¡°El plan de recuperaci¨®n europeo es un error terrible¡±
J?rg Meuthen, copresidente de Alternativa para Alemania, reconoce que el partido atraviesa una crisis y conf¨ªa en ganar el pulso contra el ala m¨¢s radical, que amenaza con partir la formaci¨®n
J?rg Meuthen posa para un fot¨®grafo en un peque?o plat¨® en un quinto piso al oeste de Berl¨ªn. La aparente tranquilidad del l¨ªder de la ultraderecha alemana oculta la descarnada lucha por el poder que desgarra su partido, Alternativa para Alemania (AfD). Minutos despu¨¦s de la sesi¨®n, Meuthen (Essen, 59 a?os) recibe a este diario sentado en la mesa ovalada, en la que toma las decisiones la ejecutiva del partido, y trata de enmarcar la crisis que atraviesa AfD como una pugna entre lo que considera el ala modera...
J?rg Meuthen posa para un fot¨®grafo en un peque?o plat¨® en un quinto piso al oeste de Berl¨ªn. La aparente tranquilidad del l¨ªder de la ultraderecha alemana oculta la descarnada lucha por el poder que desgarra su partido, Alternativa para Alemania (AfD). Minutos despu¨¦s de la sesi¨®n, Meuthen (Essen, 59 a?os) recibe a este diario sentado en la mesa ovalada, en la que toma las decisiones la ejecutiva del partido, y trata de enmarcar la crisis que atraviesa AfD como una pugna entre lo que considera el ala moderada, encabezada por ¨¦l mismo, y los radicales. Pero lo cierto es que las inquinas personales y la sed de poder en estado puro explican tambi¨¦n la guerra abierta que consume al principal partido de oposici¨®n alem¨¢n, que hace tres a?os irrumpi¨® con fuerza en el Parlamento.
Desde la llegada de la pandemia, adem¨¢s, las encuestas reflejan una ca¨ªda de la formaci¨®n ultra, frente a una subida de los partidos de la gran coalici¨®n de gobierno conservadores y socialdem¨®cratas. Meuthen cree que con la recesi¨®n postpand¨¦mica llegar¨¢ la gran oportunidad para la ultraderecha alemana. ¡°No es tan importante la posici¨®n en las encuestas, porque ahora no hay elecciones. Lo que me importa es qu¨¦ va a pasar el a?o que viene. Habr¨¢ una recesi¨®n muy profunda, millones de personas perder¨¢n su trabajo y tendremos que ofrecer respuestas. La respuesta no puede ser m¨¢s socialismo y m¨¢s presencia del Estado. Nuestra alternativa por ejemplo es una fuerte bajada de impuestos¡±, adelanta.
No les ha granjeado siquiera gran apoyo su oposici¨®n al gran plan de reconstrucci¨®n europeo para paliar con 750.000 millones euros los estragos de la pandemia en los pa¨ªses m¨¢s afectados como Espa?a. ¡°Es un error terrible porque no le corresponde a la UE salir al rescate. No deber¨ªa estar permitido que la UE asuma deuda p¨²blica, este tipo de financiaci¨®n no forma parte de las reglas de la Uni¨®n. Adem¨¢s, nadie dice c¨®mo van a gastar el dinero. ?Por qu¨¦ no lo hacen los Estados en lugar de la UE?. Lo que tienen en mente es otra cosa, quieren que cada vez m¨¢s decisiones se tomen en Bruselas y quieren construir unos Estados Unidos de Europa¡±.
Desde que AfD naci¨® en 2013, los autodenominados moderados han perdido todas las batallas. Los m¨¢s ultras han acabado por imponerse, radicalizando cada vez m¨¢s el partido. Meuthen defiende que esta vez es distinto. ¡°Yo he actuado de forma diferente, tienes que tener el partido de tu lado y eso es lo que tenemos ahora¡±. Fuentes de la formai¨®n aseguran sin embargo que la divisi¨®n es profunda, hasta el punto de que el riesgo de que AfD acabe dividido en dos es m¨¢s real que nunca. ¡°Es cierto que en torno al 20%-30% del partido est¨¢ muy enfadado con lo que hemos hecho [la disoluci¨®n de Der Fl¨¹gel, el ala radical], que piensan que debemos estar unidos y que quienes tienen posiciones m¨¢s a la derecha tambi¨¦n pertenecen al partido [¡] pero estoy seguro de que no se va a partir. Es una crisis necesaria y a final de a?o seremos un partido unido con vistas a las grandes elecciones de 2021¡±, reconoce Meuthen.
El detonante de la crisis interna ha sido la expulsi¨®n del partido de Andreas Kalbitz, un poderoso l¨ªder regional del Este, cuyo pasado neonazi puso en alerta a los servicios secretos alemanes. Kalbitz, que logr¨® un espectacular segundo puesto para AfD en Brandeburgo el a?o pasado y al que apoya una minor¨ªa muy activa del partido, principalmente en el este del pa¨ªs, es adem¨¢s el cerebro de Der Fl¨¹gel, el Ala, en alem¨¢n, una suerte de formaci¨®n dentro del partido, en cuya ¨®rbita gravitan los representantes m¨¢s extremistas. Meuthen orden¨® disolver el grup¨²sculo en un arriesgado pulso, cuyo final est¨¢n a¨²n por escribir. Por eso, por si acaso, este eurodiputado y profesor de Econom¨ªa lanza un gui?o a sus adversarios. ¡°No todos los que pertenecen a El Ala son extremistas. La mayor¨ªa de la gente de El Ala, por supuesto que pertenece a nuestro partido y as¨ª seguir¨¢ siendo. Lo que tenemos es una decisi¨®n sobre una persona: Andreas Kalbitz¡±.
Kalbitz cuestion¨® su expulsi¨®n ante la justicia alemana, que este viernes le deneg¨® la permanencia provisional en el partido y que se prev¨¦ que emita su resoluci¨®n final en primavera. Mientras, la situaci¨®n ha acabado de enfangarse con la hospitalizaci¨®n de un colega de la formaci¨®n esta semana, al que Kalbitz propin¨® un supuesto ¡°pu?etazo amistoso¡±, que le envi¨® al hospital con el bazo roto.
Muethen ha protegido y defendido hasta hace poco a los ultras de los que ahora reniega. Asegura que decidieron declarar la guerra a Kalbitz cuando recibieron ¡°nueva informaci¨®n que indicaba que [Kalbitz] tiene un pasado muy extremista y que no hab¨ªa mencionado que hab¨ªa sido miembro del HDJ [la organizaci¨®n neonazi prohibida ] Heimattreue Deutsche Jugend cuando se apunt¨® al partido. Se refiere Meuthen al informe de los servicios secretos alemanes de 258 p¨¢ginas, al que ha tenido acceso este diario y en el que se puede leer que Kalbitz mantiene desde hace 14 a?os relaciones con organizaciones extremistas, incluida la HDJ.
Pero m¨¢s all¨¢ del pasado y la virulenta pugna por el poder, no est¨¢ tan claro en qu¨¦ se diferencian moderados y radicales en la formaci¨®n ultra. Meuthen sostiene que las grandes diferencias radican en las posiciones econ¨®micas. ¡°Las de H?cke y sus amigos de Turingia son un tipo de socialismo. Somos un partido fundado sobre la idea de una econom¨ªa de mercado y ellos no lo aceptan. En el euro estamos todos unidos, todos estamos en contra¡±.
En temas como la inmigraci¨®n, Meuthen reconoce que tienen posiciones muy similares. ¡°Tenemos que controlar toda la migraci¨®n que llega a Europa y a nuestro pa¨ªs de manera estricta para que no haya inmigraci¨®n ilegal, algo que sucede en nuestro pa¨ªs desde 2015. No tenemos problemas con que haya un derecho al asilo pero el problema es que llegan a la frontera, dicen la palabra asilo y ya vale, pero la mayor¨ªa no tiene derecho a estar aqu¨ª¡±.
Mientras otros partidos nacionalpopulistas europeos moderan su mensaje, AfD no ha dejado de radicalizarse en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n coinciden los analistas, y se desprende de los discursos y campa?as electorales de sus representantes. Meuthen lo niega y atribuye a malos entendidos declaraciones como la del exl¨ªder Alexander Gauland relativizando el Holocausto, al considerar el nazismo una cagada de p¨¢jaro en la historia de Alemania.
Cuando se le recuerda que en los m¨ªtines, H?cke, por ejemplo, equipara a los migrantes con criminales, responde: ¡°pero es que tenemos problemas con la criminalidad de los migrantes¡±. Cuando se le pregunta si ese es el gran problema de Alemania, responde: ¡°es un problema muy importante¡±.
Discurso de odio
Lo cierto sin embargo es que las autoridades alemanas consideran la violencia de la ultraderecha la mayor amenaza para la seguridad de Alemania, con 22.300 cr¨ªmenes cometidos el a?o pasado. Asesinatos ultraderechistas como el del pol¨ªtico Walter L¨¹bcke, o de ocho j¨®venes en Hanau, son solo la punta de un gran iceberg. La clase pol¨ªtica alemana acusa a AfD de crear el caldo de cultivo de la violencia con un discurso xen¨®fobo. Meuthen dice que el suyo no es mensaje de odio. ¡°Nosotros somos las v¨ªctimas. Hay un aumento de cr¨ªmenes de izquierdas y de derechas y hay que luchar contra ambos¡±.
En el quinto piso del apartamento berlin¨¦s, por el que transitan encorbatados empleados diversos del partido, se respira hoy cierta tensi¨®n. Es la v¨ªspera de la decisi¨®n preliminar del tribunal de Berl¨ªn que juzga el caso Kalbitz. Horas despu¨¦s, Meuthen lograba una primera victoria, al ordenar el juez que el pol¨ªtico con pasado neonazi siga fuera del partido como medida cautelar hasta que se adopte la decisi¨®n final en unos meses. Pero la batalla no ha terminado. Quien conoce a Kalbitz cuenta que es un hombre sin nada que perder y dispuesto a todo, con los medios que hagan faltan. El hombre que amenaza con partir la ultraderecha alemana advirti¨® el viernes que no tira la toalla. La batalla contin¨²a.