El tel¨®n de acero v¨ªrico: por qu¨¦ el eje Este/Oeste pesa m¨¢s ahora que el Norte/Sur
En materia sanitaria, econ¨®mica y pol¨ªtica parece que los meridianos son hoy m¨¢s relevantes que los paralelos
Pese a ciertos clich¨¦s, en la Europa de hoy parecen importar m¨¢s los meridianos que los paralelos. La habitual contraposici¨®n entre Norte y Sur es en muchos aspectos menos relevante ahora que la que hay entre Oeste y Este. En t¨¦rminos sanitarios, econ¨®micos y pol¨ªticos la principal l¨ªnea divisoria es vertical y tiene grosso modo a Alemania, Austria y Dinamarca como pa¨ªses bisagra.
La cuesti¨®n sanitaria. La pandemia est¨¢ golpeando con mayor intensidad las zonas occidentales de la Uni¨®n Europea. Con todas las cautela...
Pese a ciertos clich¨¦s, en la Europa de hoy parecen importar m¨¢s los meridianos que los paralelos. La habitual contraposici¨®n entre Norte y Sur es en muchos aspectos menos relevante ahora que la que hay entre Oeste y Este. En t¨¦rminos sanitarios, econ¨®micos y pol¨ªticos la principal l¨ªnea divisoria es vertical y tiene grosso modo a Alemania, Austria y Dinamarca como pa¨ªses bisagra.
La cuesti¨®n sanitaria. La pandemia est¨¢ golpeando con mayor intensidad las zonas occidentales de la Uni¨®n Europea. Con todas las cautelas debidas a los l¨ªmites y a las heterodoxias en la recolecci¨®n de datos, hay suficiente margen como para notar la diferencia. Seg¨²n datos oficiales recopilados por la Johns Hopkins, el ventr¨ªculo occidental de la UE (con la notable excepci¨®n de Portugal) sufre tasas de mortalidad superiores a 20 fallecimientos por cada 100.000 habitantes: B¨¦lgica, 65; Espa?a, 52; Italia, 45; Reino Unido (ya fuera de la UE), 39; Francia, 36; Holanda, 27; Irlanda, 24. El ¨¢rea bisagra compuesta por Alemania, Austria y Dinamarca est¨¢ entre 6 y 7. Al otro lado, entre otros, Hungr¨ªa y Finlandia, 3; Rep¨²blica Checa, 2; Polonia y Grecia 1.
Estos datos no implican ning¨²n juicio de valor, ya que en gran medida simplemente se deben a circunstancias fortuitas de propagaci¨®n. Pero es una diferencia que permite algunas reflexiones. Por un lado la constataci¨®n de la mayor integraci¨®n ¡ªpor tanto lazos y correas de transmisi¨®n¡ª dentro del sector occidental que entre occidente y oriente. Despu¨¦s, m¨¢s importante, la de que afrontamos el calvario que queda por delante desde puntos de partida diferentes.
La cuesti¨®n econ¨®mica. En esta materia tambi¨¦n, hay ¨¢ngulos de lectura fundamentales en el eje Oeste / Este. Por un lado, el desigual impacto de la pandemia probablemente provocar¨¢ contragolpes econ¨®micos diferentes. Por otra parte, en la batalla pol¨ªtica-econ¨®mica se configuran diferentes capas de intereses. Los pa¨ªses a occidente de la zona bisagra (aunque tambi¨¦n Grecia) son aquellos que lideraron la infructuosa batalla por la mutualizaci¨®n de la deuda. Los de la zona bisagra ¡ªAlemania, Austria, y en este caso Holanda y Suecia¡ª son aquellos que se opusieron a esa soluci¨®n y aquellos que tienen mayor margen para suministrar ayudas de estado a sus empresas en dificultad. Esto puede distorsionar a su favor el mercado interior. A oriente del ¨¢rea bisagra, la mayor¨ªa de pa¨ªses no pertenecen a la Zona euro, tienen inter¨¦s en que el esfuerzo de solidaridad se cocine y canalice en el formato a Veintisiete, vinculados a los presupuestos generales. Gozan de momento del menor impacto de la pandemia, pero tambi¨¦n tienen menos m¨²sculo para suministrar ayudas.
La cuesti¨®n pol¨ªtica. En este apartado tambi¨¦n las diferencias son evidentes e influyentes. En el Este, hay m¨²ltiples factores de inquietud democr¨¢tica: desde los poderes muy extraordinarios que el Parlamento h¨²ngaro ha entregado a V¨ªctor Orb¨¢n hasta la organizaci¨®n de las presidenciales en Polonia. La reciente victoria en Eslovaquia de un partido populista conservador incrementa el abismo en ambas partes de la UE en cuanto a valores civiles. Habr¨¢ que ver c¨®mo se manejar¨¢n en estas democracias m¨¢s j¨®venes y fr¨¢giles los sistemas de seguimiento necesarios para evitar futuros rebrotes del virus.
La zona bisagra destaca en cambio por una gesti¨®n pol¨ªtico-civil bastante ordenada. Alemania, Austria o Dinamarca han manejado la crisis hasta ahora con cierta eficacia. En claro contraste con el Este, el Tribunal Constitucional alem¨¢n reafirm¨® el derecho de manifestaci¨®n incluso en plenas medidas de control sanitario. Mientras, en Polonia, los ciudadanos protestaban como pod¨ªan para frenar la aprobaci¨®n de medidas ultraconservadoras en materia de aborto y educaci¨®n sexual, que reaparecieron de forma muy intempestiva en la orden del d¨ªa del parlamento polaco en plena pandemia.
Las l¨ªneas de demarcaci¨®n no son perfectas. El occidental Portugal ha capeado bien hasta ahora la crisis sanitaria; la oriental Grecia coincide en el pulso econ¨®mico con el Oeste; Holanda y Suecia est¨¢n en la zona bisagra econ¨®mica pero no tanto en la pand¨¦mica. Por supuesto, dentro de las mismas hay muchos matices. Sin embargo, conviene no subestimar la tracci¨®n que tienen las diferencias pol¨ªticas, econ¨®micas, culturales y geogr¨¢ficas en clave de meridianos ¡ªy no sobreestimar¡ª las de paralelos, con la habitual ret¨®rica norte/sur.
En cualquier esquema, Alemania es el pa¨ªs central y decisivo. Es el que decanta el rumbo de las cosas. Adem¨¢s, por su posici¨®n geogr¨¢fica, es aquel del que m¨¢s depende la cohesi¨®n de esta Europa unida pero todav¨ªa tan heterog¨¦nea en tantos y relevantes sentidos.