El mundo levanta fronteras otra vez
La crisis provoca limitaciones a los desplazamientos entre Europa y el resto del mundo y una reducci¨®n de la movilidad en la propia UE tras d¨¦cadas de globalizaci¨®n
Todos encerrados. En casa, en las ciudades, en los viejos Estados cuyas fronteras recobran el lustre y la solidez perdidas despu¨¦s de d¨¦cadas de globalizaci¨®n. La r¨¢pida propagaci¨®n del pat¨®geno SARS-CoV-2 acelera el levantamiento de nuevas barreras entre socios y pa¨ªses aliados.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunci¨® en la madrugada del jueves la prohibici¨®n durante un mes de los vuelos a su naci¨®n procedentes de los principales pa¨ªses de la Uni¨®n...
Todos encerrados. En casa, en las ciudades, en los viejos Estados cuyas fronteras recobran el lustre y la solidez perdidas despu¨¦s de d¨¦cadas de globalizaci¨®n. La r¨¢pida propagaci¨®n del pat¨®geno SARS-CoV-2 acelera el levantamiento de nuevas barreras entre socios y pa¨ªses aliados.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunci¨® en la madrugada del jueves la prohibici¨®n durante un mes de los vuelos a su naci¨®n procedentes de los principales pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. No es la primera restricci¨®n de este tipo desde que en enero estall¨® la epidemia, ni ser¨¢ la ¨²ltima. Pero la medida resume el momento: el virus global aviva el instinto de protecci¨®n y, al mismo tiempo, es un caldo de cultivo para los recelos y los sentimientos nacionales.
¡°Para evitar que nuevos casos entren en nuestro territorio, suspenderemos todos los viajes desde Europa hasta Estados Unidos en los pr¨®ximos 30 d¨ªas. Las nuevas reglas entrar¨¢n en vigor el viernes a medianoche¡±, anunci¨® Trump desde la Casa Blanca. Entre los exentos se encuentra el Reino Unido, que el 31 de enero abandon¨® la UE, Irlanda y los pa¨ªses que no pertenecen a Schengen, espacio donde en principio no existen controles de aduanas.
¡°El coronavirus es una crisis global, no limitada a ning¨²n continente y que requiere la cooperaci¨®n m¨¢s que la acci¨®n unilateral¡±, reaccionaron en un comunicado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y su hom¨®loga en la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen. Michel y Von der Leyen lamentaron que Trump haya adoptado una decisi¨®n de tal trascendencia sin consultarlos.
Para el hombre que hace tres a?os anunciaba una prohibici¨®n de viajar a EE UU desde pa¨ªses musulmanes, aplicar la prohibici¨®n a los viejos aliados europeos era como cerrar un c¨ªrculo. Para el presidente que promet¨ªa construir un muro con M¨¦xico y agitaba la bandera del America first ¡ªo Am¨¦rica primero¡ª, la respuesta al coronavirus es la plasmaci¨®n, a gran escala, de la doctrina nacionalista que le llev¨® al poder.
¡°A Trump no le gusta la Uni¨®n Europea, la quiere romper, no es ninguna novedad¡±, dice en Par¨ªs Fran?ois Heisbourg, consejero del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos. ¡°Quiere hacernos da?o. Lo interpretar¨ªa m¨¢s como un ajuste de cuentas entre Trump y los europeos que como una manifestaci¨®n m¨¢s profunda ligada al coronavirus¡±. Heisbourg recuerda que otros pa¨ªses han adoptado decisiones similares, en la suspensi¨®n de vuelos, por parte de India o Israel, o de los mismos europeos respecto a vuelos procedentes de China. Pero se hab¨ªa hecho de manera concertada, y sin subtexto pol¨ªtico.
Connotaciones ideol¨®gicas
As¨ª la enfermedad adquiere connotaciones ideol¨®gicas. ¡°Un virus extranjero¡±, lo describe Trump, como si el SARS-Cov-2, causante de la enfermedad Covid-19, tuviese patria. ¡°Este virus no tiene pasaporte¡±, declar¨® anoche el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron.
Clare Wenham, profesora de pol¨ªtica sanitaria global en la London School of Economics, pone en duda la eficacia, a estas alturas de la crisis, de medidas restrictivas como la que ha aplicado el presidente de EE UU. Poner nuevas fronteras al virus es poner puertas al campo.
¡°Sabemos que las prohibiciones de viajar no funcionan para frenar la enfermedad¡±, dice Wenham. Quienes quieran viajar a EE UU, podr¨¢n seguir haci¨¦ndolo a trav¨¦s del Reino Unido, M¨¦xico o Canad¨¢, por ejemplo, explica. ¡°No prohibir¨¢ a la gente entrar en EE UU¡±, a?ade. ¡°Adem¨¢s, esto no frenar¨¢ la transmisi¨®n en EE UU: ya est¨¢ ah¨ª¡±. Incluso cuando las prohibiciones se establecen antes de que el virus haya empezado a circular por un pa¨ªs determinado, explica desde Londres Wenham, ¡°las evidencias muestran que el ¨²nico efecto es el aplazamiento¡±. ¡°No impide que tengas el virus, solo lo aplaza¡±.
¡°No hay duda de que [la medida de Trump] habr¨ªa funcionado hace tres semanas. Ahora ya es un poco tarde, el virus ha sobrepasado fronteras, la mayor¨ªa de pa¨ªses tienen transmisi¨®n comunitaria, lo que significa que no se puede detectar qui¨¦n lo trajo¡±, dice el economista Hans-Joachim Voth, de la Universidad de Z¨²rich, que ha estudiado la efectividad econ¨®mica de las medidas restrictivas a la libertad de movimiento. ¡°Si las prohibiciones de viajar se mantienen mucho tiempo, est¨¢ claro que el comercio acabar¨¢ sufriendo. Este va de la mano con los viajes¡±, explica. Pero precisa: ¡°Esto no significa que no se pueda comerciar mucho con pocos viajes. La mayor¨ªa de viajes son de placer, y es un gran negocio tambi¨¦n¡±. Entre los cambios de costumbres que puede propiciar la crisis se encuentra una reducci¨®n de la movilidad. ¡°Tiene sentido preguntarnos cu¨¢nto queremos viajar¡±, afirma Voth.
Una UE dividida
Para la UE titubeante y dividida, te¨®rico espacio de libertad y solidaridad donde los partidarios de deshacer los v¨ªnculos llevan a?os ganando posiciones, el coronavirus ¡ªy la decisi¨®n de Trump¡ª es un espejo de sus flaquezas. Los propios europeos restringen los movimientos entre ellos ¡ªesta misma semana, Espa?a prohib¨ªa los vuelos directos desde Italia¡ª y algunos plantean reforzar los controles fronterizos con la idea de frenar el virus. Italia reclama solidaridad europea y China acude en su ayuda, mientras el Gobierno franc¨¦s cuestiona la estrategia de Roma para frenar la enfermedad. Seis pa¨ªses ya tienen suspendido Schengen ¡ªpor la lucha antiterrorista o para controlar la inmigraci¨®n¡ª y el actual momento de doble tensi¨®n por el virus y por la afluencia de demandantes de asilo a las costas de Grecia podr¨ªa dar un nuevo impulso a los movimientos de repliegue. De repente, uno de los pilares del ideal europeo ¡ªla libre circulaci¨®n de personas¡ª est¨¢ en riesgo.
No es solo EE UU, tambi¨¦n Europa. Las m¨¢s recientes convulsiones globales ¡ªla de 1989, con la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn; la de 2001, tras los atentados de las Torres Gemelas; o la de 2008 con la crisis financiera¡ª sorprendieron al mundo con unas instituciones internacionales que, retrospectivamente, parecen m¨¢s o menos s¨®lidas. Los l¨ªderes, como m¨ªnimo sobre el papel, cre¨ªan en la cooperaci¨®n internacional.
Hoy la crisis del coronavirus ¡ªel virus que apareci¨® en China y que ha causado ya 133.000 enfermos y casi 5.000 muertos¡ª encuentra un mundo distinto. Las instituciones internacionales ¡ªdesde la ONU hasta la OTAN, pasando por la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC)¡ª est¨¢n cuestionadas por la misma potencia mundial que impuls¨® su creaci¨®n. Marcan el paso las fuerzas contrarias a la globalizaci¨®n, las formaciones que prometen la inmigraci¨®n cero, o quienes como el primer ministro brit¨¢nico Boris Johnson prometen salirse ¡ªy lo cumplen¡ª de las organizaciones comunes.
El mundo vive encerrado ahora por causa de coronavirus, pero ya hac¨ªa tiempo que hab¨ªa empezado a cerrarse.
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