Venezuela o la abstenci¨®n como grito de protesta
La desmovilizaci¨®n en las elecciones parlamentarias no es un simple reflejo del respaldo a la oposici¨®n. El hartazgo es general y tambi¨¦n en los bastiones chavistas la gente se qued¨® en casa
El martes, dos d¨ªas despu¨¦s de las elecciones parlamentarias en Venezuela, Gregoria Gonz¨¢lez recibi¨® una instrucci¨®n por WhatsApp. Le ped¨ªan pasar la relaci¨®n de los pagos de la bolsa de comida de los Comit¨¦s Locales de Abastecimiento y Producci¨®n (CLAP), junto con una ¡°caracterizaci¨®n electoral¡± de los vecinos a los que se la entrega. E...
El martes, dos d¨ªas despu¨¦s de las elecciones parlamentarias en Venezuela, Gregoria Gonz¨¢lez recibi¨® una instrucci¨®n por WhatsApp. Le ped¨ªan pasar la relaci¨®n de los pagos de la bolsa de comida de los Comit¨¦s Locales de Abastecimiento y Producci¨®n (CLAP), junto con una ¡°caracterizaci¨®n electoral¡± de los vecinos a los que se la entrega. Es decir, precisaba el mensaje, deb¨ªa indicar a qu¨¦ partido o tendencia pol¨ªtica pertenece el beneficiario, el centro electoral al que estaba llamado a votar y confirmar si finalmente lo hizo o no. Gonz¨¢lez ha trabajado toda la vida por su comunidad. Desde hace cuatro a?os est¨¢ integrada en la burocracia chavista que gestiona el reparto de las cajas de productos b¨¢sicos para asegurar que a las 36 familias de su calle en un barrio en Petare, al este de Caracas, muchas de ellas con personas mayores, les lleguen unos cuantos kilos de arroz, harina de ma¨ªz y pasta. Ella tuvo que ir a votar, como le exigieron. Dice que su voto sali¨® nulo. Y la instrucci¨®n de su superior la incomoda. ¡°De mi calle solo fueron a votar seis personas y no lo hicieron por el Gobierno, porque este sector toda la vida ha sido opositor y la gente est¨¢ muy molesta y cansada. Hacer esa lista es reprimir a la gente, yo no voy a hacer eso¡±, dice.
La mujer, de 37 a?os, dice que es la primera vez que siente tanta presi¨®n pol¨ªtica en una elecci¨®n. ¡°Ellos dec¨ªan que el Gobierno ten¨ªa que sacar al menos 1.500 votos en mi centro, que tiene 6.000 electores, y se llegaron si acaso a 800 votos del chavismo y 1.300 en total¡±. El chavismo aceler¨® ese camino hace cinco a?os, mientras que en el ciclo anterior ¡ªel ¨²ltimo con condiciones m¨¢s competitivas¡ª la oposici¨®n conquist¨® la Asamblea Nacional que llega al fin de su per¨ªodo el pr¨®ximo 5 de enero. Una parte de las bases del chavismo tambi¨¦n determinaron esa abstenci¨®n y descontento. Pero con una participaci¨®n que alcanz¨® apenas el 30% Nicol¨¢s Maduro se jug¨® en esta elecci¨®n otro tiempo extra. Barrer con la mayor¨ªa opositora en la Asamblea Nacional que desde hace cinco a?os ha amenazado su permanencia, siendo el primer contrapeso real que ten¨ªa el chavismo en m¨¢s de dos d¨¦cadas, era para el sucesor de Hugo Ch¨¢vez una misi¨®n de supervivencia.
Una lectura a vuelapluma de la alta abstenci¨®n del domingo pasado podr¨ªa hacer pensar que los ciudadanos, intensamente politizados desde que lleg¨® el chavismo, simplemente se hartaron y dejaron de creer en la pol¨ªtica. Al mirarla en el terreno, el dato adquiere otro alcance. ¡°Hoy en las comunidades no se puede tener gas si el consejo comunal no te da el gas, ni el agua que llevan las cisternas, ni la bolsa [de comida]. El hecho de amenazarte con que no comer¨¢s si no votas tienen muchas m¨¢s consecuencias que hace cinco a?os. Se apoderaron de tu subsistencia¡±, dice el soci¨®logo Alexander Campos, del Centro de Investigaciones Populares Alejandro Moreno.
El Gobierno tuvo poco que ofrecer en esta campa?a, en medio del colapso econ¨®mico del pa¨ªs petrolero y las sanciones. Pero las pocas cosas que tiene son vitales. ¡°La amenaza de perderlas es m¨¢s directa, pese a eso la gente no hizo caso y decidi¨® no ejercer el voto. Pocos gestos de resistencia a la dominaci¨®n y al control social como este se han visto. Ellos saben muy bien quienes no fuimos a votar. Y no votar es mucho para quienes dependen de esas cosas que controla el Gobierno¡±, contin¨²a el profesor universitario, residente de un barrio de la carretera vieja Petare-Guarenas.
Los l¨ªderes de la oposici¨®n, encabezados por Juan Guaid¨®, hicieron un llamado a la abstenci¨®n anticipando un fraude. Como era previsible, han intentado apropiarse de parte de la elevada abstenci¨®n. Pero Campos advierte de que el movimiento de no votar se dio al margen de los partidos pol¨ªticos. ¡°La gente convirti¨® su supervivencia en un hecho pol¨ªtico y la arriesg¨® ante el secuestro del hecho electoral. Votar en esta elecci¨®n era hacer p¨²blico el sometimiento¡±, apunta.
La noche electoral del domingo, Nelly Pacheco, una enfermera de 62 a?os, escuch¨® c¨®mo con meg¨¢fonos llamaban a sus vecinos a votar porque si no les iban a quitar los bonos que entrega el Gobierno a trav¨¦s del llamado ¡°carnet de la patria¡± y que con cada emisi¨®n desmedida disparan la inflaci¨®n. Vive el barrio 1 de Mayo de Ant¨ªmano, al otro extremo de la ciudad, un tradicional basti¨®n del chavismo que el domingo luci¨® algo desolado. Delgad¨ªsima, la mujer reconoce que lo poco que come, en parte, viene en la bolsa del CLAP. ¡°Pero yo no me dejo amedrentar, yo se que tengo derecho a la alimentaci¨®n y que si este Gobierno no cambia, lo que viene es m¨¢s hambre¡±. Vive con su madre y hace dos a?os despidi¨® a su hija que forma parte de los m¨¢s de cinco millones de venezolanos que ha emigrado.
Para ella, la abstenci¨®n tambi¨¦n es un s¨ªntoma de que la gente perdi¨® el miedo. Pero en los barrios de Carapita y Ant¨ªmano, los opositores todav¨ªa van con cuidado. Dolores Villegas es buhonera, vendedora ambulante, y debe alejarse de su puesto en la calle para hablar. Es voluntaria en la consulta popular que ha convocado Juan Guaid¨® esta semana en un intento de demostrar capacidad de movilizaci¨®n, que culmina este s¨¢bado. Dolores integraba un consejo comunal en su barrio y la excluyeron. La tildan de terrorista por ser opositora. Este viernes se preparaba para hacer la recolecci¨®n de firmas de la consulta de forma clandestina, por las amenazas que ha recibido. ¡°Aqu¨ª saldremos masivamente a votar cuando haya unas elecciones presidenciales libres¡±, dice esta mujer de 66 a?os.
En la parroquia Ant¨ªmano, la abstenci¨®n estuvo entre las m¨¢s bajas en Caracas y alcanz¨® 55%. Jos¨¦ Negr¨ªn, un polic¨ªa jubilado de 57 a?os, fue uno de los que sufrag¨®. ¡°Vot¨¦ enga?ado, nos confundieron. Vot¨¦ por los que dec¨ªan que eran opositores y no sab¨ªa que eran de la misma cala?a¡±, dice molesto el hombre, vecino del sector El Algodonal. La estrategia del chavismo de copiar las papeletas de partidos intervenidos por el Supremo, que design¨® directivas afines al r¨¦gimen, abon¨® en la confusi¨®n de una gran parte de los que participaron el domingo. Este era, sin duda, el objetivo. Num¨¦ricamente, las organizaciones distintas al gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se quedaron con apenas 21 de los 277 curules. Acci¨®n Democr¨¢tica, uno de los m¨¢s viejos y de m¨¢s tradici¨®n en Venezuela, obtuvo 11 de esos puestos. Su tarjeta figur¨® en la boleta electoral, pero representaba a una directiva impuesta desde el chavismo, que desplaz¨® a su secretario general, el veterano opositor Henry Ramos Allup.
En la casa de los Lovera en el barrio La F¨¦nix, en un costado del inmenso Petare, estuvieron divididos el domingo. Rub¨¦n fue a votar por cualquier partido que no fuera el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), aunque hasta 2012 ¡ªen las ¨²ltimas elecciones de Hugo Ch¨¢vez¡ª marc¨® esa casilla. ¡°Fui a ver si al menos se asustaban, pero uno ya sab¨ªa cu¨¢les eran los resultados¡±. Su esposa Leonor no vot¨® y aclara que nunca ha sido chavista. ¡°Esta gente ya tiene 21 a?os en esto. Antes, cuando a uno no le gustaba un presidente, protestaba y eso serv¨ªa, pero ahora te matan. Antes, uno pod¨ªa cambiarlos cada cinco a?os¡±, dice la mujer de 69 a?os. La pareja sobrevive con sus pensiones y con el dinero que les env¨ªa un nieto que emigr¨®. No ven con optimismo el futuro, por la apretada crisis econ¨®mica y la dolarizaci¨®n que condena a la pobreza a los que solo pueden percibir ingresos en bol¨ªvares. ¡°No podemos comprar jam¨®n, ni hacer hallacas. ?En qu¨¦ pa¨ªs estamos?¡±, se pregunta ella. ¡°Retrocedimos 40 a?os atr¨¢s. Estamos a la deriva de Dios y del gobierno¡±, responde ¨¦l.
El camino al voto
?Qu¨¦ viene despu¨¦s del 6 de diciembre? El futuro de Venezuela sigue siendo una gran interrogante. La oposici¨®n no tiene solo los dos a?os del marcaje cuerpo a cuerpo que inici¨® Juan Guaid¨® lanzando su desaf¨ªo a Maduro por un cambio pol¨ªtico. Han sido varios a?os de forcejeo con un chavismo que cada vez se ha vuelto m¨¢s autoritario. Pero para el investigador Alexander Campos el camino a una salida electoral con garant¨ªas, la exigencia del l¨ªder de la oposici¨®n y de la comunidad internacional, ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s largo. ¡°El camino no puede comenzar por el final. Volver a reencontrarnos con las urnas de votaci¨®n como espacio pol¨ªtico tiene que demostrar un trabajo previo. Los partidos pol¨ªticos tienen que volver a hacer pol¨ªtica desde cero en las comunidades¡±.
La maquinaria organizativa que ha promovido el chavismo, que va desde consejos comunales hasta los llamados jefes de calle de los CLAP, qued¨® como un esqueleto, sostiene Campos. El m¨²sculo chavista se ha perdido por la desilusi¨®n ¡°ante una propuesta que se presentaba como reivindicativa de las comunidades y desde el dise?o fue manipuladora¡±. El soci¨®logo insiste en traducir la abstenci¨®n como resistencia, como una respuesta a este hecho. ¡±Estas organizaciones se convirtieron en las primeras enemigas de las comunidades y se quedaron sin gente. Ese vac¨ªo del chavismo tambi¨¦n est¨¢ lleno de ineficacia y de falta recursos. Lamentablemente, la oposici¨®n no tom¨® cartas en el asunto y ante la ausencia del r¨¦gimen y de los partidos, las ONG comenzaron a llenar el espacio y por eso ahora se han convertido en un peligro para el Gobierno. No porque aspiren a una cuota pol¨ªtica sino por el simple hecho de que permiten a la gente encontrarse¡±.
Hay s¨ªntomas de ese cambio de enemigo objetivo: por ejemplo, el hostigamiento a Alimenta la Solidaridad, que gestiona 200 comedores en un pa¨ªs en emergencia humanitaria, cuyas cuentas bancarias fueron congeladas y se allanaron sus oficinas y la casa de la familia de su fundador, Roberto Pati?o; y las reiteradas amenazas de Diosdado Cabello contra organizaciones que est¨¢n entregando ayuda. ¡°Darle comida a 25.000 personas no significa nada para el Gobierno. Es el modelo de sociedad abierta e incluyente que promueven las ONG a lo que le tienen terror estos reg¨ªmenes totalitarios. La fuerza del ejemplo y de la organizaci¨®n es a lo que m¨¢s temen¡±.