La abstenci¨®n joven desinfla la revoluci¨®n de Bernie Sanders
Los motivos de la ca¨ªda del candidato izquierdista est¨¢n en la esencia misma de su campa?a de movilizaci¨®n
En el interior de un parque ferial de Salt Lake City (Utah), el pasado 2 de marzo, v¨ªspera del Supermartes, la revoluci¨®n de Bernie Sanders navegaba viento en popa. El mismo mensaje, el mismo entusiasmo. Pero afuera todo se desmoronaba. Unas primarias de siete empezaban a reducirse a una batalla de uno contra uno. Tres candidatos retirados volaban en secreto a Dallas para escenificar su apoyo al centrista Joe Biden. En el cuartel general de la campa?a...
En el interior de un parque ferial de Salt Lake City (Utah), el pasado 2 de marzo, v¨ªspera del Supermartes, la revoluci¨®n de Bernie Sanders navegaba viento en popa. El mismo mensaje, el mismo entusiasmo. Pero afuera todo se desmoronaba. Unas primarias de siete empezaban a reducirse a una batalla de uno contra uno. Tres candidatos retirados volaban en secreto a Dallas para escenificar su apoyo al centrista Joe Biden. En el cuartel general de la campa?a de Sanders en Washington, en las cuentas de Twitter de sus seguidores, en los m¨®viles de su ej¨¦rcito de voluntarios, se repet¨ªa una idea: ?De verdad cre¨ªais que nos iban a permitir ganar?
El establishment dem¨®crata hab¨ªa salido al rescate del partido. Como en 2016, lamentaba la insurgencia, volver¨ªan a hacer lo que estuviera en sus manos para frenar a Bernie Sanders. Pero lo cierto es que el agente que saboteaba la revoluci¨®n hab¨ªa que buscarlo en su seno mismo. Sanders supo siempre que solo si lograba generar una movilizaci¨®n hist¨®rica, si incorporaba masivamente a los j¨®venes en la pol¨ªtica electoral, podr¨ªa llegar a la nominaci¨®n dem¨®crata y, despu¨¦s, a la Casa Blanca. Lo repet¨ªa en sus discursos: ¡°Debemos centrarnos en construir un movimiento de bases sin precedentes en la historia pol¨ªtica del pa¨ªs¡±. Lo suger¨ªa el propio eslogan de su campa?a: ¡°Yo no. Nosotros¡±. Pero result¨® que ha sido el candidato moderado Joe Biden, y no ¨¦l, quien est¨¢ logrando esa movilizaci¨®n.
La teor¨ªa de Sanders ha chocado contra la realidad. El proceso para evitar un segundo mandato de Trump ha movilizado a nuevos votantes, s¨ª. Solo que no han sido los j¨®venes, sino los mayores, los vecinos moderados de los suburbios y los afroamericanos. No son las grandes corporaciones, ni los medios de comunicaci¨®n, ni el dinero de los supermillonarios, ni el aparato del partido, a quienes acostumbra a apuntar el dedo acusador del sanderismo, los que han hecho descarrilar la revoluci¨®n. Ha sido ese electorado joven que llena sus m¨ªtines y viste sus camisetas, pero que se resiste a acudir en masa a las urnas.
De Carolina del Sur a Michigan, de Texas a Misuri, los dem¨®cratas de los 21 Estados que han votado desde el 29 de febrero han enviado un mensaje. No quieren una revoluci¨®n. Solo quieren echar a Donald Trump. Y, salvo que cambien mucho las cosas, consideran que Joe Biden es quien m¨¢s posibilidades tiene de hacerlo.
Las se?ales estaban ah¨ª desde el principio, ocultas bajo la euforia de los mitines animados por estrellas del rock, en las respuestas a los sondeos a pie de urna, en la letra peque?a de los resultados desde la primera contienda en Iowa. Ya en ese Estado, donde comenz¨® la carrera el 3 de febrero, la participaci¨®n cay¨® por debajo de las expectativas de quienes cre¨ªan que solo un vigoroso activismo de base puede llevar a una victoria dem¨®crata en noviembre. Los l¨ªderes de las campa?as esperaban 300.000 votantes, pero solo hubo 176.000. Es un 3% m¨¢s que hace cuatro a?os, pero ¡°muy lejos de lo que esperaban los dem¨®cratas¡±, como se encarg¨® de recordar la campa?a de Trump. En New Hampshire la participaci¨®n parec¨ªa mejor: 45.000 votantes m¨¢s que en 2016. Pero el problema es que la poblaci¨®n en edad de votar hab¨ªa crecido en la misma medida.
Y ocurri¨® que, tras un arranque de campa?a muy flojo, acab¨® siendo Joe Biden el que logr¨® esa movilizaci¨®n masiva que promet¨ªa su rival. El primer aviso lleg¨® el 29 de febrero en Carolina del Sur, que trajo la primera victoria del exvicepresidente. La participaci¨®n en ese Estado, que supon¨ªa la primera cita con el electorado afroamericano, bati¨® el r¨¦cord que hab¨ªa marcado la carrera presidencial de Barack Obama en 2008.
Lleg¨® el Supermartes, y en un Estado tras otro, con la excepci¨®n de California, la evidencia era que Sanders no hab¨ªa logrado la movilizaci¨®n de votantes j¨®venes que esperaba. En ning¨²n Estado los menores de 30 a?os representaron m¨¢s del 20% del electorado. La participaci¨®n en general subi¨® respecto a 2016, seg¨²n un estudio del Instituto de Pol¨ªtica de Harvard, pero solo en cuatro Estados subi¨® el voto de los j¨®venes de entre 18 y 29 a?os. ¡°?Hemos tenido el ¨¦xito que yo esperaba en movilizar a los j¨®venes? La respuesta es no¡±, reconoc¨ªa el propio candidato ante los periodistas, tras su decepcionante resultado.
El patr¨®n se repiti¨® este martes, cuando votaron otros seis Estados. Los sondeos a pie de urna muestran que, en la gran mayor¨ªa de los Estados que han votado hasta ahora, la participaci¨®n de los j¨®venes es menor o igual a la de 2016. Sanders sigue contando con un apoyo abrumador entre los j¨®venes, y el gran ¨¦xito del candidato es que cuatro a?os despu¨¦s, como demuestran los sondeos a pie de urna, la mayor¨ªa de los votantes dem¨®cratas apoya su agenda progresista. Sin embargo, el senador por Vermont no ha logrado expandir de manera determinante el movimiento que construy¨® en 2016, cuando perdi¨® la candidatura ante Hillary Clinton.
Joe Biden, tras aglutinar tras de s¨ª el conjunto del voto moderado, s¨ª ha logrado en cambio movilizar al electorado de manera significativa. La congresista Alexandria Ocasio-Cortes, de 30 a?os, estrella rutilante del firmamento sanderista, se?alaba la clave en un mensaje a sus seguidores este mi¨¦rcoles. ¡°Este a?o hay algo diferente: derrotar a Trump, comprensiblemente, es la prioridad n¨²mero uno para pr¨¢cticamente todos los votantes que hemos visto. La noci¨®n de elegibilidad ha sido decisiva para dar forma a estas primarias¡±, explicaba. ¡°Hemos ganado el debate ideol¨®gico, pero estamos perdiendo el de la elegibilidad¡±, reconoc¨ªa el mismo d¨ªa el propio Sanders.