El Reino Unido resucita su inc¨®modo pasado racista
La rebeli¨®n de las estatuas pone contra las cuerdas al Gobierno de Johnson en un pa¨ªs donde al menos 30 esculturas conmemoran a personajes relacionados con el comercio de esclavos
La proliferaci¨®n de estatuas que adorna el paisaje brit¨¢nico ha dado hasta ahora la falsa sensaci¨®n de un pa¨ªs a gusto con su historia y consigo mismo. Derribar un monumento p¨²blico, cre¨ªan los pol¨ªticos conservadores, era antes un delito contra la ley y el orden que un mensaje pol¨ªtico que requiriese ser atendido. El movimiento Black Lives Matter, con una fuerza inesperada en el Reino Unido, ha descolocado al primer...
La proliferaci¨®n de estatuas que adorna el paisaje brit¨¢nico ha dado hasta ahora la falsa sensaci¨®n de un pa¨ªs a gusto con su historia y consigo mismo. Derribar un monumento p¨²blico, cre¨ªan los pol¨ªticos conservadores, era antes un delito contra la ley y el orden que un mensaje pol¨ªtico que requiriese ser atendido. El movimiento Black Lives Matter, con una fuerza inesperada en el Reino Unido, ha descolocado al primer ministro, Boris Johnson, que duda entre agradar a los que reclaman justicia y a los que exigen firmeza; entre proclamar con orgullo la innegable diversidad ¨¦tnica del pa¨ªs o reconocer la desigualdad manifiesta que sigue existiendo.
¡°El Reino Unido no es inocente¡±, proclamaban algunas de las pancartas alzadas por decenas de miles de manifestantes que durante el pasado fin de semana inundaron las principales ciudades. La reacci¨®n inmediata de muchos pol¨ªticos fue de asombro por la virulencia de unas protestas que, en teor¨ªa, respond¨ªan a lo sucedido a miles de kil¨®metros de distancia, al otro lado del Atl¨¢ntico. No entendieron que la gota que colma el vaso no debe caer necesariamente del mismo grifo. En los ¨²ltimos a?os, una serie de episodios encadenados y tr¨¢gicos han puesto en evidencia que el Reino Unido no es el id¨ªlico espacio de convivencia multirracial que muchos quisieron pensar. ¡°Creo honestamente que somos una sociedad mucho menos racista de lo que ¨¦ramos hace d¨¦cadas, y en muchos modos mejor y m¨¢s feliz. Pero tambi¨¦n debemos ser honestos en reconocer que queda mucho por hacer, a la hora de erradicar prejuicios y crear oportunidades, y mi Gobierno lidera ese esfuerzo¡±, ha dicho Johnson en una tard¨ªa reacci¨®n a las protestas. Antes hab¨ªa puesto ¨¦nfasis, a trav¨¦s de un tuit, en la parte de ¡°vandalismo¡± que se hab¨ªa visto en las calles.
El primer ministro ha difundido su comunicado p¨²blico, escrito y le¨ªdo luego por ¨¦l mismo en un v¨ªdeo, a trav¨¦s de la revista The Voice, el medio alternativo que impulsaron j¨®venes periodistas de la comunidad afrocaribe?a a principios de los ochenta. El 22 de junio se cumplen 72 a?os de la llegada a las costas brit¨¢nicas del Empire Windrush, el barco que transport¨® la primera ola de inmigrantes procedentes de las antiguas colonias de las Indias Occidentales. Antillanos para suplir la escasez de mano de obra que sufri¨® el Reino Unido despu¨¦s de la guerra. ¡°Esc¨¢ndalo Windrush¡± se llam¨® al episodio ocurrido durante la ¨¦poca de la ex primera ministra, Theresa May, que acab¨® con la dimisi¨®n de su ministra del Interior, Amber Rudd. Decenas de ciudadanos brit¨¢nicos afrocaribe?os que nunca llegaron a obtener documentos oficiales fueron deportados a una tierra que en muchos casos no hab¨ªan pisado en su vida, y se les denegaron derechos b¨¢sicos como el de la sanidad.
En 2017 ardi¨® en llamas la Torre Grenfell, al oeste de Londres. La mayor¨ªa de sus m¨¢s de 70 v¨ªctimas eran personas de raza negra a las que cost¨® m¨¢s tarde identificar, porque no exist¨ªan para el censo oficial. En el punto ¨¢lgido de la pandemia del coronavirus, la Oficina Nacional de Estad¨ªstica se?al¨® que las minor¨ªas ¨¦tnicas corr¨ªan casi el triple de riesgo de fallecer por la enfermedad que la poblaci¨®n blanca. El Gobierno de Johnson mostr¨® su asombro y preocupaci¨®n por los datos, y pidi¨® tiempo para que la ciencia encontrara una explicaci¨®n. Como si no estuviera ya a la vista qui¨¦n conduc¨ªa los autobuses y metros, estaba en primera l¨ªnea en los servicios b¨¢sicos, viv¨ªa m¨¢s hacinado en las viviendas sociales o abarrotaba en n¨²meros desproporcionados las c¨¢rceles del pa¨ªs.
¡°Hoy ponemos en marcha una nueva comisi¨®n que revisar¨¢ y mejorar¨¢ la diversidad de los monumentos p¨²blicos de Londres. Debemos conmemorar los logros y la diversidad de toda nuestra ciudad, y eso incluye cuestionar algunos legados que todav¨ªa se celebran¡±, ha anunciado el alcalde laborista de la metr¨®poli, Sadiq Khan, musulm¨¢n descendiente de inmigrantes paquistan¨ªes. El pol¨ªtico se ha puesto a la cabeza de una revisi¨®n generalizada de las estatuas p¨²blicas. Este mismo martes comenzaban las tareas para retirar la estatua de Robert Milligan, en el este de Londres. Los manifestantes hab¨ªan inundado de grafitis horas antes el monumento al comerciante escoc¨¦s, que hizo una fortuna con la trata humana y fue uno de los principales impulsores de los Muelles de las Indias Occidentales. Al menos 30 estatuas por todo el Reino Unido conmemoran a personajes que tuvieron relaci¨®n con el rentable comercio de esclavos. La primera en caer fue el pasado domingo la de Edward Colston, en el centro de Bristol. Los manifestantes se ayudaron de cuerdas y cables para derribar al pr¨®cer del siglo XVII que pobl¨® la ciudad de hospitales, escuelas y centros culturales, pero que tambi¨¦n fue responsable, al frente de la Royal African Company, de que m¨¢s de 80.000 adultos y ni?os fueran vendidos como mercanc¨ªa humana y que otros 20.000 acabaran devorados por los tiburones. La tibia reacci¨®n del l¨ªder de la oposici¨®n laborista, Keir Starmer ¨C¡°Hace ya tiempo que deber¨ªa haber desaparecido¡±¨C, o hasta del superintendente de polic¨ªa, Andy Bennett ¨C"Entiendo que pasara. Era algo simb¨®lico"¨C mostraba la incomodidad de una crisis sobrevenida que ha pillado por sorpresa al establishment brit¨¢nico.
Centenares de estudiantes se han manifestado este martes en Oxford para exigir la retirada de la estatua de Cecil Rhodes, el fundador de la antigua colonia de Rodesia al sur de ?frica, de la fachada del Oriel College, del que fue alumno. M¨¢s de 20 concejales de la hist¨®rica ciudad han sumado su firma al manifiesto #RhodesMustFall, que reclama la desaparici¨®n del monumento. En Edimburgo ha surgido un movimiento similar que exige que desaparezca del paisaje urbano la estatua de Henry Dundas, que maniobr¨® pol¨ªticamente para retrasar hasta 15 a?os la abolici¨®n de la esclavitud. Hasta en Derbyshire, algunos vecinos se han congregado para ¡°salvar¡± de la ira popular la cabeza de un individuo negro que adornaba la entada del pub The Greenman and Black?s Head, despu¨¦s de que el ayuntamiento hubiera anunciado su intenci¨®n de retirar el monigote como hab¨ªan reclamado con sus firmas hasta 28.000 ciudadanos.
La iron¨ªa de todo lo sucedido, y la muestra tambi¨¦n de la confusi¨®n en que est¨¢ sumido Johnson, reside en que haya puesto en primera fila para combatir el ¡°gamberrismo¡± callejero a su ministra del Interior, Priti Patel, de origen paquistan¨ª, pero s¨ªmbolo de la xenofobia latente en el Partido Conservador de la era Brexit. ¡°A la minor¨ªa criminal que ha subvertido esta causa [la lucha contra el racismo] con su vandalismo, simplemente le digo: vuestro comportamiento es vergonzoso y os enfrentar¨¦is a la justicia¡±, dec¨ªa en la C¨¢mara de los Comunes.