¡°En Bielorrusia vivimos una situaci¨®n del estilo de Chern¨®bil¡±
La escritora Svetlana Aleksi¨¦vich denuncia que Lukashenko minimiza el peligro del coronavirus y pone en riesgo a la poblaci¨®n
El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, menosprecia la propagaci¨®n del coronavirus en su pa¨ªs y frente a este l¨ªder desafiante se encuentra una ¡°sociedad asustada, enferma e incapaz de oponerse¡± cuando la mandan a la calle a festejar desafiando el peligro. As¨ª lo opina desde Minsk la escritora Svetlana Aleksi¨¦vich, premio Nobel de Literatura de 2015. Algo parecido sucedi¨® en 1986 tras el accidente de la central nuclear de Chern¨®bil, afirma la gran cronista de aquella tragedia en una entr...
El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, menosprecia la propagaci¨®n del coronavirus en su pa¨ªs y frente a este l¨ªder desafiante se encuentra una ¡°sociedad asustada, enferma e incapaz de oponerse¡± cuando la mandan a la calle a festejar desafiando el peligro. As¨ª lo opina desde Minsk la escritora Svetlana Aleksi¨¦vich, premio Nobel de Literatura de 2015. Algo parecido sucedi¨® en 1986 tras el accidente de la central nuclear de Chern¨®bil, afirma la gran cronista de aquella tragedia en una entrevista por Skype con EL PA?S.
Aleksi¨¦vich se refiere a Bielorrusia como una ¡°sociedad durmiente¡±, un calificativo que dice haber acu?ado tras tomar el pulso a los c¨ªrculos de oposici¨®n a Lukashenko: ¡°Me di cuenta de que nuestra sociedad es como alguien que duerme y no puede despertarse porque no le trabajan ni los m¨²sculos ni el cerebro¡±.
¡°Desde hace m¨¢s de 25 a?os Bielorrusia es dirigida por Lukashenko. Estamos ante un sistema autoritario y una sociedad durmiente y atrofiada. La sociedad no est¨¢ entrenada para la independencia, ni para la cr¨ªtica y la autoprotecci¨®n y ni siquiera desarrolla estas facultades. La sociedad civil es apenas un embri¨®n¡±, concluye la escritora.
Pasan de las 13.00 (una hora menos en la Espa?a peninsular) de este mi¨¦rcoles y Aleksi¨¦vich permanece en su piso con estupendas vistas al estanque en el centro de Minsk. A su espalda se adivina el confort de su acogedora cocina. Confiesa que sale poco a la calle por encontrarse en el grupo de riesgo por edad (cumplir¨¢ 72 a?os a fines de mes) y por la inflamaci¨®n de un nervio que se agudiza cada primavera.
¡°Muchos temen menos a la muerte que a la p¨¦rdida del trabajo o a los conflictos con el poder; los peque?os empresarios que no quieren enfrentarse, aunque se van a arruinar por razones obvias; los funcionarios del Estado, toda esa gente que tiene algo que perder¡±, afirma Aleksi¨¦vich.
Lukashenko y los medios de comunicaci¨®n oficiales minimizan el peligro del coronavirus y el presidente, desoyendo los consejos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, ha convocado un grandioso desfile el 9 de mayo para festejar el 75? aniversario del fin de la guerra con la Alemania nazi. El l¨ªder asegur¨® que nadie ser¨ªa obligado a asistir, pero desde los centros de trabajo llegan otras voces. ¡°La realidad es que la gente no quiere ir al desfile y que a las organizaciones y f¨¢bricas se les ha hecho saber cu¨¢ntos deben ir, as¨ª que se trata de una asistencia ¡®voluntaria-forzada¡¯. No habr¨¢ ni un solo invitado importante. Es dif¨ªcil saber qu¨¦ pretende Lukashenko¡±, dice Aleksi¨¦vich, y califica los festejos de ¡°espect¨¢culo tragic¨®mico que se traducir¨¢ en un rebrote del virus¡±.
Bielorrusia no es una isla. ¡°Las cl¨ªnicas est¨¢n llenas de infectados. No se atiende a otros enfermos, se los manda a casa. Pero la prensa oficial esconde lo que sucede de verdad¡±, dice. El n¨²mero oficial de contagiados de la covid-19 en Bielorrusia a 6 de mayo es de 19.255 y el n¨²mero de muertos de 112 (cinco de ellos en la ¨²ltima jornada). La poblaci¨®n del pa¨ªs es de casi 9,5 millones de habitantes.
La sociedad en parte parece haber asumido la actitud del l¨ªder. ¡°Hay una psicosis social aventada por el presidente y por los medios de comunicaci¨®n¡±, afirma cuando se le mencionan enunciados tomados de partidarios de Lukashenko, tales como ¡°nuestra medicina puede vencer a cualquiera¡± o ¡°podemos desafiar al virus como en el pasado desafiamos otros peligros¡±. Ocurre un desdoblamiento; por una parte, se calla y no se protesta, y por la otra, se toman medidas de supervivencia, opina. ¡°La mayor¨ªa de la gente se ha puesto mascarillas, no sale a la calle, toma vacaciones por cuenta propia y no deja que sus hijos vayan a la escuela¡±, dice. En esto ¨²ltimo, las autoridades tuvieron que ceder tras las vacaciones primaverales. ¡°No pudieron imponerse, porque hay muchos hijos ¨²nicos y los padres no quieren arriesgarse¡±, se?ala.
La situaci¨®n actual recuerda mucho la que se produjo tras el accidente de la central nuclear de Chern¨®bil, cuando los dirigentes del partido comunista convocaron a los trabajadores a las manifestaciones del Primero de Mayo. ¡°Es una situaci¨®n absolutamente del estilo de Chern¨®bil. Lukashenko fue a la aldea y brome¨® diciendo que no ve¨ªa el virus, como muchos a?os antes los dirigentes del partido ped¨ªan que les ense?aran la radiaci¨®n¡±, afirma. ¡°Lo que pas¨® con Chern¨®bil es lo que pasa hoy, pero la gente no lo relaciona¡±, sentencia.
¡°La conciencia patriarcal es incapaz de conectarse a la nueva realidad en la que el mal, la muerte y el peligro aparecen con otro ropaje¡±. ¡°Pero los que tienen hijos enfermos, esos s¨ª son capaces de gritar¡±, dice. ¡°En Vitebsk, la ciudad m¨¢s infectada, pasan cosas horribles¡±, asegura y recuerda la muerte del actor V¨ªctor Dashk¨¦vich, de 75 a?os. ¡°Lukashenko lo humill¨® diciendo que era viejo y que ten¨ªa que haberse quedado en casa, porque la muerte de un actor conocido a causa del coronavirus destrozaba el esquema que consist¨ªa en esconder a las v¨ªctimas, atribuyendo su fallecimiento a una neumon¨ªa indefinida¡±, afirma.
El dios de una tribu
De Vitebsk ¡ªcerca de la frontera con Rusia¡ª llegan alarmantes historias sobre el contagio de m¨¦dicos locales. En Minsk el personal m¨¦dico ha sido concentrado en residencias especiales donde residen para evitar que contagien a sus familias y tambi¨¦n para que puedan seguir trabajando jornadas de 12 y 14 horas, dice Aleksi¨¦vich, que afirma tener informaci¨®n de varias fuentes sobre esta pr¨¢ctica. ¡°La gente que yo conozco recoge dinero para comprar comida a los m¨¦dicos que no pueden tenerse en pie y yo he donado para ayudar a los ancianos solitarios y a los perros abandonados¡±, se?ala. Y explica que muchos due?os dejan marchar a sus animales dom¨¦sticos ante la incapacidad de atenderlos.
¡°Han muerto muchos m¨¦dicos, porque no tienen medios de protecci¨®n. En las peque?as ciudades y los pueblos todav¨ªa hay menos que aqu¨ª y los m¨¦dicos y enfermeros son verdaderos kamikazes. El Estado no estaba preparado para ello y, aunque ahora intenta dar mascarillas y hacer algo, hemos tenido cuatro meses en los que no se han preparado¡±. ¡°Lukashenko se comporta como el dios de una tribu capaz de hacer retroceder al virus con solo mover una mano¡±, a?ade.
El comportamiento de Lukashenko contrasta en este caso con el del presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, que ha pospuesto los festejos por el 75? aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial. ¡°Creo que nadie puede influir en Lukashenko y que este se esfuerza en hacerlo todo al rev¨¦s de Putin. Si Putin renunci¨® al desfile, Lukashenko tiene que hacer desfile; si Putin declara una cuarentena, Lukashenko no hace cuarentena. Rusia se neg¨® a alimentar a Bielorrusia y Lukashenko est¨¢ ofendido. Rusia cerr¨® su frontera y Lukashenko de nuevo est¨¢ ofendido. Putin intenta gestionar la situaci¨®n racionalmente, sus medidas tienen por objeto salvar a la gente y salvarse a s¨ª mismo, pero Lukashenko se caracteriza por el desaf¨ªo¡±, se?ala. ¡°Lukashenko juega y lo terrible es que la gente muere por este juego, pero si el virus nos ignora, el presidente sacar¨¢ dividendos de esta situaci¨®n¡±, concluye.
"Todo bajo control"
Se sorprende Svetlana Aleksi¨¦vich de ¡°que la gente se comporte como si fuera inmortal, como si nunca se pudiera poner enferma, como si tuvieran una protecci¨®n especial¡± y piensa que ese es el efecto que tienen los medios de comunicaci¨®n y el mismo presidente Alexandr Lukashenko cuando aseguran que ¡°todo est¨¢ bajo control¡±. ¡±En la Segunda Guerra Mundial no hab¨ªa problema para encontrar kamikazes. Y aqu¨ª ahora tengo la sensaci¨®n de que se encontrar¨¢n todos los kamikazes que sean necesarios. Creo que no es tan f¨¢cil librarse del pensamiento patriarcal y la cuartelar¨ªa, de la confianza ciega en el poder¡±, dice.