Un pato llamado Honduras
Es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de Am¨¦rica y un lugar estrat¨¦gico para el narcotr¨¢fico, que ha secuestrado la institucionalidad y pervertido la econom¨ªa y los equilibrios del poder
Si validamos el cuento del pato (si camina como pato, si vuela como pato, si tiene pico de pato¡), Honduras es un narcoestado.
Jaime Rosenthal, patriarca de la familia m¨¢s rica del pa¨ªs, muri¨® hace pocos meses en San Pedro Sula bajo arresto domiciliario, acusado de evasi¨®n fiscal. El juicio en su contra abierto por la Fiscal¨ªa hondure?a le permiti¨® vivir c¨®modamente en su mansi¨®n sampedrana y evitar la extradici¨®n a Estados Unidos, donde la Corte Sur distrital de Nueva York lo requer¨ªa por lavado de dinero proveniente del narcotr¨¢fico.
El principal empresario hondure?o fue enterrado con honores como un benefactor nacional. Exvicepresidente y exdiputado, due?o de bancos, inmobiliarias, medios de comunicaci¨®n, cementeras y hasta una cocodrilera, pas¨® los ¨²ltimos d¨ªas de su vida en compa?¨ªa de su familia. Es decir, con los miembros de su familia que a¨²n est¨¢n libres, porque su hijo Yani y su sobrino Yankel, los herederos, se entregaron voluntariamente a las autoridades en Miami y se han declarado culpables de lavar dinero para el cartel de Los Cachiros.
Los hermanos Rivera Maradiaga, l¨ªderes del cartel y antiguos socios de los Rosenthal, comparten hoy prisi¨®n en Nueva York con El Chapo Guzm¨¢n. El mayor de los hermanos Rivera, Devis Leonel, confes¨® en la Corte de Nueva York haber asesinado a 78 personas y sobornado a jueces, polic¨ªas, oficiales del Ej¨¦rcito, congresistas y alcaldes. De no ser por el hecho de que el narcotr¨¢fico es ahora la prioridad estadounidense en la regi¨®n, seguir¨ªan operando tranquilamente en su pa¨ªs. Los Rivera Maradiaga manten¨ªan en su n¨®mina a autoridades de todos los niveles. El narcotr¨¢fico ha penetrado ya a dos familias presidenciales.
A Fabio Lobo, hijo del expresidente Porfirio Lobo (2010-2014), la DEA le mont¨® una trampa en la que cay¨® como un ni?o ante un mago de feria: un agente se hizo pasar por emisario de El Chapo Guzm¨¢n para supervisar los detalles del env¨ªo de un importante cargamento de coca¨ªna. Lobo acudi¨® a la reuni¨®n con seis jefes policiales que explicaron al agente encubierto c¨®mo proteger¨ªan la mercanc¨ªa a partir de su aterrizaje en una pista hondure?a que Lobo tambi¨¦n controlaba. Ahora, el hijo del expresidente est¨¢ preso tambi¨¦n en Estados Unidos.
El ¨²ltimo en caer ha sido el exdiputado Antonio Hern¨¢ndez, Tony, capturado en Miami hace menos de un a?o. La Fiscal¨ªa de Nueva York lo acusa de conspirar con c¨¢rteles colombianos y mexicanos para introducir coca¨ªna a Estados Unidos; de conspirar con otros congresistas y con oficiales policiales y del Ej¨¦rcito de Honduras para garantizar el traslado de los cargamentos. Su audiencia, que tiene temblando a los hombres m¨¢s poderosos de Honduras, est¨¢ programada para finales de septiembre en Manhattan. Tony es hermano del actual presidente, Juan Orlando Hern¨¢ndez.
Por Honduras pasa, desde hace una d¨¦cada, la mayor parte de la coca¨ªna que ingresa a Estados Unidos. Si Colombia y Venezuela son los puertos de salida, Honduras es el puente. Y el t¨ªo Sam, el cliente flaco de nariz gigantesca con la que inhala todo ese polvo blanco.
Honduras es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del continente. Su lugar geoestrat¨¦gico para el tr¨¢fico de tanta droga ha secuestrado la institucionalidad y pervertido las din¨¢micas econ¨®micas y los equilibrios del poder. Pero no solo el narcotr¨¢fico. El Estado mismo, infestado por la corrupci¨®n, ha desmantelado en los ¨²ltimos a?os los sistemas de protecci¨®n de garant¨ªas individuales, de derechos humanos y de los recursos naturales.
Desde la llegada al poder de Juan Orlando Hern¨¢ndez, en 2015, Honduras se ha convertido en el pa¨ªs m¨¢s peligroso del mundo para activistas y defensores ambientales. L¨ªderes ind¨ªgenas y campesinos son continuamente amenazados, detenidos o asesinados por oponerse a la concesi¨®n de sus tierras a compa?¨ªas mineras, a hidroel¨¦ctricas o a corporaciones dedicadas a la siembra de palma africana.
Ni siquiera el asesinato de Berta C¨¢ceres, uno de los pocos eventos sucedidos en Honduras que tuvo repercusi¨®n internacional, fue capaz de modificar estas din¨¢micas. En Honduras, el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa han sido puestos al servicio de las ¨¦lites que controlan el sistema: terratenientes, narcotraficantes, pol¨ªticos corruptos.
Al presidente Hern¨¢ndez le han servido en los ¨²ltimos dos a?os, tambi¨¦n, para acallar las protestas en su contra mediante la represi¨®n. No se trata siquiera, como en otros tiempos, de la utilizaci¨®n de la fuerza como imposici¨®n de una ideolog¨ªa, de una versi¨®n de la historia, de una raz¨®n. Ni siquiera estas aspiraciones conserva ya el Gobierno de Hern¨¢ndez. Es simplemente la represi¨®n como ¨²ltimo recurso para mantenerse ¡ª¨¦l y todos los que se han aprovechado del sistema¡ª en el poder.
He visitado frecuentemente Honduras desde 2009, cuando un golpe de Estado orquestado por las ¨¦lites y el Ej¨¦rcito derrocaron al presidente Manuel Zelaya, en el ¨²ltimo golpe de Estado en Am¨¦rica Latina. Las paredes de las calles capitalinas est¨¢n manchadas con pintadas con la frase ¡°Fuera JOH¡±, que es coreada en cada protesta por la mayor parte de los hondure?os desde que, en 2017, el presidente Juan Orlando Hern¨¢ndez cooptara a la Corte Suprema de Justicia para decretar inconstitucional la Constituci¨®n que proh¨ªbe la reelecci¨®n; y a¨²n as¨ª requiri¨® de un fraude electoral para obtener su segundo mandato.
Los periodistas locales se han vuelto especialistas catadores de gases lacrim¨®genos y son excelentes gu¨ªas para saber cu¨¢nta protecci¨®n es necesaria en cada protesta. Porque las crisis social y pol¨ªtica se han profundizado desde aquel fraude, consumado solo gracias a su legitimaci¨®n por parte de la Embajada de Estados Unidos (que no sepa tu Departamento de Estado lo que hace tu oficina antinarc¨®ticos).
Hoy, Juan Orlando Hern¨¢ndez vive sus momentos de mayor debilidad; con maestros y m¨¦dicos en las calles que se oponen a un proyecto legislativo de privatizaci¨®n de la salud; con estudiantes desde grados inferiores en rebeld¨ªa contra el Gobierno y con campesinos y organizaciones sociales protestando contra la entrega de sus tierras, sus bosques y sus r¨ªos a corporaciones extractivistas. Un grito en com¨²n los une: "Fuera JOH". El Gobierno es hoy incapaz de satisfacer la enorme demanda social y pol¨ªtica, aunada a la presi¨®n estadounidense de evitar la emigraci¨®n del pa¨ªs que invent¨® las caravanas para huir.
¡°La gran lecci¨®n del golpe de 2009 debi¨® haber sido consolidar la institucionalidad¡±, me dijo hace una semana Luis Zelaya, l¨ªder del opositor Partido Liberal. ¡°Lejos de eso, la corrupci¨®n y el narcotr¨¢fico han penetrado a todas las instituciones a niveles que no tienen precedentes¡±. Eso, en Honduras, no se dice as¨ª como as¨ª.
Hace dos semanas, el senador estadounidense Bernie Sanders dijo en uno de los debates de los precandidatos del Partido Dem¨®crata que ¡°Honduras es un Estado fallido, con masiva corrupci¨®n¡±. No se equivocaba. Ha visto las consecuencias en su frontera sur. El senador tambi¨¦n ha escuchado el parpeo del pato: Hace cua cua. Como un narcoestado.
EL PA?S y EL FARO se unen para ampliar la cobertura y conversaci¨®n sobre Centroam¨¦rica. Cada 15 d¨ªas, el s¨¢bado, un periodista de EL FARO aportar¨¢ su mirada en EL PA?S a trav¨¦s de an¨¢lisis sobre la regi¨®n, que afronta una de sus etapas m¨¢s agitadas.