La represi¨®n en China despu¨¦s de Tiananmen: de los tanques al control digital
El Gobierno emplea la tecnolog¨ªa de reconocimiento facial, c¨¢maras y censura de informaci¨®n pol¨ªtica e hist¨®rica para mantener a la poblaci¨®n vigilada
Si hay algo que hoy d¨ªa parece imposible, es que puedan repetirse en el centro de Pek¨ªn, o en cualquier otro lugar de China, unas manifestaciones como las de Tiananmen en la primavera de 1989. Antes de que el Gobierno chino enviara a unos 300.000 soldados, tanques y veh¨ªculos blindados a disolver sangrientamente a los estudiantes que reclamaban transparencia y democracia hace este martes treinta a?os, cerca de un mill¨®n de personas llegaron a concentrarse en aquellas protestas en la principal plaza de la capital. Desde entonces, China ha convertido la estabilidad en su principal objetivo, y para garantizarla ha invertido enormes recursos en su seguridad interna. A la censura tradicional y al duro trato a los disidentes se le une ahora el uso de una tecnolog¨ªa puntera para garantizar un estricto control.
No es que exista un gran apetito entre la poblaci¨®n china por protestar contra su Gobierno. Tres d¨¦cadas de espectacular crecimiento econ¨®mico hacen que la amplia mayor¨ªa se encuentre satisfecha, con m¨¢s o menos matices, con el sistema. La campa?a contra la corrupci¨®n ha hecho del presidente Xi Jinping un l¨ªder muy popular. Y, como presum¨ªa este lunes un editorial del peri¨®dico?Global Times, de l¨ªnea nacionalista, ¡°Tiananmen inmuniz¨® a China contra las turbulencias¡±. A¨²n as¨ª, el r¨¦gimen prefiere curarse en salud y se?ala como razones el mantenimiento del orden p¨²blico, el riesgo terrorista y de infiltraci¨®n de ideas extranjeras indeseables.
Cada a?o se celebran miles de manifestaciones en todos los puntos de China. La inmensa mayor¨ªa protestan contra problemas laborales, estafas o esc¨¢ndalos medioambientales. Ninguna dura demasiado ni alcanza grandes dimensiones: el control de las redes sociales y los sistemas de vigilancia urbana se encargan de ello.
Ese control se hace visible cada 4 de junio, el aniversario de la matanza que el Gobierno quiere guardar bajo la alfombra a toda costa. ¡°Por estas fechas aumenta la censura tras la Gran Muralla Cibern¨¦tica, que bloquea p¨¢ginas web y contenido y las herramientas inform¨¢ticas que se usan para acceder a ellas¡±, apunta Paul Bischoff, de la compa?¨ªa de ciberseguridad Comparitech. ¡°Dentro de China, cualquier menci¨®n de la matanza o del 4 de junio (6-4, como se le alude en mandar¨ªn) queda eliminada de los motores de b¨²squeda, aplicaciones de mensajer¨ªa, portales de noticias, blogs y redes sociales¡±. El editorial del Global Times no est¨¢, por supuesto, disponible en la versi¨®n en chino del peri¨®dico, solo en la inglesa.
La inversi¨®n en seguridad interna es superior a la de Defensa. Solo en 2017, seg¨²n los c¨¢lculos del antrop¨®logo alem¨¢n Adrian Zenz, el gasto p¨²blico en seguridad interna alcanz¨® los 197.000 millones de d¨®lares, casi un 20% m¨¢s que el presupuesto militar oficial. El a?o anterior, la partida para seguridad interior hab¨ªa crecido un 17,6%, seg¨²n los datos del acad¨¦mico.
Las cifras de Zenz excluyen expresamente la inversi¨®n en equipos de vigilancia o en seguridad urbana, que estima que representan otras decenas de millones de d¨®lares. China, calculan los analistas, se ha convertido en el principal mercado mundial de equipos de seguridad y uno de los principales proveedores.
Seg¨²n la empresa de an¨¢lisis de mercado IHS Markit, China represent¨® en 2017 el 44% de todos los ingresos globales de equipo de vigilancia por v¨ªdeo. Entre 2012 y 2017, el mercado chino creci¨® un 13,3% anual de media, mientras que el del resto del mundo aument¨® un 2,6% anual. En 2016, seg¨²n esta compa?¨ªa, este pa¨ªs contaba con 176 millones de c¨¢maras de vigilancia. Para 2022, seg¨²n la compa?¨ªa de an¨¢lisis de datos IDC, esa cifra podr¨ªa llegar a los 2.760 millones, casi dos por persona.
No son solo c¨¢maras. Las empresas y los centros de investigaci¨®n chinos han apostado por tecnolog¨ªas de reconocimiento facial, de voz o incluso de la forma de caminar. Y las exportan. Seg¨²n la ONG Freedom House, en 18 de 65 pa¨ªses que analiz¨® en su informe Libertad en la Red 2018, empresas chinas como Yitu, Hikvision -la Polic¨ªa espa?ola despleg¨® rifles antidrones de esta compa?¨ªa en la final de la Champions-, o CloudWalk ¡°est¨¢n combinando avances en inteligencia artificial y reconocimiento facial para crear sistemas capaces de identificar amenazas al?orden p¨²blico¡±.
Vigilancia de las minor¨ªas
En buena medida, el aumento del gasto se ha destinado a la regi¨®n de Xinjiang, hogar de la minor¨ªa uigur, de religi¨®n musulmana. La ONG Human Rights Watch ha documentado en esa regi¨®n un uso recurrente de tecnolog¨ªa para la vigilancia de masas que utiliza c¨®digos QR, inteligencia artificial, big data, datos biom¨¦tricos y programas de espionaje en los tel¨¦fonos. Adem¨¢s, el Gobierno ¡°ha movilizado a m¨¢s de un mill¨®n de funcionarios y polic¨ªas para supervisar a la gente, incluso mediante programas que se inmiscuyen en la intimidad, en los que se asigna a supervisores para que se alojen regularmente en los hogares de la gente¡±, explicaba en septiembre pasado en un informe.
El Gobierno chino se ha dotado tambi¨¦n de normas que le permiten aumentar el control sobre internet. La nueva ley de Ciberseguridad, que entr¨® en vigor el a?o pasado, obliga a las empresas a almacenar dentro de China todos sus datos sobre usuarios chinos y a tomar medidas para ¡°interrumpir de inmediato la transmisi¨®n¡± de contenido prohibido. La norma tambi¨¦n refuerza el requisito de que las compa?¨ªas detr¨¢s de las redes sociales y las operadoras telef¨®nicas registren a sus usuarios con su nombre aut¨¦ntico. Como resultado, estas firmas han contratado programas de control electr¨®nico y a miles de moderadores encargados de supervisar sus contenidos para asegurarse que todo se ajusta a las directrices oficiales.
¡°La mayor parte de lo que eliminamos tiene que ver con la pornograf¨ªa, pero tambi¨¦n contenido problem¨¢tico desde el punto de vista pol¨ªtico¡±, explica un trabajador de una de estas compa?¨ªas, que pide el anonimato.
Solo entre octubre y noviembre del a?o pasado, seg¨²n datos oficiales, la censura bloque¨® 9.800 cuentas de proveedores independientes de informaci¨®n cuyo contenido se determin¨® ¡°perjudicial para la imagen de la naci¨®n¡±. En tres semanas de enero, la Administraci¨®n China para el Ciberespacio hab¨ªa eliminado 7 millones de mensajes, cerrado 700 p¨¢ginas web y desactivado 9.300 aplicaciones para tel¨¦fonos m¨®viles.
Las informaciones sobre protestas desaparecen r¨¢pidamente. Los comentarios que contienen ciertas palabras clave no llegan a sus destinatarios en las redes sociales. Desde 2015, seg¨²n los datos del Gobierno, se han cerrado 13.000 p¨¢ginas de internet de contenido ¡°sucio¡±. Un estudio de la Universidad de Toronto y la Universidad de Hong Kong ha identificado 3.237 palabras relacionadas con Tiananmen y censuradas. Con todo, mediante el uso de software o palabras alternativas, los ciudadanos chinos suelen conseguir la informaci¨®n o transmitir los mensajes que deseen.
Pero no es algo en lo que Pek¨ªn tenga la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de relajarse. Ni siquiera, aparentemente, aunque est¨¦ en juego el ¨¦xito de sus negociaciones comerciales con EE. UU. Seg¨²n ha publicado el peri¨®dico de Hong Kong South China Morning Post, que cita dos fuentes chinas, las posturas de los dos pa¨ªses chocaron, entre otras razones, porque Washington reclam¨® a Pek¨ªn que ¡°abriera totalmente su internet¡±. ¡°China solo puede acceder a abrir algunas ¨¢reas selectivamente. Un internet completamente abierto es imposible¡±, subray¨® una de esas fuentes.
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