Biden contra Sanders: dos antagonistas para recuperar la Casa Blanca
La carrera de primarias ha acabado reducida a un duelo entre dos perfiles opuestos, sin tercera v¨ªa, que se debate entre revoluci¨®n o reformas
Los votantes dem¨®cratas tienen ya dos opciones entre las que escoger a su candidato a la Casa Blanca. En un lado, un peso pesado de la Administraci¨®n de Barack Obama, un veterano del partido dem¨®crata, con una agenda reformista que promete curar las heridas de la empobrecida clase trabajadora estadounidense. En el otro, un pol¨ªtico independiente, declarado socialista, con una bater¨ªa de planes econ¨®micos de ambici¨®n transformadora, casi revolucionaria, con similar leit motiv. Enfrente, Donald Trump.
?Hablamos de 2016 o de 2020? Cuatro a?os despu¨¦s, las primarias dem¨®cratas se han adentrado en una encrucijada casi id¨¦ntica a la de las ¨²ltimas. Entonces Hillary Clinton, exsecretaria de Estado y destacado miembro de los dem¨®cratas, se enfrentaba Bernie Sanders, senador izquierdista e independiente de Vermont, que promet¨ªa una revoluci¨®n y, a lomos de un movimiento juvenil electrizante, estaba lanzando una suerte algo parecido a una opa hostil al partido de los Clintons y los Obama.
Esta vez, hasta 25 hombres y mujeres se han postulado en el ¨²ltimo a?o a la nominaci¨®n para las elecciones presidenciales de noviembre, pero no se ha abierto paso a ninguna tercera v¨ªa. Tras las votaciones celebradas en 14 Estados el pasado martes, la carrera ha acabado reducida a un duelo entre dos nombres tan antagonistas como los 2016: Joe Biden, vicepresidente de la era Obama, y de nuevo, Sanders.
El primero encarna el discurso moderado dem¨®crata y tiene a pr¨¢cticamente todos los popes del partido de su lado. El segundo es un viejo rockero de la izquierda apoyado en un movimiento de base de aire contracultural. Ambos nacieron durante la Segunda Guerra Mundial y llevan medio siglo metidos en pol¨ªtica. Ambos se han lanzado ya en el pasado a por la presidencia de Estados Unidos. Ambos, cerca de los 80 a?os de edad, saben que esta es su ¨²ltima oportunidad.
¡°Me dijeron al principio de todo esto que hab¨ªa dos carriles, el carril progresista que lideraba Bernie Sanders y el carril moderado al frente del cual estaba Joe Biden, y que no hab¨ªa margen para nadie m¨¢s en esto. Yo cre¨ª que eso no era as¨ª, pero evidentemente lo era¡±, dijo con amargura Elizabeth Warren al anunciar su retirada el jueves.
Joe Biden (Scranton, Pensilvania, 77 a?os) lleg¨® al Senado con 30 a?os por el Estado de Delaware y, tras una larga trayectoria legislativa y par de intentonas fracasadas por la presidencia, Barack Obama le hizo vicepresidente. En los discursos, exhibe los galones de su experiencia en la Administraci¨®n, en la pol¨ªtica exterior estadounidense, y alerta contra movimientos demasiado radicales que ahuyentan a los votantes moderados. ¡°El futuro presidente va a heredar un pa¨ªs dividido en un mundo ca¨®tico, no va a haber tiempo para entrenar¡±, advert¨ªa el pasado diciembre en San Antonio (Texas), una idea que suele repetir. ¡°Necesitamos a alguien con habilidad probada para unir a la gente y conseguir que se aprueben leyes, ese soy yo¡±, arenga al p¨²blico.
Pero la hemeroteca de 50 a?os de vida en la jungla pol¨ªtica de Washington tambi¨¦n supone problemas para Biden. Los progresista le recuerdan hoy su voto a favor de la guerra de Irak, el entendimiento con pol¨ªticos segregacionistas, el apoyo a algunos recortes de la Seguridad Social o su pol¨¦mico papel de ¨¢rbitro en la audiencia por acoso de Anita Hill.
Hoy, como el conjunto del Partido Dem¨®crata, la agenda pol¨ªtica de Biden ha virado a la izquierda, aunque queda muy lejos de las medidas m¨¢s osadas de su rival, Sanders. El programa del vicepresidente propone la opci¨®n de un seguro p¨²blico de salud a todos los estadounidenses, aunque manteniendo la opci¨®n privada, reducir los costes de la educaci¨®n y aliviar la carga de la deuda estudiantil, un gran lastre para Estados Unidos, donde mucho j¨®venes van a la universidad a golpe de cr¨¦ditos personales y pasan a?os pag¨¢ndolos. Tambi¨¦n se ha comprometido a reactivar la fuerza de los sindicatos y defendido que el salario m¨ªnimo deber¨ªa subir a 15 d¨®lares la hora para todos, en l¨ªnea con el sector progresista del partido.
El senador de Vermont, por su parte, es un ferviente creyente del socialismo democr¨¢tico desde los a?os 60. Pr¨¢cticamente ha forjado toda su carrera pol¨ªtica independiente de los partidos. Comenz¨® como alcalde de Burlington, una ciudad de 42.000 habitantes de Vermont, y lleg¨® al Congreso de Estados Unidos en 1991 fiel a ese mismo discurso que preocupa a buena parte del establishment dem¨®crata. Entre otras medidas, Sanders defiende la sanidad p¨²blica universal, incluido el veto a la opci¨®n de seguros privados, la condonaci¨®n de las deuda de los estudiantes, la gratuidad de todas las universidades p¨²blicas y medidas de mucho calado en las grandes empresas, como la obligaci¨®n para las que facturan m¨¢s de 100 millones de d¨®lares al a?o de transferir progresivamente hasta el 20% de su capital.
Revoluci¨®n o reformas. En un tiempo de empobrecimiento de la clase media ¡ªel ¨ªndice de desigualdad econ¨®mica entre los hogares alcanz¨® en 2018 su m¨¢ximo hist¨®rico desde que comenzaron los registros hace m¨¢s de medio siglo, seg¨²n el Censo¡ª, buena parte del gran dilema dem¨®crata estriba en si la Casa Blanca se recupera girando m¨¢s a la izquierda, movilizando y hallando nuevos yacimientos de votantes, o amarrando a la bases tradicionales.
¡°?Alguien verdaderamente serio cree que un presidente respaldado por el mundo corporativo va a traer los cambios que las familias trabajadoras y la clase media necesitan?¡±, argument¨® Sanders este mi¨¦rcoles.
Ganar¨¢ quien mejor lea en qu¨¦ punto est¨¢ el grueso de los dem¨®cratas. Una encuesta del instituto de estudios sociol¨®gico Pew, realizado en 2019, se?alaba que solo 47% de los dem¨®cratas se defin¨ªa como liberal (en el sentido de progresista), mientras que el 38% se declaraba moderado y el 14% conservador. Pero entran en juego otros factores. En estas primarias tambi¨¦n se enfrentan dos modelos de liderazgo, uno fogoso y personalista, el de Bernie Sanders, convertido es una especie de icono juvenil; frente a un Biden, sin gran oratoria, a veces incluso torpe, pero muy c¨¢lido en las distancias cortas y, sobre todo, apoyado en toda una idea de partido.
La batalla revela tambi¨¦n una enorme brecha generacional entre las bases, otro tipo de polarizaci¨®n. El 60% de los j¨®venes de entre 18 y 29 a?os que vot¨® el pasado Supermartes lo hizo a Sanders, mientras que solo el 17% lo hizo a Biden. Mientras, entre los mayores de 65%, un 48% apoyo a Sanders y un 15%, seg¨²n una encuesta a pie de urna de la cadena ABC y The Washington Post. ?Qui¨¦n sale ganando? Esa semana fue el exvicepresidente, ya que esa movilizaci¨®n juvenil no sirve si la participaci¨®n no es equivalente: en ning¨²n Estado el electorado menor de 30 a?os supuso m¨¢s del 20% de los votantes, seg¨²n datos de The New York Times. Mientras, Biden arrasa entre los votantes afroamericanos. En una encuesta de primeros de enero de The Washington Post-Ipsos, cuando la carrera a¨²n contaba con una decena de aspirantes, lograba un 48% de apoyo, seguido por Sanders, con el 20%.
Las l¨ªneas de ataque de Trump ya se conocen. Ataca al vicepresidente con Ucrania y el pol¨¦mico trabajo de su hijo, Hunter, para una firma gasista del pa¨ªs (Burisma), cuando el padre era vicepresidente, origen del esc¨¢ndalo de presiones que llev¨® al juicio pol¨ªtico contra el republicano. A Sanders, lo acusa de radical socialista.
A falta de los resultados definitivos de California, el vicepresidente aventaja al senador de Vermont ligeramente en n¨²mero de delegados (664 a 573, seg¨²n Real Clear Politics), pero queda a¨²n carrera por delante (hacen falta 1.991 para conseguir la nominaci¨®n). Importantes Estados considerados bisagra, como Michigan, Ohio o Pensilvania tienen que votar y lo que elijan enviar¨¢ una se?al muy importante a los dem¨®cratas. All¨ª se perdieron en 2016 las elecciones contra Donald Trump. El mantenimiento de la congresista Tulsi Gabbard en las papeletas resulta anecd¨®tico, ya que no ha cosechado ning¨²n resultado significativo ni las encuestas le auguran cambio alguno. Se habla estos d¨ªas de que el Partido Dem¨®crata busca su alma, pero sobre todo busca sentarse de nuevo en el Despacho Oval.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.