El subestimado heredero de Merkel
Laschet ha escalado pelda?os con discreci¨®n hasta llegar a ser el sucesor de la canciller alemana en la CDU. Su pol¨ªtica migratoria a favor de la integraci¨®n le cost¨® la cr¨ªtica de sus rivales
Se le ve en su salsa. Tocado con un gorro de colores llamativos y metido en una jaula dorada en medio del escenario, Armin Laschet da un discurso en verso durante el Carnaval de Aquisgr¨¢n, en febrero del a?o pasado. El p¨²blico, entre ellos su rival Friedrich Merz, se parte de risa con los chistes sobre temas de actualidad pol¨ªtica. ¡°?Qui¨¦n ser¨¢ la pr¨®xima mam¨¢ de Alemania?¡±, pregunta con retranca utilizando el apodo de Angela Merkel, mutti (mam¨¢, en alem¨¢n). El p¨²blico grita: ¡°?T¨²¨²¨², Armin!¡±. ¡°No, no, qu¨¦ tonter¨ªa¡±, descarta ¨¦l con modestia. Pero Laschet ya llevaba unos meses en la carr...
Se le ve en su salsa. Tocado con un gorro de colores llamativos y metido en una jaula dorada en medio del escenario, Armin Laschet da un discurso en verso durante el Carnaval de Aquisgr¨¢n, en febrero del a?o pasado. El p¨²blico, entre ellos su rival Friedrich Merz, se parte de risa con los chistes sobre temas de actualidad pol¨ªtica. ¡°?Qui¨¦n ser¨¢ la pr¨®xima mam¨¢ de Alemania?¡±, pregunta con retranca utilizando el apodo de Angela Merkel, mutti (mam¨¢, en alem¨¢n). El p¨²blico grita: ¡°?T¨²¨²¨², Armin!¡±. ¡°No, no, qu¨¦ tonter¨ªa¡±, descarta ¨¦l con modestia. Pero Laschet ya llevaba unos meses en la carrera para suceder a la canciller alemana, la m¨¢s destacada figura pol¨ªtica europea de los ¨²ltimos 15 a?os. El primer tramo lo super¨® este fin de semana, cuando se hizo con la presidencia de la Uni¨®n Democr¨¢tica Cristiana (CDU), el partido de la canciller, tras batir en un congreso digital a Merz, el candidato de la ruptura que pretend¨ªa escorar la CDU a la derecha en busca de los votos migrados a la ultraderecha.
Una oferta de centrismo, promesa de cohesi¨®n interna y continuismo con la l¨ªnea ideol¨®gica de la canciller dio la victoria a Laschet, abogado de 59 a?os nacido en la ciudad fronteriza con B¨¦lgica y los Pa¨ªses Bajos de Aquisgr¨¢n. Superada la primera etapa, tiene por delante otra no menos compleja: ser el candidato conservador a la Canciller¨ªa en las elecciones del pr¨®ximo 26 de septiembre, las primeras sin Merkel. Markus S?der, el popular l¨ªder del partido-hermano b¨¢varo de la CSU y primer ministro de Baviera, arrasa ahora mismo en las encuestas como el preferido por el electorado. S?der ha ganado popularidad gracias a la gesti¨®n de la pandemia en su Estado, proponiendo medidas de contenci¨®n m¨¢s duras o m¨¢s controvertidas y asegur¨¢ndose as¨ª mucha presencia medi¨¢tica. Laschet, en cambio, ha recibido cr¨ªticas en el Estado que dirige, Renania del Norte-Westfalia, el m¨¢s poblado del pa¨ªs, por aliviar las medidas restrictivas demasiado pronto para tratar de recuperar la econom¨ªa. Pero no ser¨ªa la primera vez que las encuestas se equivocan con Laschet, un hombre conocido por ser afable, conciliador¡ y paciente.
Su biograf¨ªa pol¨ªtica, llena de altibajos y reveses, podr¨ªa titularse Laschet el improbable. El mayor hito, y el que le ha permitido hacerse con la jefatura del partido ¡ªera el ¨²nico candidato con experiencia de gobierno¡ª, fue ganar en 2017 las elecciones de Renania del Norte-Westfalia. Lo hizo contra todo pron¨®stico, en un Estado feudo tradicional del SPD y con las encuestas a favor de la popular candidata socialdem¨®crata Hannelore Kraft. La CDU le coloc¨® de candidato sin muchas esperanzas despu¨¦s del fiasco del anterior, Norbert R?ttgen, el tercero en liza en el congreso de la CDU de este fin de semana. ¡°Parece que ser subestimado es una especie de rasgo distintivo de la carrera de Laschet, como le ocurri¨® a Angela Merkel al principio¡±, se?ala el periodista Moritz K¨¹pper, coautor de una biograf¨ªa reciente sobre el pol¨ªtico renano.
Laschet consigui¨® un esca?o en el Parlamento federal en 1994, a la vez que R?ttgen y Merz, pero lo perdi¨® en las siguientes elecciones. Fue su primer rev¨¦s, pero entr¨® en el Parlamento Europeo en 1999. ¡°Parec¨ªa que hab¨ªa encontrado su camino, pero entonces le ofrecieron un puesto en el Gobierno de Renania del Norte-Westfalia¡±, recuerda K¨¹pper. Era su casa. Acept¨® y volvi¨®. Y se tom¨® en serio su puesto de ministro de Integraci¨®n: elabor¨® un plan para integrar a los extranjeros, lo puso en marcha, y en 2009 escribi¨® un libro donde alababa las ventajas de la inmigraci¨®n para Alemania. Los halcones de su propio partido no tardaron en apodarle Armin el Turco. ?l siempre justific¨® sus pol¨ªticas apelando no solo a la caridad cristiana ¡ªLaschet naci¨® en una familia cat¨®lica practicante que seg¨²n sus bi¨®grafos ha marcado sus decisiones pol¨ªticas¡ª sino al pragmatismo: ¡°Debemos integrar; estos son los ¨²nicos ni?os que tenemos¡±. Laschet defendi¨® con firmeza la decisi¨®n de abrir las fronteras que tom¨® Merkel durante la crisis de los refugiados del verano de 2015, uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles de la canciller, criticada por su propio partido y por parte de sus vecinos europeos.
Casado, con tres hijos adultos, Laschet sigue viviendo en la misma casa del barrio de Burtscheid de Aquisgr¨¢n donde la pareja cri¨® a su descendencia. La vivienda de su padre, que trabaj¨® en una mina de carb¨®n antes de convertirse en maestro de escuela, est¨¢ solo unas calles m¨¢s all¨¢. Durante su carrera le han acusado de tener poca ambici¨®n, poco empuje, de ser algo ca¨®tico, ese renano simp¨¢tico que quiz¨¢ es demasiado provinciano para la pol¨ªtica con may¨²sculas de Berl¨ªn. ¡°Su receta para el ¨¦xito es que tiene un car¨¢cter fuerte y a estas alturas ya sabe que la carrera hacia la c¨²spide no es un camino de rosas. Su lema podr¨ªa ser ¡®Espera y ver¨¢s¡±, dice su bi¨®grafo.
Continuismo
¡°Laschet continuar¨¢ la pol¨ªtica de Merkel en la Uni¨®n Europea¡±, opina Ursula M¨¹nch, profesora de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Bundeswehr. Est¨¢ convencido, como ella, de la necesidad de que Alemania est¨¦ integrada en la UE y defiende la idea de la solidaridad europea, a?ade. Pero apunta: ¡°Todav¨ªa no sabemos si tendr¨¢ las mismas cualidades negociadoras que Merkel, y si, como ella, ser¨¢ capaz de llegar a acuerdos que satisfagan a todos¡±. Laschet pas¨® seis a?os (1999-2005) como eurodiputado en Bruselas, donde trabaj¨® en pol¨ªtica exterior y cuestiones presupuestarias. Solo en contadas ocasiones ha criticado al Ejecutivo de Merkel por ser poco ambicioso en Europa, como cuando el a?o pasado dijo en la conferencia de Seguridad de M¨²nich que Macron estaba haciendo propuestas, pero Alemania estaba ¡°tardando demasiado en responder¡±.
¡°Polarizar es f¨¢cil, eso puede hacerlo cualquiera¡±, dijo Laschet el s¨¢bado ante los delegados de la CDU, tras nombrar el ejemplo de Donald Trump y el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero. Lo dif¨ªcil, a?adi¨®, lo que cuesta trabajo, es integrar. Con esa promesa llega a la presidencia de la CDU. Los analistas creen que pelear¨¢ por ser el candidato a la Canciller¨ªa, porque siempre ha asociado una cosa con otra. Curiosamente fue su rival en esa carrera, Markus S?der, quien present¨® su biograf¨ªa en septiembre pasado. Le preguntaron si Laschet ten¨ªa empuje suficiente, madera de l¨ªder: ¡°Si alguien gana unas elecciones en Renania del Norte-Westfalia, no hay que subestimarle¡±.
Los votantes conservadores prefieren al b¨¢varo S?der
Seg¨²n una encuesta realizada a 2.000 personas tras la votaci¨®n del congreso de la CDU del s¨¢bado ¡ªen el que Laschet fue elegido sucesor de Angela Merkel¡ª por la empresa demosc¨®pica Forsa para la cadena de televisi¨®n RTL, el 36% de los votantes conservadores preferir¨ªa que el b¨¢varo S?der fuera el candidato de la CDU-CSU a la Canciller¨ªa alemana, mientras Laschet obtuvo solo el 21% del apoyo de los encuestados.
S?der, de 54 a?os, es un pol¨ªtico que ¨²ltimamente se ha ido desplazando de la derecha m¨¢s hacia el centro moderado. Y se muestra m¨¢s bien reservado en cuanto a sus ambiciones pol¨ªticas: ¡°Mi lugar est¨¢ en Baviera¡±, repite. Sin embargo, el l¨ªder b¨¢varo ha dejado en manos de la alianza CDU-CSU la decisi¨®n sobre qui¨¦n debe presentarse finalmente a las elecciones.