George Floyd y el polic¨ªa Chauvin compart¨ªan el oficio de vigilante nocturno. Sus caminos se cruzaron por ¨²ltima vez

George Floyd era un armario, un tipo musculado de unos dos metros cuya imagen imponente le convert¨ªa en candidato a vigilante de seguridad ideal en cualquier garito. Cuenta Jovanni Thunstrom que tambi¨¦n era tranquilo, aplomado, y que esa cualidad era mucho m¨¢s importante que la fuerza para mantener el orden en la sala, y por eso lo contrat¨® para su Conga Latin Bistro, un restaurante con pista de baile de Minneapolis. ¡°Era muy agradable, bueno, tranquilo, llegaba y abrazaba a todo el mundo, muy alegre, era casi como un latino, solo que bailaba mal¡±, recuerda con una d¨¦bil sonrisa el empresario dominicano, sentado dentro de su solitario negocio, silencioso y cerrado por la pandemia.

Hasta el 15 de marzo, cuando el coronavirus par¨® el mundo, Floyd trabajaba all¨ª tres noches por semana y segu¨ªan en contacto porque, adem¨¢s de su jefe, era su casero. El lunes pasado, otro trabajador le envi¨® el v¨ªdeo de un hombre negro clamando que no pod¨ªa respirar, con la rodilla de un polic¨ªa apret¨¢ndole el cuello contra el suelo. ¡°Me dicen: ¡®Oye, que han matado a un moreno y parece que es Floyd¡¯. Cuando se confirm¨®, fue un golpe muy duro, era un verdadero amigo¡±.

Como si fuera el capricho de un guionista, el polic¨ªa hoy acusado de homicidio imprudente y el fallecido hab¨ªan trabajado el a?o anterior como vigilantes de otro club hispano, el Nuevo Rodeo, seg¨²n confirm¨® la ahora expropietaria, Maya Santamar¨ªa, aunque puede que no llegasen a conocerse ni a interactuar. Hoy, el sitio ha quedado arrasado por las protestas y del local solo sobrevive el esqueleto y el r¨®tulo.

Chauvin, de 42 a?os, complementaba as¨ª su sueldo de polic¨ªa; y Floyd, de 46, combinaba esos trabajos nocturnos con su puesto diurno en una tienda de Salvation Army. Ambos se dedicaban a lo mismo, a mantener el orden de la sala. El pasado lunes, a plena luz del d¨ªa, sus caminos se cruzaron de nuevo y uno de ellos acab¨® muerto.

El agente Dereck Chauvin detuvo a Floyd junto a otros tres agentes como sospechoso de haber tratado de comprar tabaco en una tienda de barrio, Cup Foods, con un billete falso de 20 d¨®lares (18 euros). Floyd se encontraba dentro de su coche, junto a otras dos personas. Lo hicieron salir y lo esposaron. Entonces, seg¨²n el primer informe de la Fiscal¨ªa, el hombre se puso tenso, cay¨® al suelo y afirm¨® que ten¨ªa claustrofobia.

Buena parte de lo que ocurri¨® despu¨¦s se ha visto en medio mundo a trav¨¦s de diferentes v¨ªdeos grabados por tel¨¦fonos de viandantes y por c¨¢maras de seguridad de la zona. Hasta tres polic¨ªas inmovilizaron a Floyd en el suelo, boca abajo, presion¨¢ndolo con sus rodillas. Chauvin mantiene esa presi¨®n en el cuello, pese a las s¨²plicas del hombre, que alega que no puede respirar, durante ocho minutos y 46 segundos. Es una t¨¦cnica ya prohibida en buena parte del pa¨ªs, aunque no en el Estado de Minnesota, pero el agente la lleva a cabo, adem¨¢s, de forma inclemente. Sigue apretando incluso durante los dos minutos y 53 segundos en los que el afroamericano hab¨ªa quedado inm¨®vil y sin habla. No retira la rodilla hasta que llegan los servicios param¨¦dicos. Se le declara muerto a las 9.25 de la noche.

Floyd se hab¨ªa instalado en Minneapolis procedente de Houston hace cinco a?os y pensaba traerse a su hija, una ni?a que acababa de perder a la madre, cuenta su exjefe. Los primeros resultados de la autopsia no revelan signos de asfixia o estrangulamiento, pero Floyd sufr¨ªa de una enfermedad arterial y de hipertensi¨®n, lo que unido a esa inmovilizaci¨®n tan agresiva ¡°pudo contribuir a su muerte¡±, seg¨²n los fiscales. El polic¨ªa Chauvin acumulaba, previo a este episodio, 17 reclamaciones en su expediente. Su esposa, Kellie, ha pedido el divorcio.