El futuro del trumpismo a la luz del pasado del berlusconismo
Ser¨ªa ingenuo pensar que los dos tipos de populismos brotan de la nada y se imponen a sociedades que no los merecen
La analog¨ªa de las trayectorias de Berlusconi y Trump es evidente. En t¨¦rminos sint¨¦ticos, dos magnates con gran proyecci¨®n medi¨¢tica irrumpen en pol¨ªtica para salvar a la naci¨®n del apocalipsis con mensajes mesi¨¢nicos, promesas hiperb¨®licas, anzuelos patrioteros ¡ª ?Forza Italia!, ?Am¨¦rica Primero!¡ª, acciones y ret¨®ricas machistas, empat¨ªa con ...
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La analog¨ªa de las trayectorias de Berlusconi y Trump es evidente. En t¨¦rminos sint¨¦ticos, dos magnates con gran proyecci¨®n medi¨¢tica irrumpen en pol¨ªtica para salvar a la naci¨®n del apocalipsis con mensajes mesi¨¢nicos, promesas hiperb¨®licas, anzuelos patrioteros ¡ª ?Forza Italia!, ?Am¨¦rica Primero!¡ª, acciones y ret¨®ricas machistas, empat¨ªa con Putin y otros aut¨®cratas, entre otras muchas coincidencias. En el esfuerzo para interpretar el futuro del trumpismo, pues, quiz¨¢ la par¨¢bola del berlusconismo tenga alguna respuesta interesante. Son entra?as adecuadas para practicar el arte adivinatorio.
En el an¨¢lisis berlusconiano, pueden desgajarse dos vertientes: el impacto pol¨ªtico y el social, que obviamente van vinculados. En t¨¦rminos pol¨ªticos, uno de los efectos m¨¢s trascendentales y duraderos fue el haber admitido en el escenario principal a la Liga y a los posfascistas, hasta entonces sustancialmente arrinconados en los m¨¢rgenes como partidos intocables. Esta operaci¨®n ¡ªvinculada en Italia al verbo sdoganare: dejar pasar la aduana¡ª ha tenido enormes consecuencias. Berlusconi apadrin¨® la normalizaci¨®n de un ideario que, un cuarto de siglo despu¨¦s, representa aproximadamente un 40% del electorado ¡ªproyecci¨®n de voto para la Liga y Hermanos de Italia¡ª.
Hay motivos para sospechar que algo parecido pueda reproducirse en EE UU. El contexto es diferente; el sistema es presidencial; no hay partidos que sacar de la zona de apestados; pero s¨ª hay corrientes de pensamiento que, tras cuatro a?os de legitimaci¨®n desde la Casa Blanca ¡ªel mayor p¨²lpito de pr¨¦dica pol¨ªtica del mundo¡ª tienen por delante un recorrido insospechado antes. Es la normalizaci¨®n de la equidistancia entre supremacistas y v¨ªctimas de racismo; de la mentira descarada como instrumento pol¨ªtico; del cuestionamiento por inter¨¦s personal de las instituciones democr¨¢ticas; del nepotismo sin pudor... Todo esto quiz¨¢s ha venido para quedarse.
Hay despu¨¦s una vertiente social. Ser¨ªa ingenuo pensar que figuras como Berlusconi y Trump brotan de la nada, y se imponen a sociedades que no se los merecen. Ellos son la encarnaci¨®n de una mar de fondo. Y luego se convierten en t¨®tem de anhelos y creencias profundas de muchos. Por ese camino, legitiman y expanden esos anhelos y creencias anta?o soterrados o hasta inconfesables. Berlusconi ¡ªtambi¨¦n gracias al gran poder de su imperio medi¨¢tico¡ª cuaj¨® una revoluci¨®n cultural, el deseo de ¨¦xito sin demasiados cuestionamientos de los medios para lograrlo ¡ªesa suerte de paso de la verg¨¹enza al orgullo de saltarse las colas, y pelillos a la mar¡ª, la afirmaci¨®n de una inaceptable definici¨®n de la posici¨®n de las mujeres en la sociedad, etc. Trump tambi¨¦n facilitar¨¢ el afloramiento y asentamiento de ciertos sentimientos en cuestiones raciales, de g¨¦nero, de mirada sobre el mundo.
Por otra parte, a los 84 a?os, Berlusconi todav¨ªa ejerce influencia. No se rinde. En parte, para defender sus intereses privados a trav¨¦s de su proyecci¨®n p¨²blica. Trump tiene 74. Y muchos intereses que defender.