El partido de ultraderecha AfD, bajo la lupa de los esp¨ªas alemanes
Los servicios secretos internos estudian poner bajo vigilancia formal a la formaci¨®n, la primera fuerza de la oposici¨®n a meses de unas elecciones generales, por amenazar los valores constitucionales
Hace unos d¨ªas el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) public¨® en su web un manifiesto que caus¨® sorpresa. No por el contenido en s¨ª, tan obvio que nadie m¨¢s se molestar¨ªa en ponerlo por escrito, sino por suponer un giro radical respecto a las declaraciones p¨²blicas de sus l¨ªderes en los ¨²ltimos a?os: ¡°Como partido que respeta el Estado de derecho, la AfD reconoce incondicionalmente que el pueblo alem¨¢n est¨¢ formado por la suma de todas las personas que tienen ciudadan¨ªa alemana¡±. Tambi¨¦n los inmigrantes naturalizados, esos contra los que tantas veces ha dirigido sus discursos. La pirueta ideol¨®gica llegaba poco despu¨¦s de que empezara a circular el rumor de que la Oficina para la Protecci¨®n de la Constituci¨®n (BfV), el servicio secreto interno alem¨¢n, est¨¢ a punto de poner a la formaci¨®n bajo vigilancia formal. Si consiguiera encontrar pruebas de pol¨ªticas contrarias al orden democr¨¢tico, la formaci¨®n podr¨ªa acabar ilegalizada.
La BfV lleva tiempo observando a Alternativa para Alemania. Lo anunci¨® p¨²blicamente hace dos a?os tras sospechar tendencias extremistas en las juventudes del partido y el ala m¨¢s derechista. Durante este tiempo ha elaborado un voluminoso informe (1.000 p¨¢ginas) que ya tiene en su despacho el ministro del Interior, Horst Seehofer. Pero la decisi¨®n de investigar formalmente supondr¨ªa dar un paso m¨¢s: permitir¨ªa usar m¨¦todos de espionaje como interceptar las comunicaciones de sus l¨ªderes o incluso infiltrar informantes entre los cuadros de la organizaci¨®n. Una decisi¨®n controvertida, puesto que AfD tiene 88 diputados (de 709) en el Parlamento alem¨¢n y es el principal partido de la oposici¨®n al Gobierno de gran coalici¨®n que lidera Angela Merkel. M¨¢s a¨²n en a?o electoral: en septiembre se vota un nuevo Bundestag y los analistas creen que la formaci¨®n liderada por J?rg Meuthen y Tino Chrupalla lo usar¨¢ para alimentar su argumento de que la maquinaria estatal quiere silenciarles.
AfD lleg¨® al Parlamento alem¨¢n tras los comicios de septiembre de 2017 con un 12,6% de los votos. Naci¨® en 2013 como partido protesta contra los rescates de Bruselas y haciendo bandera del euroescepticismo, pero durante la crisis de los refugiados de 2015 se centr¨® en el rechazo a la inmigraci¨®n. Con la pandemia, ha dirigido su populismo contra las restricciones y se ha aliado con negacionistas y amantes de las teor¨ªas conspirativas. Es la tercera fuerza m¨¢s votada del Bundestag, solo por detr¨¢s de los partidos que gobiernan: los conservadores de la CDU y los socialdem¨®cratas del SPD. Desde entonces se suceden las declaraciones xen¨®fobas y rayanas en el negacionismo de sus dirigentes. La formaci¨®n lleva tiempo en crisis, dividida entre un ala radical, abiertamente xen¨®foba, y las corrientes m¨¢s moderadas y liberales que aspiran a convertirla en un partido de masas. Esas tensiones se han saldado con expulsiones y con la disoluci¨®n, al menos sobre el papel, de la facci¨®n m¨¢s radical, llamada Der Fl¨¹gel (el ala).
¡°La AfD lleva a?os tratando de evitar ser vigilada¡±, asegura Lorenz Blumenthaler, de la Fundaci¨®n Amadeu Antonio, especializada en extremismo de ultraderecha y que lleva el nombre de un trabajador angole?o asesinado por neonazis en 1990. En ocasiones, apunta, ha tenido ¨¦xito, como cuando, en mayo pasado, la ejecutiva expuls¨® a Andreas Kalbitz, una de las cabezas visibles de la facci¨®n radical. Kalbitz ten¨ªa v¨ªnculos con una organizaci¨®n neonazi ilegalizada en 2009 y el partido cort¨® por lo sano. Solo dos meses antes la ejecutiva hab¨ªa ordenado la disoluci¨®n formal de Der Fl¨¹gel - despu¨¦s de que la Oficina para la Protecci¨®n de la Consituci¨®n la declarara extremista y la sometiera a vigilancia- pero sus dirigentes, como Kalbitz, segu¨ªan desplegando su influencia. Menos exitoso ha sido, en opini¨®n de Blumenthaler, el intento m¨¢s reciente de moderar el discurso p¨²blico de los cargos electos para presentarse como una formaci¨®n democr¨¢tica, incluido el manifiesto de hace unos d¨ªas. ¡°En general el partido est¨¢ ya demasiado radicalizado como para que esos esfuerzos den su fruto¡±, concluye. Varias federaciones regionales, como la de Brandenburgo o Sajonia, ya est¨¢n bajo vigilancia de los servicios secretos de los Estados federados por su radicalismo.
¡°Peligroso error de l¨®gica¡±
No ser¨ªa la primera vez que se intenta ilegalizar un partido pol¨ªtico en Alemania, sin ¨¦xito. Al Tribunal Constitucional le qued¨® claro en 2017 que el NPD era racista y af¨ªn al nacionalsocialismo, pero rechaz¨® ilegalizarlo por considerarlo incapaz de ser un peligro real para la democracia. Por irrelevante. Entonces contaba con un eurodiputado, pero actualmente no tiene representaci¨®n en el Bundestag ni en los parlamentos de los L?nder. Axel Salheiser, investigador especializado en extremismos del Instituto de Estudios sobre la Democracia y la Sociedad Civil de Jena, cree que aquella decisi¨®n supuso un ¡°peligroso error de l¨®gica¡±. ¡°Como suelen decir los activistas de la sociedad civil, es absurdo que los neonazis puedan seguir siendo oficialmente legales en la Alemania actual hasta que consigan hacerse con el Gobierno alg¨²n d¨ªa¡±.
La antigua extrema derecha nunca ocult¨® sus objetivos antidemocr¨¢ticos, y tampoco lo hace el NPD u otros grupos todav¨ªa m¨¢s minoritarios, ¡°y es precisamente eso lo que explica su limitado ¨¦xito en las encuestas¡±, asegura Salheiser. En cambio, la nueva extrema derecha sigue una estrategia populista e integradora que re¨²ne a votantes insatisfechos con la pol¨ªtica tradicional y el curso de la sociedad, a?ade. Documentos internos del partido han mostrado que la estrategia de la moderaci¨®n ¨²nicamente pretend¨ªa evitar espantar a los votantes. ¡°Es pura cosm¨¦tica¡±, dice el investigador. Y, en su opini¨®n, no enga?a a nadie: ¡°La AfD se ha destapado muchas veces ya con documentos oficiales e innumerables declaraciones indignantes y provocadoras de miembros del partido, muchos de ellos dirigentes. Ya no es necesario averiguar lo que dicen de puertas para adentro¡±. El partido ha denunciado ante la justicia a los servicios secretos cada vez que han sometido a vigilancia a una rama regional o cuando lo hicieron con Der Fl¨¹gel. Argumenta que catalogarles como sospechosos les hace perder atractivo ante su electorado.
Blumenthaler cree que tanta discusi¨®n acerca de la vigilancia de AfD puede tener un efecto contraproducente: mientras algunos de sus miembros abandonan el partido porque les puede perjudicar ser asociados con el radicalismo, otros, precisamente los m¨¢s radicalizados, se van a hacer todav¨ªa m¨¢s fuertes detr¨¢s de la bandera. Y la mayor¨ªa de simpatizantes ¡°van a pensar que la BfV es una herramienta al servicio de los partidos gobernantes para derribar a la competencia pol¨ªtica¡±, a?ade. Coincide Salheiser: ¡°La autovictimizaci¨®n es la piedra angular de su propaganda y tiene una funci¨®n de legitimaci¨®n muy potente. Est¨¢ en el ADN de la extrema derecha: las fuerzas reaccionarias siempre se han descrito a s¨ª mismas como defensoras de la ¡®injusticia¡¯, la ¡®tiran¨ªa¡¯ o ¡®la degeneraci¨®n de la ley y el orden¡¯, en referencia a la democracia liberal y sus instituciones¡±. El investigador cree que esta ret¨®rica puede resultar atractiva para muchas personas que ¡°manejan conceptos populares y err¨®neos sobre la libertad pol¨ªtica y la tolerancia¡±. Por eso es clave, afirma, ¡°informar sobre la ideolog¨ªa de AfD y fortalecer las narrativas democr¨¢ticas¡±.
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