¡°Espero que mi ejemplo genere un debate en el resto del mundo¡±
La pol¨ªtica belga Petra de Sutter, la primera persona transg¨¦nero convertida en ministra en Europa, asegura en una entrevista que siente la ¡°responsabilidad¡± de ser ¡°un modelo a seguir¡±
La doctora Petra de Sutter, una ginec¨®loga e investigadora belga con una s¨®lida trayectoria como senadora y europarlamentaria por el partido verde (Groen), se convirti¨® hace tres semanas en la primera ministra transg¨¦nero de Europa. Su nombramiento al frente de la cartera de Administraci¨®n y Empresas P¨²blicas, adem¨¢s de como vice primera ministra, apenas fue noticia en B¨¦lgica, un hecho que habla de la tranquila tolerancia del pa¨ªs. De pelo cobrizo y acaracolado, De Sutter, de 57 a?os, taconea a lo largo de un despacho luminoso en lo alto de un edificio en Bruselas y se sienta para dar una entrevista, el pasado viernes, que ha sopesado mucho y a la que accede porque siente una ¡°responsabilidad¡±. ¡°Entiendo la importancia de ser un modelo a seguir¡±, asegura en un encuentro celebrado el pasado viernes junto con el diario brit¨¢nico The Independent. ¡°Y estoy dispuesta a serlo si eso inspira y da esperanza a otros. Pero no pretendo viajar por el mundo como la ministra transg¨¦nero¡±.
Pregunta. ?Por qu¨¦ su nombramiento no ha generado ruido en B¨¦lgica?
Respuesta. La gente ya me conoce. Llevo a?os en las noticias, aunque ahora con un nuevo cargo. No se ha considerado importante. No te conviertes en ministra y vice primera ministra por tu identidad de g¨¦nero ni por tu orientaci¨®n sexual sino por tus capacidades. Pero en otros pa¨ªses la reacci¨®n ha sido diferente. Y, claro, tambi¨¦n en B¨¦lgica ha habido comentarios de la extrema derecha, a los que estoy acostumbrada desde hace tiempo.
P. ?Como cu¨¢les?
R. Ya sabe, toda esa discusi¨®n sobre la llamada ideolog¨ªa de g¨¦nero, que asegura que las feministas llevan a?os queriendo destruir el orden natural de las cosas, ese en el que un hombre es un hombre y una mujer es una mujer. O, si hablamos de los derechos sexuales y reproductivos, en cuya defensa he sido muy activa, tambi¨¦n vas contra el orden natural, pues le otorgas autonom¨ªa a la mujer para decidir cu¨¢ntos hijos quiere, con qui¨¦n y cu¨¢ndo. En ese esquema divino la homosexualidad es un problema y las personas transg¨¦nero representan lo peor. Aseguran que el g¨¦nero no existe, que solo hay un sexo biol¨®gico. Pero puedo afirmar por experiencia propia que es una postura totalmente err¨®nea. Abunda la ciencia que prueba lo contrario. Es una cuesti¨®n ideol¨®gica, construida en torno al concepto de familia como un hombre y una mujer que tienen hijos y punto.
P. Al ser nombrada ministra dijo que esperaba que su ejemplo llegara a los rincones donde ser una persona transg¨¦nero a¨²n supone un problema. ?Cu¨¢l es su mensaje?
R. Que por favor dejemos de discriminar a la gente por ser diferente, por sentirse distinta, por tener una piel o una religi¨®n diversas. Vivimos en un mundo muy polarizado, potenciado por las redes sociales, en el que todo se convierte en un ¡°nosotros contra ellos¡±. Somos nosotros los europeos contra los migrantes; los creyentes en el orden natural contra los degenerados homosexuales y transg¨¦nero; los cat¨®licos y cristianos contra el islam; los blancos contra los negros. Paremos ya. Estamos juzgando a las personas por pedazos de su identidad, cuando eso no es quienes realmente son. Obama era mucho m¨¢s que una hombre negro cuando se convirti¨® en presidente de Estados Unidos. Aqu¨ª Elio di Rupo, un hombre gay, se convirti¨® en primer ministro de B¨¦lgica hace a?os. Y no sali¨® en los titulares. Somos una sociedad bastante emancipada con un marco legal que protege a las personas diferentes. Por eso espero que mi ejemplo genere un debate en el resto del mundo, donde las personas a¨²n son discriminadas.
P. En Brasil la esperanza de vida del colectivo trans es de 35 a?os.
R. Y la mayor¨ªa se encuentra marginada, en situaci¨®n de prostituci¨®n porque necesita pagar sus tratamientos y medicaci¨®n. Es terrible. Si con mi ejemplo puedo contribuir a cambiar las cosas me doy por satisfecha. Y espero que haya quien empiece a pensar: vaya, estas personas transg¨¦nero tienen capacidades y pueden ser ministras.
P. ?C¨®mo fue su transici¨®n?
R. Un viaje doloroso, como para tantos. No hab¨ªa apenas informaci¨®n, no exist¨ªa Internet. Fui educada en un ambiente muy conservador y cat¨®lico. De adolescente me sent¨ªa diferente. Me sent¨ªa sola. Me sent¨ªa mal. Me sent¨ªa pecaminosa. Me llev¨® 40 a?os comprender qu¨¦ me pasaba, qu¨¦ deb¨ªa hacer si quer¨ªa sobrevivir [comenz¨® el cambio f¨ªsico en 2004]. He estado muy deprimida, he sido muy infeliz, he tenido tendencias suicidas. Pero sobreviv¨ª. Tom¨¦ las decisiones necesarias para encontrar ayuda y ser quien realmente era. Uno no se cambia el sexo, adapta el cuerpo a su g¨¦nero. Nunca me sent¨ª hombre, simplemente ten¨ªa un cuerpo que no encajaba. De ni?a le rezaba a Dios cada noche: ¡°Por favor deja que me levante convertida en mujer¡±.
P. ?Cree que el proceso le hizo m¨¢s fuerte?
R. S¨ª. Y me dio una visi¨®n nueva del mundo. Yo tambi¨¦n fui educada con muchos prejuicios. Pero al darme cuenta de pronto de que me hab¨ªa convertido en ¡°el otro¡±, en el marginado, el paria, el raro, el peligroso, cambi¨® mi visi¨®n. Me ha hecho tolerante. Todos tendemos a juzgar que lo que vemos es de una determinada forma, pero la mayor parte de las veces estamos equivocados. Me ha hecho ser mejor doctora, porque de pronto yo era la paciente, una de las peores. Y creo que tambi¨¦n me hace buena pol¨ªtica. He aprendido a escuchar, a entender a las personas. Y eso es clave en las negociaciones: comprender por qu¨¦ alguien defiende una visi¨®n distinta del mundo. ?Si no c¨®mo voy a encontrar un terreno com¨²n para el acuerdo? La pol¨ªtica no consiste en tener raz¨®n, sino en hallar soluciones. Tambi¨¦n tengo la sensaci¨®n de que no puedo perder el tiempo. Durante 40 a?os estuve encerrada en mi mente. Me liber¨¦ de mi propia prisi¨®n. Eso me da energ¨ªa y un sentido de responsabilidad. Vivimos tiempos hist¨®ricos. Hay tantas crisis de las que encargarse, tantas cosas que la sociedad necesita. La crisis clim¨¢tica es el gran asunto, y tambi¨¦n la del coronavirus, por supuesto, que hoy es lo prioritario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.