Un Berlusconi bis
La habilidad de Salvini, despu¨¦s de asumir el liderazgo de la antigua Liga Norte, ha sido canalizar el potencial transformador del ocaso de la clase media italiana
?C¨®mo ha llegado Italia hasta aqu¨ª? Para obtener una respuesta es necesario primero mirar a la cultura. La degradaci¨®n cultural se puede identificar con la demolici¨®n por parte de las televisiones berlusconianas del cine italiano, un arte que todo el mundo amaba, respetaba y segu¨ªa, cortando uno de los puentes creativos que nos un¨ªan con el resto del mundo. En su lugar Silvio Berlusconi impuso a los italianos una marea de series y varios productos made in USA.
Fueron pocos los que anticiparon la profunda, desesperante decadencia cultural y los da?os psicosociales que la televisi¨®n generar¨ªa en los italianos. Entre los que s¨ª lo anticiparon estuvo Pier Paolo Pasolini. Defini¨® la cat¨¢strofe que se aproximaba como ¡°genocidio cultural¡±. Describ¨ªa as¨ª la r¨¢pida p¨¦rdida de valores, sentimientos y tradiciones a todos los niveles de la sociedad italiana, una desculturalizaci¨®n arraigada que ni el fascismo fue capaz de conseguir, y que estaba disgregando a la sociedad italiana.
El historiador Paul Ginsborg demostr¨®, antes de la llegada de Matteo Salvini, que la combinaci¨®n del populismo antipol¨ªtico y del poder medi¨¢tico de Berlusconi hab¨ªa corro¨ªdo las bases de la democracia italiana, abri¨¦ndola a la irrupci¨®n del populismo extremista y xen¨®fobo.
El Movimiento 5 Estrellas naci¨® con una voluntad justicialista y purificadora in¨¦dita en la pol¨ªtica italiana. En 2018 el Movimiento gan¨® las elecciones generales en Italia, pero de facto perdi¨® el poder, en manos del agitador Salvini. Este, no pudiendo aplicar un programa de gobierno centrado en objetivos concretos, se ha limitado a reproducir con violencia verbal la herencia futbol¨ªstica berlusconiana, de confrontaci¨®n, recuperando la oposici¨®n del nosotros-ellos como eje central, y la ret¨®rica capaz de atrapar a la gente com¨²n, la misma que cre¨ªa en los milagros que promet¨ªa Berlusconi.
Unos meses despu¨¦s, las elecciones europeas han supuesto la victoria abrumadora de la hip¨¦rbole xen¨®foba y nacionalista: la Liga duplic¨® sus votos y el Movimiento 5 Estrellas perdi¨® m¨¢s de seis millones de sufragios.
La d¨¦cada de Berlusconi ha facilitado la llegada de timadores, filibusteros y encantadores de serpientes sin escr¨²pulos. La habilidad de Salvini, despu¨¦s de asumir el liderazgo de la antigua Liga Norte, ha sido canalizar el potencial transformador resultante del ocaso de la clase media italiana. La estrategia de externalizaci¨®n de los conflictos a trav¨¦s de la individualizaci¨®n de chivos expiatorios como Bruselas, los inmigrantes o el euro, permite acumular siempre m¨¢s poder en el seno de una praxis pol¨ªtica basada en el dolce far niente, en el que los rugidos nacionalistas colman el vac¨ªo de la ausencia de un programa pol¨ªtico.
Fueron las televisiones de Berlusconi las primeras en atemorizar a los telespectadores con el fantasma de la inmigraci¨®n masiva. Diariamente retransmit¨ªan im¨¢genes de embarcaciones repletas de inmigrantes a punto de ¡°invadir¡± Italia. La misma pol¨ªtica del miedo se aplic¨® tambi¨¦n respecto de la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea con la entrada de Hungr¨ªa, Bulgaria y Rumania. A?os de propaganda continuada han preparado a los italianos para no saber gestionar la diversidad; m¨¢s bien lo contrario, para tenerle miedo.
Es imposible entender las incongruencias y los impulsos autodestructivos de la pol¨ªtica italiana sin tener en cuenta la continuidad entre el momento pol¨ªtico presente y el pasado. El ascenso del nuevo hombre fuerte, Salvini, no se puede considerar una novedad, sino como un Berlusconi bis, esto s¨ª, m¨¢s agresivo y sin frenos.
Daniele Conversi es profesor de Investigaci¨®n en el Departamento de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y la Fundaci¨®n Ikerbasque. Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.