Hockey, vodka y democracia

Cualquiera que haya trabajado en una gran organizaci¨®n o empresa conoce por lo menos un caso de alguna persona que hace lo que le da la gana. A veces, m¨¢s. Suele suceder por un c¨²mulo de factores, algunos circunstanciales y otros que se prolongan en el tiempo. El modus operandi suele seguir un patr¨®n similar: discreci¨®n, perfil bajo y un permanente estado de alerta para salvaguardar el peque?o, o gran, sistema de ventajas adquirido con el tiempo. En la comunidad internacional sucede lo mismo. Hay reg¨ªmenes que logran pasar pr¨¢cticamente desapercibidos de los grandes problemas mundiales, lo cual permite a sus gobernantes un amplio espacio de maniobra para mantenerse en el poder durante d¨¦cadas sin especiales complicaciones.

No es necesario pensar en alg¨²n olvidado atol¨®n del Pac¨ªfico o en naciones africanas que habitualmente no aparecen en las noticias. Europa ¡ªel continente, no el proyecto¡ª tambi¨¦n tiene a su propia versi¨®n. Ah¨ª est¨¢ el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, en el poder desde 1994, que ha logrado que cada vez que suena la palabra ¡°Bielorrusia¡± los responsables pol¨ªticos de gran parte del mundo miren hacia otro lado. Lukashenko ha ganado cuatro elecciones consecutivas, las tres ¨²ltimas con m¨¢s del 70% de los votos. La Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa las ha calificado directamente de fraudulentas. Un peque?o detalle. Naturalmente con tan espectacular carrera, Lukashenko aspira a la reelecci¨®n en las presidenciales que, en teor¨ªa, se celebrar¨¢n el 30 de agosto.

Claro que en esta aldea globalizada y, ahora s¨ª, viralizada lo de mantener el perfil bajo es cada vez m¨¢s dif¨ªcil. Por eso corri¨® como la p¨®lvora la respuesta del presidente bielorruso a una periodista cuando esta, con media Europa ya metida en casa, le pregunt¨® por el coronavirus. ¡°?Ves al virus volando por aqu¨ª? Yo tampoco lo veo¡±. Donde dijo ¡°virus¡± pod¨ªa haber dicho perfectamente ¡°oposici¨®n¡± o ¡°democracia¡±. No fue esa la ¨²nica perla. Lukashenko a?adi¨® que al virus se le combate con hockey y vodka, de modo que nada de confinamiento. Y aqu¨ª hay que ser ecu¨¢nimes, porque escandalizan las barbaridades de Trump pero las del bielorruso hacen gracia. Y en Suecia tampoco confinan. Y tienen hockey.

No se trata de hacer un canto a la libertad simb¨®lico y est¨¦ril. La realidad es que Bielorrusia pertenece al negociado de Vlad¨ªmir Putin y la experiencia desastrosa de la Uni¨®n Europea en Ucrania ¡ªcuya situaci¨®n sigue sin resolverse y aunque, aletargada, es potencialmente muy peligrosa para la seguridad europea¡ª muestra que la geoestrategia tradicional sigue funcionando. Si la actitud de Lukashenko convierte a Bielorrusia en el reservorio europeo de covid-19 pueden empezar a moverse las cosas. Lo ideal ser¨ªa no repetir errores recientes, para poder terminar celebrando algo. Con vodka, naturalmente.