Cuba: un pa¨ªs en hambre y no en huelga
El hambre es el mal que m¨¢s sufren los cubanos, y ser¨¢ probablemente el hambre lo ¨²nico que llegue a unirlos para librarlos alg¨²n d¨ªa
Cuba es un pa¨ªs con hambre. Y desde ese territorio hablamos para unirnos o para dividirnos, sea cual fuere la situaci¨®n. Un acontecimiento en los ¨²ltimos d¨ªas ha acaparado tanto los chismes a nivel de barrio como los titulares de importantes medios de prensa de todo el mundo: una huelga de hambre de un grupo de personas en Cuba que ha hecho tambalear al r¨¦gimen, unirse a los cubanos de dentro y de fuera, y replantearse el rumbo del pa¨ªs a quienes incl...
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Cuba es un pa¨ªs con hambre. Y desde ese territorio hablamos para unirnos o para dividirnos, sea cual fuere la situaci¨®n. Un acontecimiento en los ¨²ltimos d¨ªas ha acaparado tanto los chismes a nivel de barrio como los titulares de importantes medios de prensa de todo el mundo: una huelga de hambre de un grupo de personas en Cuba que ha hecho tambalear al r¨¦gimen, unirse a los cubanos de dentro y de fuera, y replantearse el rumbo del pa¨ªs a quienes incluso lo hab¨ªan dado por perdido.
La disidencia y el arte en Cuba tienen un rostro que se ha hecho m¨¢s visible, digamos, desde hace cuatro a?os hacia ac¨¢: el de Luis Manuel Otero Alc¨¢ntara, 33 a?os, negro, sin estudios universitarios, pobre, de El Cerro, un barrio de La Habana. Otero Alc¨¢ntara y varios miembros de un grupo a favor de los derechos civiles y culturales que ¨¦l cre¨® y que se nombra Movimiento San Isidro, en honor al barrio donde est¨¢ la casa del joven y que funge como sede, salieron durante los primeros d¨ªas de noviembre en defensa de uno de los suyos, el rapero Denis Sol¨ªs, quien fue condenado a ocho meses de privaci¨®n de libertad por el delito de desacato, tras tener un altercado y expulsar a un polic¨ªa que se col¨® en su casa sin previa autorizaci¨®n.
Los del Movimiento San Isidro comenzaron a visitar estaciones policiales de La Habana para dar con el paradero de Sol¨ªs, fueron detenidos y puestos en libertad, detenidos y puestos en libertad otra vez, y terminaron sitiados en la sede del grupo el d¨ªa en que se reunieron todos en la calle Damas 955 a realizar una lectura masiva de poes¨ªa. Varias patrullas y agentes de la Seguridad del Estado velaban porque no salieran de la casa y los manten¨ªan sitiados noche y d¨ªa.
El 18 de noviembre, luego de que la polic¨ªa arrebatara el dinero y los alimentos que la vecina Daylys Bandera Rodr¨ªguez les pretend¨ªa llevar a los activistas, nueve de estos se declararon en huelga de hambre -algunos tambi¨¦n de sed- y responsabilizaron al r¨¦gimen cubano de su suerte. Hay una especie de denominador com¨²n en todo esto, una especie de verdad que atraviesa a los de San Isidro, pero que se extiende a todo el pa¨ªs, y es el hambre. El hambre es el mal que m¨¢s sufren los cubanos, y ser¨¢ probablemente el hambre lo ¨²nico que llegue a unirlos para librarlos alg¨²n d¨ªa.
La huelga de hambre comienza precisamente porque la polic¨ªa no tiene intenci¨®n de que los activistas coman, no los quiere dejar salir de la sede, pero tampoco quiere que una vecina entre a abastecerlos. La respuesta al hambre fue, entonces, una huelga de hambre. Y es ese, el del hambre, el lenguaje que m¨¢s entienden hoy los cubanos de todo el pa¨ªs. Desde hace muchos a?os, en la isla saben de qu¨¦ se habla cuando se habla de hambre. Lo padecimos los cubanos en los a?os 90 durante el llamado Periodo Especial y lo est¨¢n volviendo a vivir desde hace m¨¢s de un a?o con una crisis alimentaria que los lleva a hacer colas de largas horas para comprar pollo o aceite.
Los de San Isidro, que ten¨ªan como demanda inicial la liberaci¨®n de Sol¨ªs para acabar con su huelga, luego supieron que eso no bastaba para que toda Cuba de una vez se involucrara en lo que estaba sucediendo. Decidieron, pues, agregarle dos demandas m¨¢s a su lucha: la devoluci¨®n del dinero y los suministros de alimentos robados a la vecina, y el cierre de las abastecidas tiendas en d¨®lares que el Gobierno ha abierto y a las cuales los cubanos que no reciben remesas del exterior apenas pueden acceder.
No fueron pocos los que vieron en tales demandas una may¨²scula ingenuidad pol¨ªtica, pero los activistas estaban claros que la liberaci¨®n de un preso m¨¢s ya no iba a conmover a gran parte de Cuba y s¨ª la liberaci¨®n de sus despensas. Y cuando digo la liberaci¨®n de sus despensas hablo de la escasez generalizada en el pa¨ªs. Obviamente, los de San Isidro sab¨ªan, desde un inicio, que el Gobierno cubano no ceder¨ªa ante tal petici¨®n y que la liberaci¨®n de Sol¨ªs bastaba para deponer la huelga. Pero era necesario enviar un mensaje claro al pueblo de Cuba: la importancia del cierre de las tiendas en d¨®lares, es decir, la importancia de que liberen la comida, es decir, la importancia de liberarnos nosotros mismos. A los cubanos hoy hay que hablarles, no queda de otra, con el lenguaje del est¨®mago y no precisamente con el lenguaje del coraz¨®n.
El cuerpo de Otero Alc¨¢ntara y el de los huelguistas fue por estos d¨ªas el cuerpo del pa¨ªs. Un pa¨ªs con hambre, un pa¨ªs que se consume, que palidece, convaleciente. El artista opositor le dijo al periodista Carlos Manuel ?lvarez, quien logr¨® entrar en la sede del Movimiento, que cuando haces una huelga de hambre y sed el cuerpo se va consumiendo y la piel empieza a sobrar, los ¨®rganos comienzan a dejar de funcionar y sientes como te vas secando, literalmente. Es ese y no otro el drama principal de Cuba. En alg¨²n punto, el r¨¦gimen no da de comer a los cubanos. No tiene ya con qu¨¦. Por eso, una huelga de hambre hoy en el pa¨ªs debe ser le¨ªda como lo que es: como la apropiaci¨®n del drama colectivo, como un gesto de empat¨ªa con la naci¨®n.
Pasados nueve d¨ªas, luego de que el Gobierno enviara a la sede del Movimiento a agentes vestidos de m¨¦dicos con el pretexto del coronavirus que terminaron desarticulando al grupo y reparti¨¦ndolo por sus respectivas casas, la llama de San Isidro que nos ha mantenido a todos en vilo hizo que centenares de artistas e intelectuales cubanos se reuniera a las afueras de la sede del Ministerio de Cultura para exigir un di¨¢logo con las autoridades.
Hasta casi las 3 de la ma?ana en que las personas estuvieron all¨ª reunidas, la electricidad en la cuadra fue cortada m¨¢s de una vez. Y es aqu¨ª donde el hambre -l¨¦ase hambre como las necesidades b¨¢sicas que hoy le faltan al pueblo de Cuba- es el lenguaje que hablamos todos, la herramienta que m¨¢s une y, si no se maneja bien, que m¨¢s atenta contra la unidad.
Mientras la luz se iba, la vecina de una amiga le dec¨ªa que su madre, que es al¨¦rgica a los mosquitos, termin¨® con ronchas en su cuerpo y al otro d¨ªa, cuando fue trasladada a un servicio de emergencia m¨¦dica, no hab¨ªa Dexametasona ni ning¨²n inflamatorio para proporcionarle. La hija, por su parte, pens¨® que los artistas solo estaban defendiendo su conato de libertad de expresi¨®n, pero que a ninguno le interesaba que hace tres d¨ªas su madre no ten¨ªa agua y que ahora no hab¨ªa medicina para inyectarla.
Hay otra captura rondando las redes sociales, un vecino de San Isidro que le habla a un amigo en Estados Unidos: ¡°Compadre, t¨² est¨¢s bien en Miami, pero los de aqu¨ª estamos jodidos¡±, le dice. ¡°Tienen el barrio maleado y no se puede hacer ni un negocio por la cantidad de polic¨ªas y gente del G2 [seguridad del Estado] que hay. Yo no estoy en contra de que protesten por lo que ellos creen justo, pero que se pongan en los jardines del consejo de Estado o en la explanada de Plaza para ver si uno puede luchar el d¨ªa a d¨ªa y no coman tanta pinga aqu¨ª en el barrio, co?o¡±.
Desde hace unos d¨ªas, varios activistas comenzaron a deponer sus huelgas. Unos por serios motivos familiares, otros por problemas de salud, y otros porque era necesario, luego de que la polic¨ªa los desarticulara, estar preparados para la pr¨®xima acci¨®n. Los ¨²ltimos en deponerla, seg¨²n las noticias, han sido Otero Alc¨¢ntara y el rapero Maykel Castillo. El primero estuvo detenido hasta hace unas horas en el hospital Fajardo de La Habana y el segundo en su domicilio con una fuerte vigilancia policial afuera. Ambos estuvieron por varios d¨ªas en huelga de sed, por lo que se encuentran m¨¢s debilitados, y ambos comenzaron por tomar sopa.
Durante las ¨²ltimas jornadas, la gente les pidi¨®, les implor¨®, que comieran, por favor, cualquier alimento, pero que no pusieran el cuerpo, que no se murieran, que los necesitaban. Cuba no est¨¢ preparada a¨²n para que Otero Alc¨¢ntara y el resto mueran. Es demasiada responsabilidad para un pueblo que no va a saber qu¨¦ hacer con ese gesto.
Otero Alc¨¢ntara es la persona que ha nucleado a los dem¨¢s valientes, es un l¨ªder, como no hemos tenido hace muchos a?os. Si Otero Alc¨¢ntara se muere ahora, ?qu¨¦ sucede? ?cu¨¢nto esperaremos para que alguien nos vuelva a unir? Cuba como pa¨ªs cuenta con la herramienta del hambre, la tiene de su lado, pero le falta la huelga. Falta que el pa¨ªs se revele. Cuando estemos, si no todos, gran parte de los cubanos en huelga de hambre, es decir, el d¨ªa que nos plantemos, que estemos listos para cambiar algo, qui¨¦n sabe, qui¨¦n dice, que no sea ese el d¨ªa.
* Carla Gloria Colom¨¦ es una periodista cubana que vive en Nueva York.