Combinaciones y permutaciones de cuatro senadores rebeldes
Las miradas matem¨¢ticas est¨¢n puestas en un pu?ado de legisladores republicanos que podr¨ªan dar a los dem¨®cratas la mayor¨ªa simple para lograr testimonios y pruebas
Debajo de los discursos, los argumentos y las estrategias, est¨¢n las matem¨¢ticas. Y aqu¨ª son claras. En el 116? Senado de Estados Unidos se sientan 53 senadores republicanos y 47 dem¨®cratas. Para destituir al presidente hace falta una mayor¨ªa de dos tercios, es decir, 67 votos. Los dem¨®cratas tendr¨ªan que convencer a 20 republicanos. La probabilidad de que eso suceda tiende a cero. Otra cosa es conseguir puntuales mayor¨ªas simples, que permitan a los dem¨®cratas escribir ellos la ecuaci¨®n. Para sumar esos 51 votos, necesitan solo cuatro m¨¢s.
El l¨ªder de la mayor¨ªa republicana, Mitch McConnell, ha prometido una ¡°total coordinaci¨®n¡± con la Casa Blanca en el juicio por el impeachment de Trump. Su objetivo es un proceso r¨¢pido e indoloro, sin las pruebas y los testigos que piden los dem¨®cratas. Para evitar sobresaltos, McConnell debe mantener a raya su fr¨¢gil mayor¨ªa.
Como se recuerda en la oraci¨®n que repiten en pie todos los presentes antes del juicio, ¡°los legisladores se han convertido en jurados¡±. Al contrario que en un juicio convencional, aqu¨ª las partes no pueden elegirlos. Pero eso no les libra del escrutinio de los estrategas matem¨¢ticos. En el silencio sepulcral de los pupitres, muchas discretas miradas est¨¢n puestas en un pu?ado de senadores republicanos. Aquellos que ofrecen las combinaciones que entregar¨ªan las ansiadas mayor¨ªas simples a los dem¨®cratas.
Tres ya han se?alado que estar¨ªan abiertos a votar a favor de escuchar el testimonio del exconsejero de Seguridad Nacional John Bolton. Uno de ellos, el que lo ha expresado expl¨ªcitamente, es Mitt Romney, senador por Utah y excandidato presidencial. Sus diferencias con Trump han aflorado estos tres a?os, la ¨²ltima vez precisamente al criticar sus presiones a Ucrania para investigar a sus rivales dem¨®cratas, que est¨¢n en la base del impeachment. Las otras dos se sientan juntas, en segunda fila, justo detr¨¢s de McConnell y de John Thune, el l¨¢tigo republicano, encargado de la disciplina del partido. Son Susan Collins y Lisa Murkowski.
La llegada de Collins a la sala indica que se toma en serio su trabajo. Sobre el pupitre, un archivador de anillas, una carpeta con documentos y dos cuadernos grandes. Empieza a pasar las p¨¢ginas de uno de ellos hasta encontrar la primera en blanco, y uno se pregunta cu¨¢ntos cuadernos llenar¨¢ al final con sus notas, si ya ha escrito tanto antes de las alegaciones iniciales de las partes.
La senadora se ha mostrado abierta a escuchar a testigos, y ha criticado a aquellos que, desde uno u otro lado, ¡°prejuzgan la evidencia¡±. Sucede que Collins, de 67 a?os, ha anunciado que se presentar¨¢ en noviembre a su quinto mandato. Y lo har¨¢ en Maine, uno de los Estados m¨¢s vulnerables para los republicanos. Senadora desde 1997, Collins ya vivi¨® el impeachment a Bill Clinton y en aquella ocasi¨®n, como se han encargado de recordar los dem¨®cratas de Maine, defendi¨® con vehemencia la comparecencia de testigos.
Murkowski, por su parte, senadora por Alaska en su cuarta legislatura, tiene un nutrido historial de rebeld¨ªa. Se opuso, por ejemplo, a la controvertida nominaci¨®n para el Tribunal Supremo en 2018 del juez Kavanaugh. En diciembre, Murkowski dijo sentirse ¡°perturbada¡± por la promesa de ¡°total coordinaci¨®n¡± de McConnell.
Si los tres votaran con los dem¨®cratas, seg¨²n la ecuaci¨®n, les faltar¨ªa a¨²n uno para la mayor¨ªa simple. Ah¨ª, las posibles variables son senadores moderados que se enfrentan a la reelecci¨®n en Estados vulnerables, como Arizona o Carolina del Norte. O Lamar Alexander, de Tennessee, tradicionalmente muy respetuoso de la instituci¨®n en la que se sienta desde 2003, que se retira y por tanto no busca la reelecci¨®n.
Y luego est¨¢ la inc¨®gnita de Cory Gardner. Sobre el papel, lo tiene todo. Es moderado, tiene fama de independiente, y ni siquiera vot¨® por Trump en 2016. En noviembre se presenta a la reelecci¨®n en Colorado, un Estado que tiende a inclinarse hacia los dem¨®cratas, donde Gardner gan¨® solo por cinco puntos en 2016. Podr¨ªa parecer que rebelarse contra el presidente le dar¨ªa votos. Pero nada indica que Gardner vaya a romper la disciplina en un proceso que ha tachado de ¡°circo total¡±. Lo cual ilustra la variable ferozmente partidista que marca a este juicio: incluso en un Estado de votantes tradicionalmente independientes y que evoluciona hacia los dem¨®cratas, los republicanos creen que apostar contra Trump es una derrota segura. Y aqu¨ª, cada senador hace sus c¨¢lculos.