La coca¨ªna universal

Entre finales de 2019 y comienzos de este a?o, al pa¨ªs m¨¢s peque?o del Cono Sur le interceptaron m¨¢s kilos de coca¨ªna que en los veinte a?os previos: unas 12 toneladas que salieron o iban a salir de Uruguay en diferentes cargamentos internacionales fueron incautadas en menos de seis meses.

Era un volumen ins¨®lito para Uruguay, pero el hallazgo no representaba un cambio en el rol del pa¨ªs, sino que pon¨ªa en evidencia algunas transformaciones que ha experimentado el tr¨¢fico internacional de drogas en la ¨²ltima d¨¦cada, registrado por los reportes de Naciones Unidas y de la Uni¨®n Europea. Un movimiento econ¨®mico global, poderoso, que no se ha interrumpido por la pandemia.

Expertos e informes en Am¨¦rica y Europa coinciden en este punto: los carteles-monopolio al estilo Pablo Escobar, que organizaban toda la operaci¨®n desde la plantaci¨®n a la distribuci¨®n, no eran estructuras preparadas para sobrevivir en el tiempo. Desde que los grandes carteles colombianos se empezaron a fragmentar en los a?os noventa, el negocio del tr¨¢fico se fue dislocando y tercerizando. A partir de entonces, campesinos, fabricantes, empresarios, transportistas, aduaneros, pilotos, marineros, buzos, polic¨ªas, militares, peones y vendedores al menudeo forman los eslabones de una cadena que, al cerrarse, hacen que la coca¨ªna de los Andes llegue a cualquier destino del mundo. Y lo hacen de forma compartimentada, aut¨®noma.

La madrugada del 27 de diciembre de 2019 encontr¨® al joven uruguayo Christopher Murialdo (19), hijo de un estanciero sojero del departamento de Soriano ¡ªpr¨®ximo a la costa del r¨ªo Uruguay, compartido con Argentina¡ª cercado por la polic¨ªa antidrogas en el campo de su padre. La ma?ana siguiente, en el campo de los Murialdo se decomisaron 1.488 kilos de coca¨ªna que eran custodiados por dos peones. Esa cantidad se sumaba a otros 4.418 kilos requisados en el puerto de Montevideo la tarde anterior. El padre del joven, Gast¨®n Murialdo, un empresario sojero de 45 a?os, fue procesado junto con su hijo y los dos peones que, esa madrugada, quisieron mover una tolva con la coca¨ªna que faltaba enviar. En total eran 5.906 kilos.

La polic¨ªa uruguaya especializada en tr¨¢fico de drogas sab¨ªa que Murialdo estaba en apuros econ¨®micos por deudas. Y que durante sus frecuentes viajes a Paraguay ¡ªpa¨ªs puente para el tr¨¢fico de coca¨ªna y marihuana en el Cono Sur, donde el a?o pasado se relevaron m¨¢s de 1.700 pistas de aterrizaje clandestinas¡ª contact¨® con una organizaci¨®n facilitadora del tr¨¢fico internacional desde la vecina Bolivia. La hip¨®tesis de la polic¨ªa es que el cargamento lleg¨® a Uruguay por v¨ªa fluvial: que primero fue de Bolivia hasta Paraguay por v¨ªa a¨¦rea y desde ah¨ª baj¨® por el r¨ªo Paran¨¢ hasta el estuario del r¨ªo de La Plata. En esos r¨ªos ¡°hay mucho movimiento de mercader¨ªa, de carga, y es bastante complicado controlar todo¡±, dice Carlos Noria, ex comisario general de la Direcci¨®n de Represi¨®n del Tr¨¢fico Il¨ªcito de Drogas de Uruguay.

El modelo de negocios agropecuario y el de las drogas se complementan con mayor frecuencia en el sur latinoamericano. Comparten acopio y rutas en la cadena de distribuci¨®n. Y tambi¨¦n gerentes, peones, bancos, estudios jur¨ªdicos y medios de transporte. La coca¨ªna viaja junto a soja, arroz, carne, lana, vinos, incluso en montacargas. En la exportaci¨®n formal de estos y otros bienes, Noria ha encontrado env¨ªos de coca¨ªna durante el ¨²ltimo cuarto de siglo. ¡°Somos un pa¨ªs agroexportador¡±, explica, y el narcotr¨¢fico ¡°es una empresa comercial. Es natural que quieran camuflar sus embarques en la producci¨®n¡±.

Cientos de pistas de aterrizaje en grandes latifundios, barcazas y camiones conducen la producci¨®n surcando las porosas fronteras secas de la regi¨®n. La coca¨ªna muchas veces pasa de Per¨² a Bolivia, de Paraguay a Brasil, para llegar a los puertos del Atl¨¢ntico donde se escabulle al mundo entero. El uruguayo Gast¨®n Murialdo parece haber querido convertirse en alg¨²n eslab¨®n de esa cadena. Murialdo no confes¨® a la justicia de d¨®nde sali¨® la coca¨ªna ni hacia d¨®nde iba, pero s¨ª que hab¨ªa recibido un cuarto mill¨®n de d¨®lares por adelantado para facilitar el env¨ªo que se dirig¨ªa a Togo, en ?frica. La polic¨ªa presume que el destino final era Europa. Porque all¨ª es adonde se dirige principalmente la coca¨ªna que sale desde Sudam¨¦rica.

Naciones Unidas estima que 500 millones de contenedores surcan los mares del mundo cada a?o. Nueve de cada diez bienes comercializados pasan por un contenedor y varios puertos hasta llegar a destino. Pero menos del 2% llegan a ser inspeccionados.

Las rutas mar¨ªtimas del Atl¨¢ntico proveen de coca¨ªna a Europa puerto a puerto, contenedor a contenedor. El trasiego puede atravesar ?frica para satisfacer una demanda que, en los ¨²ltimos nueve a?os, ha alcanzado niveles m¨¢ximos de consumo, alimentados por un r¨¦cord de producci¨®n. Gracias a una cadena m¨¢s eficiente para fabricar y distribuir, la coca¨ªna llega a las ciudades europeas con la mayor pureza que se conozca en la historia reciente (un 69% en promedio, y en varios casos por encima del 85%, seg¨²n el Centro Europeo de Monitoreo de Drogas y Drogadicci¨®n).

¡°No es nuevo que Uruguay sea utilizado como pa¨ªs de tr¨¢nsito. Lo nuevo es el volumen¡±, explica Carlos Noria. ¡°El aumento de la producci¨®n y de la demanda en los ¨²ltimos diez a?os nos dej¨® en medio de esta situaci¨®n como todo el planeta¡±, resume.

En 2017, la producci¨®n de coca¨ªna fue la m¨¢s alta que la humanidad haya registrado: 1.976 toneladas estimadas. En 2018, la Uni¨®n Europea rompi¨® todos los r¨¦cords conocidos de incautaciones: 110.000 decomisos de coca¨ªna reportados en un a?o. Seg¨²n el Observatorio Europeo de Drogas, al menos 18 millones de europeos de entre 15 y 64 a?os la han consumido.

La tendencia ascendente del consumo no se limita a Europa: adem¨¢s del Sudeste asi¨¢tico, por ejemplo, Australia demanda coca¨ªna como nunca antes y tambi¨¦n ha aumentado el uso en las metr¨®polis latinoamericanas, pero con menores niveles de pureza.

Para satisfacer la demanda global los pa¨ªses productores parecen haber estudiado los manuales de eficiencia empresarial. Entre 2005 y 2018, el cultivo se duplic¨® en Colombia seg¨²n el Monitoreo de territorios afectados por cultivos il¨ªcitos 2018, de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), y tambi¨¦n ha crecido en Per¨² y Bolivia. Simult¨¢neamente, el rendimiento de la hoja ha mejorado por la asistencia t¨¦cnica a los campesinos. La modernizaci¨®n productiva se consigui¨® con t¨¦cnicas agr¨ªcolas de poda, fertilizaci¨®n, control de malezas, plagas ¡ªla mayor parte de las veces con agroqu¨ªmicos¡ª y sobre todo introduciendo variedades con mayor productividad, m¨¢s resistentes al clima y pat¨®genos, variedades que mejoran el rendimiento durante el proceso de extracci¨®n del alcaloide.

El 72% de los lotes estudiados mejor¨® su rendimiento con el cultivo de gen¨¦ticas apropiadas. Entre ellas las variedades tingo mar¨ªa, boliviana, caucana, chipara y peruana, se?ala el informe.

En su ¨²ltimo estudio nacional sobre Colombia, ONUDD se?ala que entre 2013 y 2017 el ¨¢rea sembrada con hoja de coca casi se duplic¨® en el pa¨ªs y que en el mismo periodo tambi¨¦n se ha duplicado la fabricaci¨®n de clorhidrato de coca¨ªna. El reporte sobre Per¨², en cambio, apenas registra un leve crecimiento en cantidad de hect¨¢reas sembradas. Pero lo sustantivo en todos los casos con la producci¨®n de hoja de coca es la notable mejora en su rendimiento tanto en ¨¢rea sembrada por kilo como en la mayor extracci¨®n de alcaloide.

¡°Hay estabilizaci¨®n pero sobre todo un incremento de la productividad. No solo de la pasta b¨¢sica lavada, sino de coca¨ªna pura con m¨¦todos altamente cient¨ªficos. Dejaron de contratar mano de obra barata, contratan qu¨ªmicos extraordinarios¡±, explica Hugo Cabieses, profesor de la Universidad del Pac¨ªfico de Per¨² y te¨®rico de la din¨¢mica de las drogas y de las econom¨ªas il¨ªcitas en su pa¨ªs y en la regi¨®n.

¡°El incremento en la productividad de la hoja de coca en busca de la calidad del alcaloide crea una disputa por las zonas que producen la hoja de coca de mejor alcaloide.¡±, agrega Jaime Antezana Rivera, consultor independiente sobre la din¨¢mica de la coca en Per¨².

Si bien las cifras de Naciones Unidas hablan de una estabilizaci¨®n en el ¨¢rea de cocales en Per¨² en los ¨²ltimos a?os, Antezana no cree lo mismo. ¡°La superficie y la productividad se han incrementado en todo el territorio peruano¡±, asegura. Seg¨²n el ¨²ltimo Monitoreo de cultivos de coca en Per¨² de ONUDD, la producci¨®n potencial tanto de hoja como de clorhidrato y pasta b¨¢sica en ese pa¨ªs aumentaron un 11% y 12% respectivamente entre 2016 y 2017.

En las calles del mundo, la demanda aumenta junto a una pureza y un stock nunca antes vistos para el gran p¨²blico. El Informe mundial sobre las drogas de Naciones Unidas en 2007 estimaba que 14 millones de personas usaron coca¨ªna durante ese a?o. En el informe de este a?o la cifra es de 19 millones. La demanda y la oferta ¡ªy, en consecuencia, las incautaciones¡ª han crecido como nunca, ¨ªntimamente ligadas entre s¨ª como el huevo y la gallina.

En 2006 la mayor cantidad de coca¨ªna llegaba a Europa en contenedores cuyo origen era Venezuela. En los primeros cuatro meses de 2020, las incautaciones provienen principalmente de Ecuador y de Brasil, que han desplazado incluso a Colombia, por lo menos en el puerto de Amberes, B¨¦lgica, uno de los m¨¢s importantes receptores de coca¨ªna del mundo.

El cierre de fronteras global por la pandemia no ha disminuido el negocio. ¡°El tr¨¢fico de coca¨ªna en contenedores mar¨ªtimos no parece verse afectado como sugieren las frecuentes incautaciones de grandes cargamentos en puertos europeos claves¡±, se?ala el informe de Europol y el Observatorio Europeo de Drogas, dedicado al impacto de la covid-19 en el mercadeo y tr¨¢fico de sustancias.

De hecho, el puerto de R¨®terdam, otro enclave imprescindible en el esquema del tr¨¢fico transcontinental, registr¨® m¨¢s incautaciones de coca¨ªna en los primeros tres meses de 2020 que en los de 2019. Y en abril hubo incautaciones de m¨¢s de 16 toneladas en Espa?a, Holanda y B¨¦lgica. ¡°El mercado de la coca¨ªna tiene bastante experiencia en fronteras cerradas¡±, dice, categ¨®rico, el doctor Dami¨¢n Zaitch, profesor de la Universidad de Utrecht y coordinador del doctorado en Criminolog¨ªa Cultural y Global.

Junto con sus estudiantes, Zaitch estudia los principales puertos de Holanda y B¨¦lgica que reciben el polvo blanco. Hace 20 a?os que se sumerge en la etnograf¨ªa del tr¨¢fico transatl¨¢ntico de drogas hacia Holanda. ¡°Si hay movimiento de fruta de Am¨¦rica Latina hay movimiento de coca¨ªna. Siguieron llegando enormes cargamentos a varios pa¨ªses europeos. En general frutas y alimentos de Brasil¡±, apunta.

La pandemia tampoco fue problema en el valle de los r¨ªos Apur¨ªmac, Ene y Mantaro (VRAEM), la zona con mayor producci¨®n de Per¨², ni en la selva colombiana. Si bien durante la segunda mitad de marzo los precios de la hoja de coca se desplomaron por el confinamiento, a partir de finales de abril y comienzos de mayo fueron retomando sus valores habituales m¨¢s o menos estables. Durante el primer empuj¨®n de la pandemia, el precio de la hoja de coca en Per¨² recuper¨® sus valores, que var¨ªa seg¨²n regi¨®n y concentraci¨®n del alcaloide entre 30 y 55 d¨®lares la arroba (11 kilos).

En Colombia, el precio de la pasta b¨¢sica de coca¨ªna no se encareci¨® por el coronavirus, sino por la salida de las FARC de la selva. Sus ¡°cuotas, contribuciones, impuestos o como se quiera llamar terminaron¡±, explic¨® a EL PA?S el abogado colombiano Pedro Arenas, del Observatorio Global de Cultivos y Cultivadores Declarados Il¨ªcitos, pero, explica, ¡°se crearon vac¨ªos en el control de territorios que lamentablemente no los ocup¨® el Estado con sus fuerzas, seguridad y justicia, sino que entraron a la disputa otros actores armados¡±.

La disputa por las riquezas de esos territorios (miner¨ªa, tala ilegal, recursos naturales y humanos, entre otros) llev¨® a un incremento del 50% en el precio de la pasta b¨¢sica. Adem¨¢s de la desaparici¨®n y asesinato de l¨ªderes sociales, de acuerdo con el experto colombiano, que desde hace 27 a?os defiende en el terreno y en los estrados judiciales a los cultivadores de coca, ahora desde Viso Mutop, una organizaci¨®n que aboga por los derechos de estos agricultores.

¡°En los ¨²ltimos 20 a?os el kilo se hab¨ªa situado en poco menos de 600 d¨®lares. Pero durante diciembre en algunas zonas lleg¨® a estar por encima de los 900. Fue por un reacomodo de fuerzas de los compradores. Y tambi¨¦n el establecimiento de canales de comercializaci¨®n con nuevos actores en la cadena de tr¨¢fico internacional¡±, se?al¨® Arenas.

Esos actores no son solo colombianos sino ¡°brasile?os, mexicanos, africanos, europeos, asi¨¢ticos¡±, enumera. Esa puja de actores armados que necesitan mover ¡°el mercado¡±, sumada a las penurias de los campesinos, han empujado m¨¢s fuerte la producci¨®n de coca¨ªna que el miedo al coronavirus.

Per¨², el segundo productor mundial de hoja de coca y de pasta b¨¢sica, experiment¨® una ca¨ªda en la producci¨®n de coca, de pasta y de coca¨ªna durante la segunda mitad de marzo a causa del confinamiento. Hubo zonas en las que el precio de la hoja cay¨® totalmente, como en Puno, donde el valor de la arroba se fue a cero. En la selva pune?a tambi¨¦n qued¨® sin precio. ¡°No hab¨ªa comprador porque todo el mundo sali¨® por el temor a la infecci¨®n. Se dej¨® de producir y comprar¡±, explica Jaime Antezana Rivera, consultor independiente sobre la din¨¢mica de la coca en Per¨².

El efecto no dur¨® mucho, resume Antezana: ¡°Ya subi¨® en todos lados. Algunos narcos o cocaleros aprovecharon para acopiar a precio bajo y luego venderlo m¨¢s alto. Nunca dijeron aqu¨ª se acab¨® el mundo o se termin¨® el negocio¡±.

Las rutas fluviales conectan las selvas y las sierras andinas con el mundo desde hace 150 a?os, cuando alemanes, franceses, holandeses y estadounidenses cimentaron las bases agr¨ªcolas, fabriles y log¨ªsticas de la coca¨ªna en Per¨². El tr¨¢nsito nunca par¨®, ni siquiera despu¨¦s de que la coca¨ªna se volviera ilegal hace unos 100 a?os. Desde los a?os ochenta, Europa central consume cada vez m¨¢s, y en la ¨²ltima d¨¦cada se sum¨® la demanda de los pa¨ªses escandinavos y del este, apuntalando a un tr¨¢fico creciente desde Am¨¦rica del Sur.

El 2019 fue el a?o de la coca¨ªna en Uruguay. El cargamento de casi seis toneladas de los Murialdo se sum¨® a otro de 4.500 kilos con destino a Amberes en agosto. De paso por Hamburgo, las autoridades alemanas interceptaron el mayor cargamento que han detectado en su historia: cuatro toneladas y media de coca¨ªna que ven¨ªa de Uruguay junto con un cargamento de soja. Un empresario de familia acomodada con siete empresas exportadoras bajo su responsabilidad es el ¨²nico procesado por la fiscal¨ªa por asistencia al tr¨¢fico internacional. Espera el juicio en libertad: su defensa alega que la coca¨ªna fue cargada en el contenedor tras abandonar el puerto de Montevideo.

En Uruguay, seg¨²n los c¨¢lculos de Europol, los 4.200 paquetes de polvo blanco tienen un precio estimado superior a 43 millones de euros. En Paraguay, su precio rondar¨ªa los 14 millones de euros. Y en Per¨² los 8 millones.

Si hubiera llegado a su destino, Amberes, valdr¨ªa 129 millones seg¨²n la valoraci¨®n media de la polic¨ªa europea. Comercializado al por menor en cualquier pa¨ªs de la Uni¨®n Europea, a un precio aproximado de 80 euros el gramo, el valor del env¨ªo se acercaba a los 400 millones de euros. Los alemanes valuaron el cargamento en mil millones. Eran cuatro millones y medio de dosis al 90% de pureza. Estos n¨²meros que parecen sorprendentes son apenas el 0,22% de lo que Naciones Unidas estima que produjo todo el mundo durante 2017.

Ese mismo a?o, seg¨²n los c¨¢lculos, solo en Europa se esnifaron 9.100 millones de euros en coca¨ªna. Casi lo mismo que el Gobierno espa?ol destin¨® este a?o para los gastos extraordinarios en sanidad de las comunidades aut¨®nomas a causa de la pandemia.

En 2014, la venta de coca¨ªna al por menor en este continente hab¨ªa llegado a las 91 toneladas. Tres a?os despu¨¦s, esa cifra subi¨® hasta 119. An¨¢lisis en aguas residuales sugieren un incremento del 70% en su uso entre 2011 y 2015 en 78 ciudades europeas, sobre todo en las m¨¢s grandes.

¡°En los 90 enfrent¨¢bamos a carteles en Sudam¨¦rica. Hac¨ªan todo el proceso: desde la producci¨®n a la distribuci¨®n. Eso cambi¨® a peque?os grupos. Unos producen, otros plantan, otros hacen el transporte o la distribuci¨®n. En las investigaciones m¨¢s importantes de los ¨²ltimos 15 a?os, la droga que sale de Uruguay la distribuyen grupos europeos¡±, confirma Noria.

Los puertos europeos que reciben estos cargamentos registran niveles de violencia y corrupci¨®n crecientes. En marzo de 2016, la cabeza de un marroqu¨ª implicado en el tr¨¢fico apareci¨® frente a un caf¨¦ en ?msterdam. Para entonces, al menos 16 homicidios hab¨ªan sido reportados en los ¨²ltimos cuatro a?os en Holanda, Espa?a y B¨¦lgica a causa de una disputa de grupos criminales por el robo de un cargamento de coca¨ªna que hab¨ªa ingresado por el puerto de Amberes. En el ¨²ltimo a?o, las autoridades judiciales y policiales de Amberes han alertado sobre atentados, balaceras, explosiones de granadas caseras e incluso el secuestro durante 42 d¨ªas de un adolescente de 13 a?os, cr¨ªmenes asociados a las disputas de oligopolios de la coca¨ªna. Adem¨¢s, los organismos europeos han documentado sicariato en Holanda, Espa?a y Suecia.

Estos grupos europeos tienen tramas empresariales que los blindan. Y como toda transnacional, tienen sedes en Am¨¦rica Latina. ¡°Esto les permite un nuevo modelo de negocio de principio a fin¡±, se?ala el reporte del observatorio europeo. Manejan la cadena de distribuci¨®n, consiguen mejores precios, evitan intermediarios y hasta mejoran la calidad de la coca¨ªna. Diez a?os atr¨¢s la pureza de la coca¨ªna incautada promediaba el 50%. Hoy llega a Europa, posiblemente antes de su venta al por menor, a una media del 85% de pureza.

Este observatorio muestra que, como ocurri¨® en Am¨¦rica Latina, los grandes carteles (italianos y colombianos) se dislocaron. Existen mafias asentadas en Espa?a, Gran Breta?a, Francia, Irlanda, Marruecos, Serbia o Turqu¨ªa. Esta dispersi¨®n mejor¨® la disponibilidad de coca¨ªna optimizando la log¨ªstica y reduciendo los costos de la compra en origen.

Para Dami¨¢n Zaitch, existe hoy una gran ¡°internalizaci¨®n con mayor cantidad de l¨ªneas, grupos, rutas, mercados y un aumento en la fragmentaci¨®n. Pablo Escobar fue una excepci¨®n en el negocio y dur¨® poco, no le fue bien. Hace 20 a?os la idea del cartel que domina un pa¨ªs o territorio ya era bastante discutible. El mercado ya viene fragmentado. Ahora hay muchos m¨¢s actores que antes. Son organizaciones multinacionales haciendo negocios. Las pol¨ªticas p¨²blicas no lograron bajar el consumo, ni la producci¨®n, sino la mayor internalizaci¨®n, m¨¢s rutas y actores involucrados. Y cuando hay m¨¢s fragmentaci¨®n, hay m¨¢s competencia y cuando hay m¨¢s competencia hay m¨¢s violencia¡±.

¡°Comparando con 20 a?os atr¨¢s, hoy existe mayor relaci¨®n con la econom¨ªa legal, con los puertos, transportes, comunicaci¨®n y log¨ªstica. Los precios se han mantenido altos con lo que se puede seguir pagando coimas y corrupci¨®n. Hay mayor cantidad de corrupci¨®n no solo relacionada con la polic¨ªa y la aduana, tambi¨¦n con trabajadores de los puertos¡±, apunta Zaitch.

El puerto de R¨®terdam, el m¨¢s grande de Europa, es uno de los que m¨¢s coca¨ªna recibe en el mundo. Seg¨²n sus propias cifras, 24.000 contenedores entran o salen por d¨ªa. ¡°Hay una tensi¨®n entre control y eficiencia econ¨®mica. Para analizar un contenedor necesitan 20 minutos por lo menos. No vas a ponerte a escanear todos los contenedores. El da?o para el puerto ser¨ªa enorme si controlan m¨¢s. No se puede controlar¡±, explica Zaitch.

¡°Las redes criminales que hab¨ªan operado en el sentido de corroer los cimientos sociales del Estado de derecho en Am¨¦rica Latina lo est¨¢n haciendo en los Estados europeos. En Espa?a, si antes hab¨ªa una noticia de polic¨ªas corruptos una vez al mes ahora son casi semanales. La corrupci¨®n es cada vez m¨¢s habitual¡±, apunta David Pere Mart¨ªnez Or¨®, coordinador de la Unidad de Pol¨ªticas de Drogas de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.

En el mundo de las pol¨ªticas de drogas existe el concepto de efecto globo, que se desarroll¨® despu¨¦s de conocer los terribles resultados del Plan Colombia: cuando se hace presi¨®n en el globo ese aire no desaparece, se traslada a otro punto. En t¨¦rminos de pol¨ªticas p¨²blicas, la prohibici¨®n, lejos de acabar con el problema, dispersa y fragmenta a los grupos criminales que cambian el lugar de producci¨®n; la descentraliza incrementando la violencia en nuevos territorios. Es la lecci¨®n no aprendida que llev¨® la violencia de Colombia a M¨¦xico, de ah¨ª a Centroam¨¦rica y por ahora a Europa en cuentagotas.

¡°Primero vinieron por los polic¨ªas, luego vendr¨¢n por los jueces y despu¨¦s por los pol¨ªticos. Es la pol¨ªtica del plomo o plata¡±, advierte el catedr¨¢tico catal¨¢n. ¡°Es un escenario l¨®gico porque los mercados desregulados funcionan sin control. La ¨²nica manera de mejorar es que el Estado produzca coca¨ªna y la distribuya si no quiere polic¨ªas corruptos¡±, opina Pere Mart¨ªnez Or¨®.

Los 21 senadores colombianos que en agosto firmaron un proyecto para regular la coca¨ªna en el pa¨ªs piensan parecido. Saben que ser¨¢ muy dif¨ªcil que el Estado la produzca, que un m¨¦dico supervise si el usuario est¨¢ en condiciones f¨ªsicas de usarla o que sea derivado con especialistas si tiene problemas con el consumo. O que sea cultivada por comunidades ind¨ªgenas como plantea la iniciativa. Porque en los ¨²ltimos casi cuarenta a?os, la mayor¨ªa del Congreso ha prometido terminar con ¡°las drogas¡± y ¡°ganar la guerra¡± campa?a tras campa?a, aunque ese horizonte parece cada vez m¨¢s borroso.

El ide¨®logo del proyecto es el senador Iv¨¢n Marulanda (Alianza Verde), un economista que en los ochenta fund¨® el partido Nuevo Liberalismo junto a Luis Carlos Gal¨¢n y Rodigo Lara. Aquel movimiento fue literalmente descabezado por Pablo Escobar y sus secuaces: el senador de 74 a?os ha visto morir a sus compa?eros y desangrarse a la sociedad por la guerra. ¡°Haber aceptado este matadero para Colombia, el tratamiento tan infame, la indefensi¨®n, el sometimiento y sacrificio durante 40 a?os, es una ingenuidad¡±, dice. ¡°Sacrificamos la vida de miles y el Estado termin¨® siendo un instrumento de poderes mafiosos. (Avanz¨®) la corrupci¨®n de la justicia, la pol¨ªtica, la sociedad y el lavado alter¨® los factores econ¨®micos de este pa¨ªs totalmente¡±.

¡°Ante ese escenario no queda sino regular¡±, asegura. Sabe que su propuesta no ser¨¢ votada por el plenario del legislativo colombiano. Pero est¨¢ conforme con racionalizar el debate, dar la discusi¨®n y argumentos a la opini¨®n p¨²blica. Cree en detener la criminalizaci¨®n y la penalizaci¨®n para cambiar el enfoque de la ¡°guerra contra el narcotr¨¢fico a una visi¨®n civilizada, razonable y racional como es la regulaci¨®n¡±, explica. Marulanda, que se salv¨® de la carnicer¨ªa de los ochenta y noventa exili¨¢ndose en Europa, volvi¨® al Senado del pa¨ªs latinoamericano 33 a?os despu¨¦s para poner sobre la mesa la regulaci¨®n de la coca¨ªna recordando a sus compa?eros y a quienes no volver¨¢n por una guerra que, a cincuenta a?os de su nacimiento, ha hecho del tr¨¢fico de coca¨ªna uno de los negocios m¨¢s rentables para mafias cada vez m¨¢s poderosas y Estados cada vez m¨¢s d¨¦biles.