Evo Morales recibe un ba?o de masas en Chapare, la regi¨®n cocalera que lo lanz¨® a la pol¨ªtica
El expresidente boliviano retorna a su basti¨®n un a?o despu¨¦s de su renuncia y posterior exilio en Argentina
Helbert Rojas espera en la parada de los minibuses que se dirigen desde la ciudad de Cochabamba a Chimor¨¦, municipio ubicado en la provincia de Chapare, basti¨®n pol¨ªtico del expresidente Evo Morales. Rojas miraba atento su celular mientras resonaba una tonada que repet¨ªa ¡°MAS, MAS, MAS, Ya somos MAS, a someternos nunca m¨¢s¡±. Era una canci¨®n de tonada folcl¨®rica compuesta para el Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido pol¨ªtico del l¨ªder cocalero. El joven es de Santa Cruz, departamento ubicado 300 kil¨®metros al este de Cochabamba. Gast¨® un poco m¨¢s de 70 d¨®lares en pasajes en avi¨®n. El costo del viaje en minib¨²s hasta Chimor¨¦ le hubiese costado cerca de 10 d¨®lares. Ve a un hombre pasar con una carretilla vendiendo camisetas que cuestan tres d¨®lares. Escoge una de color azul pastel, igual a uno de los colores que representa al MAS. ¡°El gasto no importa, todo sea por ver a Evo¡±, afirma.
Un d¨ªa como hoy -11 de noviembre-, hace justo un a?o, quien fuera el primer presidente ind¨ªgena de Bolivia abandon¨® el pa¨ªs acorralado por acusaciones de fraude en los comicios. Morales renunci¨® y se exili¨® en el extranjero, primero en M¨¦xico y luego en Argentina. Con el MAS nuevamente en el poder tras haber ganado las pasadas elecciones con m¨¢s del 55% de los votos, el l¨ªder cocalero dispuso su retorno en esta fecha simb¨®lica. Tras haber iniciado su viaje de regreso desde Villaz¨®n, en la frontera con Argentina, el pasado lunes, Morales pas¨® por tierra por diferentes ciudades y municipios en una caravana. El destino final era la regi¨®n a la que considera como su fortaleza, donde dio sus primeros pasos en la vida sindical y pol¨ªtica; donde adem¨¢s lo resguardaron y dieron cobijo antes de dejar el pa¨ªs.
Una regi¨®n sin tiempo
A un a?o de la partida de Morales, la regi¨®n del Chapare parece congelada en el tiempo. Los parajes verdes y su clima h¨²medo permanecen intocables, al igual que la figura del l¨ªder del MAS. Carteles en los que se leen leyendas como ¡°Evo presidente 2020-2025¡± y ¡°Bolivia cambia, Evo cumple¡±, se pueden encontrar a lo largo de casi 180 kil¨®metros de la carretera que une el municipio de Sacaba con Chimor¨¦. Casi cada casa tiene la cl¨¢sica bandera de colores azul, negro y blanco que representa al partido, izada en ramas y palos, que resalta claramente dentro del paraje verde.
A lo largo del camino, la gente se agolpaba con banderas y carteles para recibir a Morales. El tr¨¢fico vehicular estaba atascado siete kil¨®metros antes de llegar a la ciudad de Chimor¨¦ debido a los anillos de seguridad para cuidar al l¨ªder cocalero.
El aeropuerto de Chimor¨¦, una antigua base militar estadounidense que dej¨® de funcionar en 2006, fue donde Morales dej¨® Bolivia junto a ?lvaro Garc¨ªa Linera, se vicepresidente, y sus allegados m¨¢s cercanos en medio de l¨¢grimas. Tras su destierro, cit¨® a Tupac Katari en m¨¢s de una ocasi¨®n: ¡°Volveremos y seremos millones¡±. Cerca del mediod¨ªa de Bolivia, los cuatro kil¨®metros de la pista de aterrizaje no daban cabida a una sola persona m¨¢s. En medio de m¨²sica aut¨®ctona, banderas del MAS y la whipala, cientos de miles de personas aguardaban la llegada de quien permanece como presidente de las seis federaciones de productores de hoja de coca. Con parlantes instalados cada 20 metros junto a pantallas gigantes, todo semejaba un gran festival de m¨²sica.
La Evoman¨ªa estaba desatada. Hasta donde la vista alcanzaba, se pod¨ªan ver camisetas negras con el rostro de Evo, gorras, cintas, indumentaria del MAS, c¨¢nticos, bandas y artistas que antecedieron como teloneros la llegada de Morales en un helic¨®ptero, que recorri¨® los cuatro kil¨®metros ida y vuelta de la pista principal del aeropuerto m¨¢s de una vez. Los presentes segu¨ªan a la aeronave grabando con sus celulares. Ni la llovizna que empez¨® a caer antes de su aterrizaje y el cielo gris que amenazaba con una fuerte lluvia merm¨® los ¨¢nimos.
Hab¨ªa retornado a quien esperaron por m¨¢s de un a?o. Morales, de pantal¨®n negro y una camisa manga corta color verde agua -un atuendo similar al de su ¨¦poca de l¨ªder sindical-, volv¨ªa a hacer una alocuci¨®n frente a cientos de miles de personas casi un a?o despu¨¦s. Durante m¨¢s de una hora, se dio un ba?o de masas, mientras la gente le arrojaba camisetas, gorras o banderas como regalo. El discurso de Morales tambi¨¦n sirvi¨® como una expiaci¨®n a su exilio. Cont¨® an¨¦cdotas que vivi¨® con la comunidad boliviana en Argentina y c¨®mo se ¡°salv¨® de morir¡± cuando abandon¨® su pa¨ªs. Ni siquiera la fuerte lluvia que cay¨® alej¨® a los presentes, mientras Morales se mojaba bajo el chubasco sosteniendo su micr¨®fono. ¡°Buen augurio la lluvia, es un regalo del tata [padre en quechua] San Pedro¡±, afirmaba, mientras uno de sus colaboradores le entregaba un paraguas para protegerse del agua. El p¨²blico hizo lo mismo.
El acto termin¨® con el llamado de Morales a apoyar al presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, y a defender el denominado ¡°proceso de cambio¡±, un mantra que ha acompa?ado al MAS desde hace 14 a?os y que continuar¨¢ por los pr¨®ximos cinco. ¡°No se explay¨® tanto esta vez¡±, dijo una mujer presente tras la despedida del expresidente. Un periodista cerca escuch¨® esa afirmaci¨®n y le dijo su acompa?ante: ¡°M¨¢s bien, ?te acuerdas esa vez que se peg¨® un discurso de m¨¢s de tres horas?¡±.
Los presentes comenzaron a abandonar la pista de aterrizaje. Muchos com¨ªan en los alrededores en puestos callejeros. Otros se hidrataban y algunos parec¨ªan agotados, en particular una pareja sentada en el pasto al borde de la pista de despegue. La mujer le pregunt¨® al hombre: ¡°?Y ahora? ?Qu¨¦ pasar¨¢ con el Evo tras esto?¡±. ¡°No lo s¨¦, qu¨¦ har¨¢, se quedar¨¢ aqu¨ª, me imagino¡±, le respondi¨®. Es una duda que solo Morales podr¨¢ responder.
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