Singapur condena a muerte por videoconferencia a un narcotraficante
La ciudad-Estado es uno de los pocos pa¨ªses del mundo que a¨²n imponen la pena capital de horca por tr¨¢fico de drogas
Singapur se caracteriza por la extrema severidad de sus castigos, sin exenciones en ¨¦poca de pandemia. Ante la imposibilidad de celebrar vistas con p¨²blico en un tribunal, debido a las medidas de distanciamiento social que establece el semicierre impuesto en la ciudad-Estado hace casi dos meses a causa de la pandemia de la covid-19, un juez ha comunicado la condena a muerte a un preso a trav¨¦s de videoconferencia. Se trata de la primera vez que se recurre a la tecnolog¨ªa para algo as¨ª en la isla, ...
Singapur se caracteriza por la extrema severidad de sus castigos, sin exenciones en ¨¦poca de pandemia. Ante la imposibilidad de celebrar vistas con p¨²blico en un tribunal, debido a las medidas de distanciamiento social que establece el semicierre impuesto en la ciudad-Estado hace casi dos meses a causa de la pandemia de la covid-19, un juez ha comunicado la condena a muerte a un preso a trav¨¦s de videoconferencia. Se trata de la primera vez que se recurre a la tecnolog¨ªa para algo as¨ª en la isla, uno de los pocos pa¨ªses del mundo que a¨²n imponen la pena capital ¨Cen su caso, a trav¨¦s de la horca¨C por narcotr¨¢fico.
Punithan Genasan, un ciudadano malasio de 37 a?os, se enter¨® de que su destino era el pat¨ªbulo por medio de Zoom, la plataforma digital estadounidense de videoconferencias, el pasado 15 de mayo. El condenado fue declarado culpable de ser c¨®mplice en el tr¨¢fico de al menos 28,5 gramos de hero¨ªna al actuar como mediador entre dos narcotraficantes en 2011, apunta el diario Straits Times. La isla fija en 15 gramos de hero¨ªna para importar o exportar el m¨ªnimo para aplicar la pena capital, y en 500 gramos si se trata de marihuana.
Su abogado, Peter Fernando, asegur¨® que no objet¨® el modo decidido para comunicar el veredicto porque no hab¨ªa posibilidad de r¨¦plica. No obstante, asegura que se plantean apelarla, ya que Genasan niega cualquier conexi¨®n con los traficantes. Por su parte, los otros implicados, de apellido Shanmugam y Suief, fueron condenados en 2015 a cadena perpetua y 15 latigazos, en el caso del primero; y pena de muerte, en el del segundo.
Desde que el Gobierno isle?o impuso un semicierre nacional a comienzos de abril ante los crecientes casos de coronavirus (cerca de 30.000 actualmente), la gran mayor¨ªa de las audiencias judiciales se han pospuesto hasta al menos el 1 de junio, cuando el pa¨ªs comenzar¨¢ la reapertura en varias fases. Pero en el caso de Genasan no hubo demora. ¡°Por la seguridad de todos los implicados en la vista, se condujo por videoconferencia¡±, asegur¨® un portavoz del Tribunal Supremo isle?o a la agencia Reuters.
Aunque el uso de plataformas de videoconferencia se ha extendido en muchos sectores, tambi¨¦n el judicial, debido a las medidas de confinamiento impuestas en buena parte del mundo, se trata de la primera vez que una condena de muerte se comunica por esta v¨ªa en Singapur. La isla no es el primer pa¨ªs en hacerlo: a comienzos de mayo, un hombre fue condenado a muerte en Nigeria a trav¨¦s de Zoom por asesinar a la madre de su jefe, seg¨²n la BBC.
La noticia ha recibido cr¨ªticas por parte de numerosas organizaciones. Phil Robertson, subdirector para Human Rights Watch (HRW) en Asia, subray¨® en un comunicado que, si el empleo de la pena de muerte en Singapur es ¡°inherentemente cruel e inhumano, el uso de tecnolog¨ªa remota para sentenciar a un hombre a muerte lo hace a¨²n m¨¢s condenable¡±.
¡°Este caso es otro recordatorio de que Singapur contin¨²a desafiando la ley internacional imponiendo la pena de muerte por narcotr¨¢fico como castigo¡±, denuncia por su parte Chiara Sangiorgio, de Amnist¨ªa Internacional (AI). ¡°Esto debe terminar ya. Singapur es solo uno de los cuatro pa¨ªses que todav¨ªa ejecutan a personas por ofensas relacionadas con drogas (¡) En un momento en el que la atenci¨®n global se centra en salvar y proteger vidas en plena pandemia, la aplicaci¨®n de la pena de muerte es a¨²n m¨¢s abominable¡±, a?ade.
La pena de muerte dej¨® de ser obligatoria en Singapur en 2013 para los casos en los que se demuestra que el acusado ejerc¨ªa ¨²nicamente de ¡°correo¡± de la droga y, de ser as¨ª, coopera con la Justicia o padece una discapacidad mental. Sin embargo, Amnist¨ªa Internacional afirma que la decisi¨®n sigue en manos de la Fiscal¨ªa y no de los jueces.
Control de la informaci¨®n
La informaci¨®n sobre las ejecuciones en Singapur, pa¨ªs que ejerce un f¨¦rreo control sobre la prensa local, es muy escasa y muchas no son anunciadas, seg¨²n organizaciones como Second Chances (Segundas Oportunidades). Las familias de los condenados son informadas apenas d¨ªas antes de que se lleven a cabo, normalmente los viernes al alba y mediante la horca, seg¨²n dicta la normativa singapurense.
Aunque el pr¨®spero pa¨ªs tambi¨¦n contempla el castigo capital por asesinato y contrabando de armas, las ejecuciones son m¨¢s frecuentes en casos de tr¨¢fico de drogas. En 2013, de las 18 personas que fueron ejecutadas ¨Cla cifra m¨¢s alta en dos d¨¦cadas, con cuatro registradas el pasado a?o¨C, 11 hab¨ªan sido condenadas por narcotr¨¢fico. Pese a la cultura de tolerancia cero hacia las drogas, seg¨²n estad¨ªsticas del Gobierno isle?o el n¨²mero de consumidores de estupefacientes pr¨¢cticamente se duplic¨® entre 2003 y 2016.