¡°Espa?a es un destino l¨®gico para miembros del r¨¦gimen chavista¡±
El veterano halc¨®n Elliott Abrams, representante de EE UU para Venezuela, afirma en una entrevista con EL PA?S que algunos cargos "tienen a sus familias y su dinero en el pa¨ªs y querr¨¢n reunirse con ellos"
La primera vez que EL PA?S lo entrevist¨®, en 1986, Elliott Abrams se encontraba enfrascado en la crisis nicarag¨¹ense. Secretario de Estado adjunto para Latinoam¨¦rica, era entonces un joven halc¨®n de Washington que, a sus 38 a?os, ten¨ªa enmarcada en su despacho una p¨¢gina de Granma, el diario oficial del Partido Comunista de Cuba, con un gran titular que dec¨ªa: ¡°Abrams es una bestia¡±. Miembro de la Administraci¨®n de Ronald Reagan entre 1981 y 1989, Abrams fue, en puridad, uno de los arquitectos de la pol¨ªtica reaganiana en Centroam¨¦rica, que hoy reivindica con pasi¨®n ante las cr¨ªticas. Volvi¨® a la Administraci¨®n a?os despu¨¦s de la mano del presidente George Bush hijo, para quien sirvi¨® como asesor del Consejo de Seguridad Nacional, y se le considera uno de los mu?idores de la estrategia en Irak.
Pol¨ªtico, diplom¨¢tico y abogado de formaci¨®n, el pasado 25 de enero dej¨® el puesto de analista que ocupaba en el Consejo de Relaciones Exteriores y regres¨® a la trinchera. Donald Trump acababa de reconocer al opositor Juan Guaid¨® como nuevo presidente interino de Venezuela, exig¨ªa la salida de Nicol¨¢s Maduro y hab¨ªa escogido al veterano halc¨®n como representante especial para el pa¨ªs. ¡°Ir¨®nicamente, en los 80, cuando yo era secretario adjunto, Venezuela era uno de los pocos pa¨ªses latinoamericanos sin dictadura militar¡±, comenta Abrams desde su nueva oficina en el Departamento de Estado. Su nombramiento ha suscitado algunas cr¨ªticas en la izquierda. En 1991 Abrams se declar¨® culpable de haber ocultado informaci¨®n al Congreso sobre el caso Ir¨¢n-Contra, la venta secreta de misiles a Ir¨¢n y la entrega de los fondos a la contrarrevoluci¨®n nicarag¨¹ense, pero fue indultado en 1992 por Bush padre.
Ahora, en las paredes no cuelga ya aquella p¨¢gina de Granma, que dice tener guardada por alg¨²n caj¨®n, pero s¨ª una fotograf¨ªa de la ¨¦poca de la Administraci¨®n de Reagan, una placa del Consejo de Seguridad Nacional y otra, en un lugar preferencial, de ¡°La CONTRA¡±, o resistencia nicarag¨¹ense, en la que se le reconoce por su ¡°dedicaci¨®n y obstinaci¨®n¡±. Elliott Abrams (Nueva York, 1948), bestia o no, ha vuelto y en su punto de mira tiene a Nicol¨¢s Maduro, un hombre enrocado en el poder pese a la creciente presi¨®n internacional.
¡°Si piensa en Mubarak, Gadafi, Ben Ali, Rusia en 1991, Rusia en 1917¡ Nadie era capaz de predecir cu¨¢ndo un cambio de esta importancia tendr¨ªa lugar. Nadie predec¨ªa la ca¨ªda de Ben Ali o Mubarak. Todos estos reg¨ªmenes parecen s¨®lidos y de repente dos semanas despu¨¦s se han ido. As¨ª que le dar¨ªa un plazo, pero no tenemos ninguno¡±, afirma.
Es jueves por la ma?ana y Abrams responde a las preguntas entre reuni¨®n y reuni¨®n, acribillado por llamadas. El martes, en una entrevista radiof¨®nica, el ministro espa?ol de Exteriores, Josep Borrell, explic¨® que la Administraci¨®n de Trump ha tanteado a Espa?a sobre la posibilidad de escoger a l¨ªderes chavistas con el fin de facilitar la transici¨®n.
¡°Espa?a es en algunos aspectos un destino l¨®gico para algunas personas del r¨¦gimen¡±, afirma Abrams. ¡°?Cu¨¢les son los destinos l¨®gicos? Desde el punto de vista de cu¨¢les son sus aliados, Cuba y Rusia. Pero nadie quiere vivir en Rusia o Cuba, as¨ª que ellos presumiblemente querr¨ªan ir, algunos de ellos, a un pa¨ªs en el que se hable espa?ol. Y ese es un lugar maravilloso. Dir¨ªa que ha habido lo que yo llamar¨ªa una conversaci¨®n preliminar con Espa?a, con la idea de: ?es esto planteable? ?Est¨¢ en el terreno de la posibilidad? Y creo que la respuesta que hemos recibido es 'Bien, deber¨ªamos ver, ?a qui¨¦nes? ?bajo qu¨¦ condiciones?' No lo sabemos. Pero si entramos en estas conversaciones, y creo que lo haremos, con gente del r¨¦gimen que quiere salir, volveremos al Gobierno espa?ol y podemos decir: 'Bueno, este tipo dice que se ir¨¢ con su familia si puede ir a Espa?a, pero no quiere ir a Mosc¨²'. Pero no estamos ah¨ª a¨²n¡±, explica.
?Y estas posibles conversaciones incluir¨ªan a Maduro? ¡°Nuestro punto de vista es que Maduro debe irse. No podemos ver que ¨¦l pueda presidir una transici¨®n democr¨¢tica ni podemos ver unas elecciones libres con Maduro. Dir¨ªa que espero tener esa conversaci¨®n con Espa?a u otros pa¨ªses¡±, responde el diplom¨¢tico.
?Entonces existe la posibilidad de que Maduro vaya a un pa¨ªs como Espa?a sin problemas con la justicia? ¡°Bueno, no, hay varias consideraciones aqu¨ª. Una de ellas es Espa?a. Qu¨¦ piensa el Gobierno espa?ol, qu¨¦ quiere. Otra son las sanciones estadounidenses y las acusaciones. Algunos miembros del r¨¦gimen son objeto de acusaciones y est¨¢ el tribunal internacional de justicia. Si su principal preocupaci¨®n es esa, tendr¨¢n que ir a un lugar como Turqu¨ªa o Rusia, creo, donde no los llevar¨¢n ante el tribunal internacional. Y en ese caso Espa?a no ser¨ªa el lugar al que querr¨ªan ir, pero no estamos ah¨ª a¨²n¡±.
Sobre el n¨²mero de personas que podr¨ªan irse, el estadounidense calcula que en lo alto de la jerarqu¨ªa ser¨ªan 10 o 20. "Algunos dir¨¢n que debe quedarse en Venezuela, otros quiz¨¢ quieran Cuba. Otros pueden querer estar m¨¢s cerca, y en Europa. Otros, por ejemplo, condenados por tr¨¢fico de drogas, querr¨¢n ir a un sitio m¨¢s all¨¢ de la ley internacional, que ser¨ªa Rusia", remarca.
Hay otros motivos por los que los l¨ªderes chavistas pueden querer retirarse en Espa?a. Algunos miembros del r¨¦gimen, dice Abrams, ¡°ya tienen a sus familias y su dinero en Espa?a. As¨ª que para ellos es l¨®gico decir que quieren unirse a sus familias y a sus cuentas bancarias¡±, afirma. Esta es, asegura, una vieja idea, que en los 80 ya habl¨® con el presidente Felipe Gonz¨¢lez. ¡°?l me dijo en un momento dado: '?Qu¨¦ puede hacer Espa?a para ayudar a Latinoam¨¦rica en la transici¨®n de dictaduras militares a la democracia?' Bueno, quiz¨¢ algo que podemos hacer es tomar a uno o dos de esos tipos, de esos generales que est¨¢is tratando de sacar de all¨ª. Quiz¨¢ les ayude saber que no van a ir a prisi¨®n, que pueden venir a Espa?a y nosotros¡ Le recuerdo diciendo: ¡¯Les aseguro que les vigilaremos, porque no queremos que interfieran en los asuntos del pa¨ªs que acaban de dejar, que traten de regresar¡¯. Eso no ocurri¨® finalmente¡±.
No sucedi¨® entonces, pero s¨ª hay un precedente, como recuerda Abrams al finalizar el encuentro. El dictador venezolano Marcos P¨¦rez Gim¨¦nez, expulsado del poder en 1958, acab¨® recalando en Espa?a en los sesenta y falleci¨® en 2001 en su casa de La Moraleja, en Madrid.
-?Ha tenido conversaciones ¨²ltimamente con Felipe Gonz¨¢lez sobre Venezuela?
-No, no las he tenido. Es una buena idea.
-?Y con Rodr¨ªguez Zapatero?
- Tampoco.
-?Y ser¨ªa una buena idea tambi¨¦n?
-No me atrae tanto.
La pr¨®xima semana se cumplir¨¢n dos meses desde que Guaid¨® se juramentara presidente interino de Venezuela para celebrar elecciones libres. EE UU, Canad¨¢ y varias potencias latinoamericanas lo reconocieron de inmediato y a los pocos d¨ªas ya hab¨ªa m¨¢s de medio centenar de pa¨ªses que hab¨ªa dado la espalda a Maduro tras la escalada autoritaria del pa¨ªs. Washington no se cansa de repetir que ¡°todas las opciones est¨¢n sobre la mesa¡±, dejando claro que la intervenci¨®n militar es una de ellas. Y el l¨ªder chavista, pese a toda la presi¨®n diplom¨¢tica, econ¨®mica y psicol¨®gica, resiste. El Ej¨¦rcito, pese a algunas bajas, sigue de su lado.
Abrams niega que la estrategia est¨¦ fallando. ¡°No esper¨¢bamos que esta situaci¨®n se resolviese de forma instant¨¢nea. Adem¨¢s, nuestras sanciones, que est¨¢n empezando a morder, no est¨¢n completamente en marcha. En las sanciones de la petrolera PDVSA damos periodos de gracia de 90 d¨ªas para que la gente tenga tiempo de ajustarse, en algunos casos damos 180 d¨ªas, as¨ª que su efecto crecer¨¢¡±.
-?Hay negociaciones en marcha con Nicol¨¢s Maduro?
-No, dir¨ªa que Maduro contin¨²a pensando que puede esperar, su pol¨ªtica es: ¡°Me quedo aqu¨ª, soy El Asad, me quedo y todos se cansar¨¢n, la oposici¨®n se dividir¨¢, los americanos se aburrir¨¢n y se centrar¨¢n en otras prioridades¡¡± Creo que es de los pocos que quedan en el r¨¦gimen que piensan que esa pol¨ªtica funcionar¨¢.
-?Tampoco hay conversaciones a trav¨¦s de terceros?
-No hay conversaciones directas con Maduro. Lo dejar¨¦ ah¨ª.
La "fabulosa" promoci¨®n de la democracia en la era Reagan
El discurso de Abrams no matiza en ning¨²n momento el papel protagonista de EE UU en la batalla venezolana, lo que puede alimentar la narrativa de la gran potencia interventora. El representante estadounidense no lo considera un problema. "Ese es un esfuerzo del r¨¦gimen, es lo que intentan decir: imperialismo, colonialismo, yanquis, gringos¡ Pero ha fracasado. De hecho, es impresionante, no solo por los 54 pa¨ªses [que reconocen a Guaid¨®], sino porque no creo que nunca hayamos visto tanto pa¨ªses latinoamericanos alineados. En las reuniones, muchos presidentes dicen que esta fue una vez una Latinoam¨¦rica de dictadores y que no vamos a volver a eso".
El nombramiento de Abrams suscit¨® cr¨ªticas por su papel en la era Reagan y en el caso Iran-contra. La congresista dem¨®crata Ilhan Omar, le acribill¨® por eso en una audiencia reciente en el Capitolio. El semblante del diplom¨¢tico se tuerce al recordarlo. "El hecho es, y lo dije en la audiencia, que cuando nosotros llegamos al Gobierno durante la Administraci¨®n Reagan, Latinoam¨¦rica estaba formada por dictaduras. Cuando nos fuimos, hab¨ªa habido varias transiciones. Otras estaban esperando. Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Per¨². Ella no sabe eso. La historia de la Administraci¨®n Reagan promoviendo la democracia es fabulosa. Le dar¨¦ un ejemplo. Hace pocos a?os sali¨® una maravillosa pel¨ªcula chilena titulada No. Va de un joven que trabaja en una agencia de publicidad y est¨¢ en el movimiento contra Pinochet. Mi escena favorita es cuando el jefe le dice al joven que van a perder, que Pinochet tiene el Ej¨¦rcito y adem¨¢s el apoyo estadounidense. Y el joven responde: 'No, los gringos ellos est¨¢n con nosotros'. Y es verdad. Estamos orgullosos de eso".
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