El Papa pide a la Iglesia que abandone ¡°la l¨®gica del conflicto¡± y los bandos
Bergoglio invita a los superiores de la Curia romana a superar los ¡°intentos fallidos, esc¨¢ndalos, ca¨ªdas, pecados, contradicciones y cortocircuitos en el testimonio¡±
Con el ¨²ltimo esc¨¢ndalo de corrupci¨®n alrededor de las finanzas del Vaticano a¨²n reciente, el Papa Francisco ha instado a la Curia romana a abandonar la ¡°l¨®gica del conflicto¡± y de las divisiones en bandos, progresista y tradicionalista, y ha invitado este lunes a los jerarcas de la Iglesia cat¨®lica a renovarse aprovechando como oportunidad...
Con el ¨²ltimo esc¨¢ndalo de corrupci¨®n alrededor de las finanzas del Vaticano a¨²n reciente, el Papa Francisco ha instado a la Curia romana a abandonar la ¡°l¨®gica del conflicto¡± y de las divisiones en bandos, progresista y tradicionalista, y ha invitado este lunes a los jerarcas de la Iglesia cat¨®lica a renovarse aprovechando como oportunidad los ¨²ltimos esc¨¢ndalos y crisis. En el tradicional encuentro navide?o con la Curia, celebrado en el aula de la Bendici¨®n del Palacio Apost¨®lico, el pont¨ªfice argentino ha lamentado la pol¨ªtica de facciones que divide a la instituci¨®n que lidera. ¡°La Iglesia, entendida con las categor¨ªas de conflicto -derecha e izquierda, progresista y tradicionalista- fragmenta, polariza, pervierte y traiciona su verdadera naturaleza¡±, ha se?alado. En este discurso, aunque tambi¨¦n deja espacio para las alabanzas, el Papa suele repasar ante los cardenales y superiores de la Curia, en tono de cr¨ªtica, los asuntos m¨¢s espinosos que acorralan al gobierno de la Iglesia. Francisco no ha obviado los ¨²ltimos esc¨¢ndalos, ni las feroces resistencias a su magisterio. A la crisis sanitaria y socioecon¨®mica provocada por la pandemia, Jorge Mario Bergoglio ha sumado otra ¡°eclesial¡±.
En esta l¨ªnea ha marcado una distinci¨®n entre crisis, una situaci¨®n que ¡°generalmente tiene un resultado positivo¡± y conflicto, que degenera en ¡°una rivalidad aparentemente sin soluci¨®n, entre sujetos divididos en amigos para amar y enemigos contra los que pelear¡±. Si se opta por lo segundo, ha se?alado, ¡°se favorece el crecimiento o la afirmaci¨®n de ciertas actitudes de car¨¢cter elitista y de ¡®grupos cerrados¡¯ que promueven l¨®gicas limitadoras y parciales¡±. Y ha puntualizado: ¡°La iglesia es un cuerpo perpetuamente en crisis porque precisamente est¨¢ vivo pero nunca debe convertirse en un cuerpo en conflicto, con ganadores y perdedores¡±.
El Pont¨ªfice ha recordado, aludiendo a la etimolog¨ªa del concepto de crisis, que es ¡°una criba que limpia el grano del trigo despu¨¦s de la cosecha¡±, que, de aprovecharla, sirve para identificar y separar el bien del mal. No obstante, ha llamado a evitar los juicios precipitados azuzados por ¡°las crisis que causaron los esc¨¢ndalos de ayer y de hoy¡± ya que, ha dicho, ¡°una lectura desesperada de la realidad no se puede llamar realista¡±, en una referencia a los medios de comunicaci¨®n.
Y tambi¨¦n ha roto una lanza en favor de los sectores que trabajan con honradez, lejos de las intrigas y los recelos y ha pedido que no se busque culpables a los que estigmatizar y despreciar por las corruptelas y esc¨¢ndalos que a menudo salpican a la instituci¨®n. ¡°Hay muchos que dan testimonio con su trabajo humilde, discreto, silencioso, leal, profesional y honesto¡±, ha apuntado.
Francisco tambi¨¦n ha defendido sus reformas e invitado a los cardenales y superiores de la Curia romana a vivir la actual crisis que atraviesa la instituci¨®n como una oportunidad para emprender una renovaci¨®n que lleve a superar los ¡°intentos fallidos, esc¨¢ndalos, ca¨ªdas, pecados, contradicciones y cortocircuitos en el testimonio¡±. ¡°Si realmente queremos una renovaci¨®n, debemos tener la valent¨ªa de estar dispuestos a todo; debemos dejar de pensar en la reforma de la Iglesia como un remiendo en un vestido viejo, o la simple redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n apost¨®lica¡±, ha declarado el Papa. Y ha definido a la Iglesia como ¡°una vasija de barro, preciosa por lo que contiene y no por lo que a veces muestra de s¨ª misma¡±.
Este a?o, adem¨¢s de por la pandemia que ha limitado su misi¨®n y ha obligado a modificar la liturgia religiosa, ha estado marcado para la Iglesia por los esc¨¢ndalos de pederastia, que acompa?an a la instituci¨®n desde hace d¨¦cadas. El pasado noviembre la Santa Sede public¨®, a modo de examen de conciencia, un informe con la investigaci¨®n interna sobre el caso de Theodore McCarrick, un excardenal, ya despose¨ªdo de sus derechos y retirado de la vida clerical, acusado de abusos a menores. El documento admit¨ªa que, durante d¨¦cadas, la jerarqu¨ªa conoc¨ªa de sus conductas, pero no se hizo nada definitivo hasta que en 2017 Francisco recibi¨® la primera denuncia por abusos a un menor.
Los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y las luchas de poder tambi¨¦n han envuelto al Vaticano este a?o. El pasado septiembre, el antes poderoso e intocable cardenal Angelo Becciu, defenestrado por Francisco por su gesti¨®n de los fondos de la Secretar¨ªa de Estado, fue uno de los altos cargos que se quedaron en la ¡°criba¡± que mencion¨® el Pont¨ªfice en su discurso a la Curia, sin hacer alusi¨®n expl¨ªcita a ning¨²n esc¨¢ndalo. Becciu se hab¨ªa convertido en la c¨²spide de una trama en la que convergen la compraventa de un inmueble en un lujoso distrito londinense con fondos destinados a la caridad, sobornos, espionaje y una mujer acusada de malversar fondos de misiones diplom¨¢ticas secretas en ?frica y gastarlos en art¨ªculos de lujo. Todo en medio de un implacable fuego cruzado en el que el Papa lleg¨® a convertirse en la diana.