V¨ªctor Basterra, el fot¨®grafo que puso rostro a los verdugos de la dictadura argentina
Durante su secuestro en la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada, el detenido captur¨® fotograf¨ªas de represores y obtuvo negativos de v¨ªctimas que luego se usaron como prueba en juicios por delitos de lesa humanidad
Gracias a las fotograf¨ªas de Victor Basterra, la sociedad argentina puso cara y nombre a decenas de secuestradores, torturadores y responsables de desapariciones durante la ¨²ltima dictadura (1976-1983). Los militares posaron frente a Basterra en el centro clandestino de detenci¨®n que funcion¨® en la Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), pero nunca descubrieron que guardaba copias para ¨¦l y que las sac¨® fuera de all¨ª escond...
Gracias a las fotograf¨ªas de Victor Basterra, la sociedad argentina puso cara y nombre a decenas de secuestradores, torturadores y responsables de desapariciones durante la ¨²ltima dictadura (1976-1983). Los militares posaron frente a Basterra en el centro clandestino de detenci¨®n que funcion¨® en la Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), pero nunca descubrieron que guardaba copias para ¨¦l y que las sac¨® fuera de all¨ª escondidas en su ropa interior. Este sobreviviente de la ESMA, uno de los principales testimonios en los juicios por cr¨ªmenes de lesa humanidad perpetrados durante el r¨¦gimen militar, falleci¨® el s¨¢bado, v¨ªctima de un c¨¢ncer, a los 76 a?os.
Basterra ten¨ªa 35 a?os cuando el 10 de agosto de 1979 lo secuestraron en la entrada de su casa, en la localidad bonaerense de Valent¨ªn Alsina, junto a su compa?era Dora Laura Seoane, y a su hija de dos meses, Mar¨ªa Eva. Los trasladaron a la ESMA, donde fue torturado. ¡°Me llevaron a un lugar muy herm¨¦tico, muy cerrado. Yo ten¨ªa una capucha puesta, entonces me sacaron las esposas y me dijeron que comenzara a desnudarme; mientras me sacaba la ropa, me golpeaban, me golpeaban mucho, me golpeaban y ca¨ªa contra las paredes. Luego de estar totalmente desnudo, me ataron los tobillos y las mu?ecas a una cama, y un cablecito a un dedo del pie derecho, y ah¨ª comenzaron a aplicarme lo que ellos llamaban la m¨¢quina: la picana el¨¦ctrica. Eso era permanentemente, me lo hac¨ªan con preguntas y sin preguntas¡±, declar¨® Basterra en el juicio a las Juntas Militares realizado en 1985.
A su mujer e hija las liberaron a la semana, pero a ¨¦l lo mantuvieron secuestrado durante cuatro a?os. Por su experiencia como obrero gr¨¢fico fue forzado a trabajar en el ¨¢rea de documentaci¨®n en la que los marinos falsificaban documentos. ¡°Yo les ten¨ªa que sacar las fotos. Ten¨ªa enfrente m¨ªo al tipo que me tortur¨®, al tipo que se qued¨® con mi casa¡±, relat¨® en una entrevista Basterra en 2004 al recordar los m¨¢s de cuatro a?os que pas¨® secuestrado en el mayor centro clandestino de detenci¨®n de la dictadura. ¡°Un d¨ªa escond¨ª una foto haciendo una prueba. Y as¨ª una y otra y otra¡±, se?al¨®.
En vez de hacer cuatro fotos, hac¨ªa cinco y esa quinta la escond¨ªa en las cajas de papel fotosensible, a salvo de las requisas peri¨®dicas que se realizaban en la ESMA. ¡°Para m¨ª fotografiarlos no era solo disparar la foto sino la idea de que esa foto que le sacaba al represor ten¨ªa que salir de ese lugar. Saqu¨¦ m¨¢s de cien fotos y fueron m¨¢s de cien momentos de riesgo porque algo que ten¨ªan escondidos los milicos era su identidad. Cuando te torturaban te pon¨ªan una capucha para que no los vieras, era como estar ciego. De alguna forma, las fotos muestran todo eso, sacan a la luz lo que calla la historia oficial. Sacar esas fotos fue robarles la identidad a esos tipos, fue una peque?a venganza despu¨¦s de lo horrible¡±, cont¨® Basterra en el documental Fotos de la memoria.
Uno de los que pasaron frente a la c¨¢mara de Basterra fue Alfredo Astiz, el ?ngel de la muerte, quien se infiltr¨® en las Madres de Plaza de Mayo para asesinar a sus fundadoras. Le tom¨® dos fotos en el s¨®tano para hacerle un juego de documentos. ¡°Lo notable es que el alias era un nombre algo as¨ª como Abramovich, un apellido jud¨ªo¡±, record¨® Basterra en El infiltrado, de Uki Go?i. ¡°?A nombre de qui¨¦n hago esto?¡±, le pregunt¨®. ¡°Pon¨¦ Rubio,¡± recibi¨® como respuesta de Astiz.
¡°Un d¨ªa, en el laboratorio, vi que ten¨ªan una gran bolsa de negativos listos para quemar. Era ya el 83, ya se ven¨ªan los cambios. Y entre ellas vi mi fotograma. Mi propia foto, 20 d¨ªas despu¨¦s de mi secuestro. El mismo d¨ªa nos sacaron fotos a todos contra la misma pared. Agarr¨¦ un pu?ado, todas las que pude¡±, agreg¨® en el documental.
Ida Adad, militante peronista m¨¢s conocida como t¨ªa Irene, de 56 a?os, fue retratada seria y con los cordones desatados en la ESMA. Graciela Estela Alberti fue fotografiada con las huellas de la tortura en el rostro. Fernando Brodsky, de 22 a?os, ten¨ªa tambi¨¦n golpes visibles en el rostro en la ¨²ltima imagen que se conserva de ¨¦l. La mayor¨ªa de secuestrados permanecen desaparecidos.
Borges, espectador en el juicio
Basterra aprovech¨® el sistema de salidas vigiladas establecido por los represores para empezar a sacar el material fotogr¨¢fico de a poco. Primero, en los calzoncillos. Despu¨¦s, en los calcetines. En 1984 entreg¨® las fotos a la Comisi¨®n nacional por la desaparici¨®n de personas (Conadep), creada tras el regreso de Argentina a la democracia. Esas im¨¢genes se convirtieron en una de las pruebas clave al juzgar los delitos perpetrados en ese predio de la Armada, situado frente a una de las mayores avenidas de Buenos Aires.
El d¨ªa que Basterra declar¨® en el Juicio de las Juntas, Jorge Luis Borges estaba en la sala de audiencias. ¡°De las muchas cosas que o¨ª esa tarde y que espero olvidar, referir¨¦ la que m¨¢s me marc¨®, para librarme de ella. Ocurri¨® un 24 de diciembre. Llevaron a todos los presos a una sala donde no hab¨ªan estado nunca. No sin alg¨²n asombro vieron una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana, cubiertos y botellas de vino. Despu¨¦s llegaron los manjares (repito las palabras del hu¨¦sped). Era la cena de Nochebuena. Hab¨ªan sido torturados y no ignoraban que los torturar¨ªan al d¨ªa siguiente. Apareci¨® el Se?or de ese Infierno y les dese¨® Feliz Navidad. No era una burla, no era una manifestaci¨®n de cinismo, no era un remordimiento. Era, como ya dije, una suerte de inocencia del mal¡±, escribi¨® Borges en un art¨ªculo publicado por EL PA?S. ¡°Tengo la sensaci¨®n de que he asistido a una de las cosas m¨¢s horrendas de mi vida. Espero que la sentencia sea ejemplar. Siento que he salido del infierno¡±, concluy¨®.
¡°Las fotos de V¨ªctor son paradigm¨¢ticas porque pusieron rostro, nombre y apellido a personas que pretendieron quedar impunes, llevar adelante los hechos m¨¢s aberrantes usando apodos, sometiendo a sus v¨ªctimas a situaciones l¨ªmites sin darse a conocer, en lugares clandestinos¡±, subray¨® la tambi¨¦n sobreviviente Ana Mar¨ªa Careaga. En juicios y comparecencias p¨²blicas, Basterra reiter¨® su obligaci¨®n de testimoniar por los que no pueden hacerlo: ¡°Somos la prolongaci¨®n de esa voz. Esos 30 mil compa?eros detenidos desaparecidos hoy est¨¢n presentes¡±.