª confiaba en que, pese a las cr¨ªticas, siga avanzando. Le retumban en la cabeza, dice, las risas de Donald Trump hablando de como agarr¨® a una mujer por sus genitales. ¡°Ahora somos nosotras las que hemos agarrado el poder¡±, afirma.
Lauren, otra asistente a la manifestaci¨®n, dice que fue un importante catalizador para expresar la rabia de millones de mujeres que cuestionan el statu quo. ¡°Lleg¨® el momento de acabar con las formas de discriminaci¨®n que sufrimos¡±, denunciaba, ¡°se avanz¨® mucho pero este movimiento debe continuar de una manera inclusiva. Tenemos que seguir hasta romper el techo de cristal por completo¡±.
Esa energ¨ªa, coincid¨ªan las participantes en las dos manifestaciones en Nueva York, debe preservarse. ¡°No somos las mismas que hace dos a?os. Estamos ganando poder y ahora tenemos que aprender a transformarlo¡±, se?alaba una mujer llamada Kelly desde la cabecera de la marcha que arranc¨® a los pies de la torre Trump. ¡°As¨ª es como funcionan los movimientos sociales, juntas podemos cambiar¡±.
Katherine Siemionko, la exdirectiva de Goldman Sachs que coordin¨® hace tres a?os el movimiento de protesta, reiter¨® que "este es solo el comienzo. Tenemos que recordarnos a nosotras mismas y a los que nos miras que juntos podemos cambiar. Un proceso que no acaba un d¨ªa". ¡°Ahora tenemos que mostrar lo que vamos hacer con este poder¡±, concluy¨® Alexandria Ocasio-Cortez.
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