Grecia-Turqu¨ªa, el permanente dolor de cabeza de la UE
El contencioso vuelve a poner en cuesti¨®n a la Alianza Atl¨¢ntica y muestra de nuevo la dificultad de los Veintisiete para actuar unidos
Aunque otra vez ausente de los titulares, el contencioso greco-turco deber¨ªa ser una prioridad en la agenda de la Uni¨®n Europea. Basta recordar que enfrenta a un pa¨ªs miembro, con el a?adido de Chipre y ahora de Francia, con otro que es candidato a la adhesi¨®n y aliado en la OTAN. Y, m¨¢s all¨¢ de la tensi¨®n bilateral, su existencia vuelve a poner en cuesti¨®n a la Alianza Atl¨¢ntica y muestra nuevamente la dificultad de la Uni¨®n para actuar unida. En esencia, resulta ¨²til considerar que:
¡ªAunque es un asunto central, la controversia no se limita a un forcejeo por la explotaci¨®n de hidrocarburos en aguas disputadas del Levante (todos los descubrimientos confirmados desde 2009 est¨¢n en aguas no disputadas), sino que, como ya se ha demostrado antes (especialmente en 1987 y 1996), arranca con el desequilibrado reparto de zonas de soberan¨ªa tras la guerra greco-turca de 1919-22. Turqu¨ªa, a pesar de contar con m¨¢s costas que cualquiera de sus vecinos, no tiene asegurada la continuidad de su soberan¨ªa mar¨ªtima y a¨¦rea (Kastelorizo, a tan solo dos kil¨®metros de su costa es el ejemplo m¨¢s notable, pero no ¨²nico).
¡ªSe equivoca Mitsotakis si cree que le basta con parapetarse tras una Francia que apenas disimula su af¨¢n de protagonismo (y de inter¨¦s por devolver la bofetada que Erdogan le ha propinado en Libia) y una UE que nunca se ha distinguido por sus aciertos en la zona (baste recordar el fiasco de su apuesta al admitir a Chipre en 2004 como v¨ªa para resolver la divisi¨®n de la isla). Y se equivoca tambi¨¦n Erdogan si piensa que su deriva autoritaria y su neotomanismo militarista (ejemplificado en su lema Mavi Vatan, Patria Azul) le permitir¨¢n salir airoso de un pulso en el que se encuentra solo.
¡ªEl enfrentamiento militar directo es hoy la opci¨®n m¨¢s improbable, aunque solo sea porque la situaci¨®n econ¨®mica turca y su sobreextensi¨®n en tantos escenarios b¨¦licos le impiden sumar un nuevo frente. Pero en su mutua huida hacia adelante ambos avivan un fuego que puede escapar f¨¢cilmente a su control. Tampoco cabe esperar que Merkel, ante la ausencia de Washington, vaya a ser siempre quien logre imponer sensatez a quienes prefieren no dejar salida alguna al vecino (Erdogan firmando una indefendible delimitaci¨®n mar¨ªtima con la Libia de Serraj y Mitsotakis haciendo lo propio con el Egipto del golpista Al Sisi).
No hay una soluci¨®n pr¨®xima. Pero si la UE no es capaz de promover una respuesta que d¨¦ cancha a Turqu¨ªa, estableciendo una din¨¢mica de suma positiva en la que todos salgan ganado, nos adentrar¨ªamos en un pozo de muy dif¨ªcil salida. Y el gas (que la UE necesita) puede ser precisamente el factor clave de la ecuaci¨®n.
Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria.
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