La ballena blanca de la Cosa Nostra

Los cementerios dicen a veces m¨¢s de las sociedades condenadas al silencio que el bullicio de sus calles. La tumba de Lorenzo Cimarosa, un peque?o empresario de Castelvetrano (Sicilia) que rompi¨® el muro de la omert¨¤ en torno al hombre m¨¢s buscado de Italia, amaneci¨® destrozada hace poco m¨¢s de un a?o. Nadie se esforz¨® en buscar a los culpables. No hac¨ªa falta. Desde su modesta l¨¢pida, con inscripciones familiares que recuerdan su valor y valent¨ªa en el ¨²ltimo a?o de su vida, puede verse reflejado el sol de la tarde en el ostentoso y lujoso pante¨®n de la familia Messina Denaro. Don Ciccio, el patriarca, fue un capo mafioso que vivi¨® y muri¨® huido de la justicia. Comand¨® con mano de hierro cuando fue invisible y la polic¨ªa solo pudo encontrarlo cuando ya hab¨ªa muerto. Una inspiraci¨®n perfecta para lo que habr¨ªa de vivir su hijo, Matteo Messina Denaro, autor de una cincuentena de homicidios ¡ªincluidos ni?os y mujeres embarazadas¡ª y de los atentados m¨¢s sangrientos de la Cosa Nostra en los a?os noventa del siglo pasado. Hoy dirige su organizaci¨®n mafiosa escondido en alg¨²n lugar del mundo 27 a?os despu¨¦s de desaparecer. Su caza se ha convertido en una cuesti¨®n de Estado.

El viejo Lorenzo Cimarosa no fue nada de eso. Tuvo solo la mala fortuna de emparentarse en los a?os noventa con Rosa Filardo, una prima de la familia que controlaba los negocios de la Cosa Nostra en la provincia siciliana de Trapani. En el ¨¢lbum de boda que corre por casa, un viejo caser¨®n en una finca con caballos que gestiona su hijo Giuseppe, aparece junto a un tipo alto, delgado y con un blazer cruzado. Matteo Messina Denaro no fue a la iglesia ese d¨ªa, ven¨ªa de ser interrogado en la comisar¨ªa. Se present¨® directamente en el restaurante y se fotografi¨® con la pareja de reci¨¦n casados. Guapo, carism¨¢tico y algo misterioso. Nunca m¨¢s volvieron a cruzarse en su camino. Cimarosa, en cambio, se vio arrastrado a poner al servicio de aquel hombre y su fuga la peque?a empresa de construcci¨®n de la familia. El clan mafioso le abraz¨® primero, le exprimi¨® y termin¨® abandon¨¢ndole cuando fue encarcelado. Cimarosa muri¨® a?os despu¨¦s mientras cumpl¨ªa arresto domiciliario en su casa en las afueras del pueblo, algo destartalada y donde en 2013 se abri¨® la ¨²nica grieta en la omert¨¤ en torno al gran capo.

Cimarosa se convirti¨® en 2013 en el primer pentito [arrepentido en el l¨¦xico de la mafia] del entorno del capo de Castelvetrano. Su hijo Giuseppe (37 a?os), que arrastra la carga de aquel pasado, empuj¨® al padre a cambiar de bando la ¨²ltima vez que termin¨® entre rejas. ¡°Fuimos a verle a la c¨¢rcel. Nos sentaron en una sala solos. Yo estaba muy enfadado, odiaba ese mundo. Pero nos dijo que hab¨ªa empezado a hablar con los magistrados. Cuando salimos, ya todo el pueblo sab¨ªa que hab¨ªa empezado a colaborar¡±, recuerda su hijo. Condenaron a media familia Messina Denaro, se incautaron de decenas de bienes. Todav¨ªa ahora hay arrestos semanales gracias a aquella confesi¨®n. ¡°Elegimos la libertad¡±, recuerda Giuseppe, mientras por el sal¨®n asoma su abuela, la persona que ayud¨® a nacer a Messina Denaro hace 58 a?os. Aqu¨ª el g¨¢nster sigue siendo un h¨¦roe y ellos, solo unos apestados.

Castelvetrano (30.893 habitantes), un pueblo de la provincia de Trapani cuyo Ayuntamiento ha estado intervenido durante a?os por delitos de mafia, es a las cinco de la tarde un erial. Los balcones cerrados, las calles vac¨ªas. En el centro comercial, construido con dinero aportado por la organizaci¨®n mafiosa, un comerciante resume un siglo de historia criminal. ¡°Son todo inventos de la prensa¡±. En este pueblo todos los negocios tienden a ser ef¨ªmeros, lamenta en su despacho el alcalde, Enzo Alfano (Movimiento 5 Estrellas). Al fondo de un callej¨®n, un edificio humilde, algo desvencijado y amarillento, esconde los secretos de la familia m¨¢s escurridiza de la historia de la Cosa Nostra. Hoy aqu¨ª solo vive una anciana. Pero vio nacer y crecer al g¨¢nster, ¨²ltimo heredero del clan de los Corleoneses, autores intelectuales de los atentados en los a?os noventa que terminaron, entre otros, con la muerte del juez Giovanni Falcone ¡ªjunto a su escolta y esposa¡ª y su adjunto, Paolo Borsellino, solo 57 d¨ªas despu¨¦s.

Messina Denaro, tambi¨¦n apodado U¡¯Siccu (El Seco) o Diabolik, es un fantasma desde que en 1993 se esfum¨® tras unas vacaciones en Forte dei Marmi (Toscana) cuando ya pesaban sobre ¨¦l acusaciones y condenas por delitos de asociaci¨®n mafiosa, atentados, robos, tenencia de explosivos o una cincuentena de homicidios. Incluido el de un ni?o de 13 a?os, hijo de un mafioso, al que disolvieron en ¨¢cido n¨ªtrico tras un secuestro de 779 d¨ªas para evitar que su padre colaborarse con la justicia. Hoy vive completamente sumergido y tiene una hija nacida en 1996 a la que jam¨¢s ha visitado y que ha preferido alejarse de su familia en Castelvetrano. En el pueblo, donde el capo ha dado ¨®rdenes de que no se extorsione a comerciantes, nadie osa pronunciar todav¨ªa las tres palabras que articulan su nombre en voz alta. Es mejor un gesto, mirar al cielo, bajar la voz. Aunque casi nadie sepa ya qu¨¦ aspecto tiene hoy realmente.

El retrato robot de Messina Denaro est¨¢ hecho de objetos olvidados en zulos, fantas¨ªas sobre una posible cirug¨ªa facial en cl¨ªnicas brasile?as y viejos testimonios que le acompa?aron en sus d¨ªas de furia, terror y lujo. Tot¨° Riina, su gran padrino corleon¨¦s (fallecido en un hospital penitenciario en 2017), siempre vio en ¨¦l al m¨¢s listo de sus ahijados, pero le afeaba desde la c¨¢rcel que se ocupase m¨¢s de sus negocios que de la Cosa Nostra. Siempre fue un verso libre, nunca quiso enredarse en los asuntos de otros. Uno de los investigadores que lo sigue desde hace a?os retrata as¨ª al personaje. ¡°Es alguien le¨ªdo, le gusta la literatura cl¨¢sica. Le gusta el lat¨ªn y el griego. Pero tambi¨¦n los videojuegos [en una de las redadas se encontr¨® una PlayStation a trav¨¦s de la que tambi¨¦n se comunicaba con sus colaboradores]. Fuma cigarrillos Merit, le gusta el perfume, la ropa cara y los autom¨®viles de alta gama. Posee inclinaciones liberales anarquistas y ning¨²n inter¨¦s en gobernar la organizaci¨®n, como s¨ª lo tuvieron Giovanni Brusca [el hombre que puls¨® el detonador de la bomba que mat¨® en 1992 al juez Giovanni Falcone] o Bernardo Provenzano [jefe de la Cosa Nostra desde 1995 hasta 2006, cuando fue detenido tras 43 a?os fugado]¡±, apunta esta fuente.

La captura de Messina Denaro, que sufr¨ªa estrabismo y seg¨²n el rastro de la investigaci¨®n estuvo en Barcelona en 1994 para operarse en la cl¨ªnica Barraquer, es hoy la gran obsesi¨®n del Estado italiano. La polic¨ªa no ha vuelto a verle desde 1988, cuando fue interrogado como testigo en la comisar¨ªa de Castelvetrano y asegur¨® que era un simple agricultor. ¡°Les dijo que se divert¨ªa con su trabajo, que no ten¨ªa nada que ver con la mafia. Fue la ¨²ltima vez que la polic¨ªa tuvo contacto con ¨¦l. No hay fotos, huellas dactilares, no se conoce el timbre de su voz¡±, se?ala el periodista Lirio Abbate, que acaba de publicar U¡¯Siccu, un libro que arranca con aquella declaraci¨®n y que profundiza en las relaciones de inter¨¦s mutuo que mantuvo durante a?os con hombres del Estado. Sin ellos, ninguna fuga hubiera durado tanto.

No hay fotos, huellas dactilares, no se conoce el timbre de su voz

Lirio Abbate, periodista

La polic¨ªa detiene regularmente a empresarios, pol¨ªticos o magistrados acusados de formar parte de su red delictiva casi tres d¨¦cadas despu¨¦s de su desaparici¨®n. Giuseppe Grigoli, considerado el rey de los supermercados en Sicilia, fue detenido en 2013 por sus v¨ªnculos con el capo. Le confiscaron 12 empresas y 700 millones de euros que conduc¨ªan al jefe mafioso. Pero los intereses de Messina Denaro, m¨¢ximo representante de lo que el periodista experto en el tema Rino Giacalone llama la ¡°mafia burguesa¡±, abarcan tambi¨¦n el sector inmobiliario en el norte de Italia, la energ¨ªa e¨®lica en toda la isla y las apuestas online. El diab¨®lico entramado societario, una centrifugadora industrial de capitales, jam¨¢s permite localizarle. Los arrestos del clan son callejones sin salida, por eso fue tan importante el testimonio de Cimarosa. ¡°El d¨ªa que cojan a Messina Denaro tampoco dir¨¢ ni una sola palabra. Trapani y Agrigento son zonas muy duras. No son como Palermo, donde detienes a un mafioso y al cabo de poco tiempo hay dos arrepentidos que cantan. All¨ª no¡±, explica un magistrado palermitano.

El gran capo es hoy la ballena blanca, el Moby Dick de la novela de Herman Melville que a veces emerge a la superficie para coger aire y a la que en 27 a?os nadie ha sido capaz de clavar el arp¨®n. Cada cierto tiempo el Estado conf¨ªa la misi¨®n a un nuevo capit¨¢n Ahab, que generalmente termina exhausto y se jubila o es trasladado a otro departamento sin la cabeza del capo. La ¨²ltima planta de una mole de hormig¨®n y cristal en las afueras de Roma esconde el despacho de la persona que m¨¢s horas dedica al d¨ªa a la persecuci¨®n del fugitivo. Proh¨ªbe revelar su identidad ni el cargo. Viste un traje de rayas azules y grises y no permite grabar la conversaci¨®n. Al empezar la entrevista, descarta la posibilidad de enfrentarse a un muerto. ¡°Claro que est¨¢ vivo. No hay nada que nos haga pensar lo contrario. Se habr¨¢ puesto enfermo y se habr¨¢ tratado, por supuesto. Como lo hizo Provenzano, que se fue dos veces a la Costa Azul a curarse un c¨¢ncer. No con su nombre, claro¡±.

El elefante en el sal¨®n de la Cosa Nostra

Salvatore Tot¨° Riina, el ¨²ltimo gran capo dei capi de la organizaci¨®n, el hombre que dise?¨® el periodo de los atentados contra el Estado italiano y abri¨® la guerra interna que dej¨® unos 1.700 muertos y el ¨¦xodo de varias familias a EE UU en los a?os ochenta, muri¨® el 17 de noviembre de 2017. La Cosa Nostra intent¨® reorganizarse, volvieron algunos exponentes del otro lado del Atl¨¢ntico y salieron en libertad viejos jefes encarcelados. En diciembre de 2018 se celebr¨® una reuni¨®n para replantear la c¨²pula de la organizaci¨®n y proclamaron nuevo capo al viejo Settimo Mineo (80 a?os). Pero la polic¨ªa intercept¨® la reuni¨®n y le detuvo a ¨¦l y a 56 personas m¨¢s. Ni siquiera ah¨ª estaba Messina Denaro, que nunca tuvo ning¨²n inter¨¦s en ponerse al frente de la organizaci¨®n pese a gozar del prestigio y el respeto para hacerlo.

Messina Denaro es hoy tambi¨¦n un elefante en el sal¨®n de la Cosa Nostra. Su magnetismo medi¨¢tico atrae peligrosamente los focos, pero jam¨¢s le han dejado caer. Uno de los fiscales que lleva m¨¢s a?os investig¨¢ndole aporta los motivos de esa fidelidad en su despacho en Palermo. ¡°Cualquier empresa le habr¨ªa despedido: representa un problema, atrae los focos. Es la gran diferencia entre esta organizaci¨®n y el resto del mundo: es un lazo de sangre. Su familia sabe que est¨¢ permanentemente vigilada, los hermanos han sido arrestados, el resto vive en un Gran Hermano las 24 horas del d¨ªa. ?Qu¨¦ har¨ªa usted? Yo lo entregar¨ªa. ¡®Estupendo, ya est¨¢ bien, aqu¨ª lo ten¨¦is, dejadnos en paz y que las nuevas generaciones crezcan tranquilas¡¯. Pero en realidad es el Estado el que sufre en esta tensi¨®n. Es la gran diferencia cultural. No es dinero ni poder, es la fuerza de un v¨ªnculo formado en un pacto de honor que se retrotrae a los Badalamenti, a los Busceta, a los Riina¡­¡±.

Los Messina Denaro fueron los guardeses durante a?os de la familia D¡¯Al¨¬, propietarios de la Banca Sicula (Antonio, uno de los hijos, fue tambi¨¦n senador de Forza Italia y secretario de Estado del Ministerio del Interior). Hoy el capo es el ¨²ltimo eslab¨®n en libertad de una organizaci¨®n que sembr¨® el caos en Italia y desafi¨® al Estado con una tormenta de plomo y sangre jam¨¢s vista. Los Corleoneses se fiaron de ¨¦l para poner a salvo gran parte de la fortuna amasada. Tambi¨¦n para custodiar los secretos m¨¢s preciados del archivo de Riina sobre la promiscuidad con los Gobiernos y las famosas negociaciones. En su viaje al final de la noche tuvo la protecci¨®n de decenas de hombres del Estado y sufri¨® todo tipo de vicisitudes. Incluso un cambio de moneda poco favorable en enero de 2002. ¡°Perdi¨® mucho dinero con el paso de la lira al euro¡±, explica uno de los carabinieri que se ocupa de este caso en Trapani. Pero sobrevivi¨®.

El fiscal general antimafia, Federico Cafiero de Raho, no oculta ya que la caza de Messina Denaro es una prioridad para Italia. Una fuga de 27 a?os solo puede interpretarse como un fracaso. ¡°Un Estado que puede arrestar a un fugitivo as¨ª es un Estado fiable. Y lo estamos dando todo. De vez en cuando nos acercamos, ha sucedido muchas veces. Sin embargo, es como si el sujeto consiguiese percibir la investigaci¨®n por su experiencia. Pero un fugitivo como ¨¦l, que sigue desempe?ando un rol de alto nivel en la organizaci¨®n, tiene por fuerza que estar en el territorio de vez en cuando. Sabemos con certeza que no vive habitualmente cerca de su casa, pero vuelve. Un capo que no lo hace no puede ser un capo¡±. Siempre ha sido as¨ª.

¡°Tiene la capacidad de ser invisible¡±

El magistrado conf¨ªa en resolver uno de los casos m¨¢s dif¨ªciles a los que ha hecho frente la justicia italiana. "Messina Denaro tiene una gran capacidad de hacerse invisible", apunta.

Don Ciccio, el padre de Matteo Messina Denaro, apareci¨® muerto el 30 de noviembre de 1998 en un bosque de Castelvetrano. Despu¨¦s de ocho a?os fugado, falleci¨® a causa de un infarto, un privilegio para los de su estirpe en aquellos tiempos. Su hijo viv¨ªa ya entonces escondido con ¨¦l. Le adoraba. Decidi¨® vestirlo de punta en blanco y abandonar su cad¨¢ver impoluto para que la polic¨ªa lo recogiese. Una forma de respeto y la ¨²nica manera de que la familia pudiese honrarlo y celebrar un funeral. Pero tambi¨¦n la ¨²ltima burla al Estado y a su incapacidad para encontrarle durante todo aquel tiempo. Cada a?o, Il Giornale di Sicilia publica puntualmente una esquela que siempre termina con la firma: ¡°I tuoi cari [tus seres queridos]¡±. Nadie duda de qui¨¦n la encarga. Al principio eran m¨¢s largas, citaba a los poetas y fil¨®sofos griegos que adora. Hoy sigue pag¨¢ndola anualmente, pero se han vuelto m¨¢s sencillas y escuetas. Dicen en los despachos que es porque el cerco aprieta. Pero es la misma canci¨®n desde hace casi tres d¨¦cadas.