El Partido Republicano entra en combusti¨®n con el voto del ¡®impeachment¡¯ a Trump
El juicio ahonda la brecha entre los conservadores mientras el expresidente promete volver a la primera l¨ªnea de fuego. Los senadores que votaron para condenarlo reciben cr¨ªticas en sus Estados
El segundo juicio por impeachment a Donald Trump ha ahondado la brecha de un Partido Republicano en pleno dilema sobre su futuro y su ser o no ser en Estados Unidos. Una decena de miembros de la C¨¢mara de Representantes y siete del Senado votaron para condenar a su expresidente, lo que supone un apoyo bipartito sin precedentes en un proceso como este, pese al veredicto absolutorio. Varios de ellos recibieron fuertes cr¨ªticas en sus Estados este domingo. Otros republicanos, como el l¨ªder de la C¨¢mara alta, Mitch McConnell, lo exoneraron arguyendo tecnicismos jur¨ªdicos, pero lo culparon sin ambages del sangriento asalto al Capitolio. El escenario abre ahora una batalla intestina que enfrenta a los fieles a Trump con sus detractores y pone a prueba el poder del magnate neoyorquino sobre las bases. El s¨¢bado apunt¨® a un pronto regreso a la arena pol¨ªtica. El juicio para el Grand Old Party acaba de empezar.
¡°Nuestro hist¨®rico, patri¨®tico y hermoso movimiento ¡®Hacer Am¨¦rica Grande de Nuevo¡¯ acaba de empezar¡±, dijo el expresidente en un comunicado, y a?adi¨®: ¡°Tengo mucho que contaros para los pr¨®ximos meses, tengo muchas ganas de seguir nuestro incre¨ªble viaje y lograr la grandeza de Am¨¦rica para nuestro pueblo¡±. M¨¢s de la mitad del Senado vot¨® condenarlo (57-43) por incitaci¨®n a la insurrecci¨®n, lo que constituye un mensaje evidente de repudio, pese a que no se alcanz¨® la mayor¨ªa de dos tercios que requiere la Constituci¨®n para declararlo culpable.
Trump, incombustible, no ha dejado nunca de lanzar el mensaje de que piensa seguir en la primera l¨ªnea de fuego, una forma de presionar a sus compa?eros de partido de cara al impeachment. En los ¨²ltimos meses hab¨ªa amenazado con hacer campa?a contra los republicanos que no se sumaran a su cruzada de bulos sobre el fraude electoral apoyando a sus adversarios en las primarias. La presidenta de la C¨¢mara de Representantes, la poderosa dem¨®crata Nancy Pelosi, calific¨® este s¨¢bado a los republicanos de ¡°panda de cobardes¡±. De entre los siete senadores que votaron condenarlo, solo una, Lisa Murkowski, de Alaska, afronta una reelecci¨®n en 2022. En Luisiana, el comit¨¦ ejecutivo del partido decidi¨® de forma un¨¢nime censurar a su senador Bill Cassidy, otro de los rebeldes que votaron ¡°culpable¡±, y en Carolina del Norte el presidente del partido, Michael Whatley, calific¨® el voto del senador Richard Burr como ¡°chocante y decepcionante¡±.
La reacci¨®n de Trump est¨¢ a¨²n por ver. Lindsey Graham, senador de Carolina del Sur que vot¨® ¡°no culpable¡±, ten¨ªa previsto reunirse con el expresidente esta semana en Florida para tratar de evitar que empiece una guerra y permitir as¨ª al Partido Republicano recomponerse y trabajar para recuperar el control de la C¨¢mara de Representes y del Senado en las elecciones legislativas de 2022. ¡°Voy a intentar convencerle de que no podemos conseguirlo sin ¨¦l, pero [tambi¨¦n de] que ¨¦l tampoco puede mantener el movimiento Trump sin el partido unido¡±, se?al¨® Graham el viernes, seg¨²n unas declaraciones recogidas por Politico. Este domingo, en la Fox, cont¨® que hab¨ªa hablado por tel¨¦fono con el magnate el s¨¢bado por la noche y que le hab¨ªa transmitido que la hoja de ruta para volver a ganar pasa por el expresidente: ¡°Es la fuerza m¨¢s potente del Partido Republicano. Necesitamos el plus de Trump¡±. Las presidenciales de noviembre, pese a la derrota, demostraron su fuerza de tracci¨®n con 74 millones de votantes, 11 millones m¨¢s que cuatro a?os atr¨¢s, y son muchos los republicanos que quieren heredar el movimiento trumpista.
Tras su veto en las redes sociales, del sentir de Trump solo se sabe ahora a trav¨¦s de fuentes an¨®nimas y de comunicados de prensa meditados, muy diferentes de sus febriles mensajes en Twitter. El s¨¢bado pudo escuchar palabras gruesas de los propios republicanos, y no solo de los que lo condenaron. McConnell vot¨® a favor de la absoluci¨®n argumentando que un impeachment solo debe utilizarse para presidentes a¨²n en el cargo, pero pronunci¨® su discurso m¨¢s duro hasta ahora contra Trump: ¡°Estos criminales llevaban sus pancartas, ondeaban sus banderas y gritaban su lealtad hacia ¨¦l¡±, dijo. ¡°Era muy obvio que solo ¨¦l pod¨ªa pararlo¡±. As¨ª, denunci¨® el ¡°vergonzoso incumplimiento de su deber¡± y asegur¨®: ¡°No hay duda de que el presidente es pr¨¢ctica y moralmente responsable de los acontecimientos¡±. El presidente Joe Biden cit¨® a McConnell en un comunicado para defender que, pese a la exoneraci¨®n, ¡°el cargo no est¨¢ en discusi¨®n¡±.
La absoluci¨®n puede leerse como el temor de los republicanos a las represalias de los votantes, pero una condena ahora, a ra¨ªz del asalto del 6 de enero, tambi¨¦n hubiese sido dif¨ªcil de explicar, cuando la tensi¨®n hab¨ªa ido escalando durante meses en medio del silencio de su partido. Ha habido republicanos cr¨ªticos con el magnate neoyorquino a lo largo de estos cuatro a?os, como el fallecido John McCain y los senadores Mitt Romney o Susan Collins, entre otros. La mayor¨ªa de los miembros del Congreso, sin embargo, no le pararon los pies hasta el ¨²ltimo momento, como el propio McConnell, que no reconoci¨® la victoria de Biden hasta la confirmaci¨®n del Colegio Electoral, en diciembre.
Para entonces, la bomba de relojer¨ªa ya hab¨ªa empezado su tictac. El republicano Gabriel Sterling, responsable de la supervisi¨®n de la elecci¨®n en Georgia (uno de los Estados contestados por Trump), alert¨® del peligro: ¡°Se?or presidente, usted tiene derecho a ir a los tribunales¡±, se?al¨® el 1 de diciembre, ¡°pero debe dejar de inspirar a la gente para cometer actos violentos. Alguien va a acabar herido, disparado, alguien va a morir y no est¨¢ bien¡±.
No solo Trump ha pasado por un impeachment, sino toda la clase pol¨ªtica que ampar¨® por acci¨®n u omisi¨®n sus acusaciones infundadas de fraude electoral, que no le dio el alto mientras ped¨ªa a las autoridades que detuvieran el escrutinio o mientras reclamaba a los legisladores del Congreso que boicotearan la confirmaci¨®n de la victoria electoral de Biden.
Ahora, en el partido de Abraham Lincoln conviven aves de muy distinto pelaje y pensamiento: de la nueva congresista Marjorie Taylor Greene, una ultra conocida por sus teor¨ªas conspirativas y sus gui?os a la violencia, a la congresista Liz Cheney, hija del exvicepresidente Dick Cheney, que vot¨® a favor del impeachment y dijo: ¡°Nunca ha habido una mayor traici¨®n por parte de un presidente de Estados Unidos¡±. En medio, centenares de legisladores haciendo equilibrios y c¨¢lculos, muchos de ellos midiendo los tiempos para despegarse de la sombra de Trump y ense?ar la patita de cara a las presidenciales de 2024. Esta semana lo hizo la exembajadora ante Naciones Unidas Nikki Haley, quien se consideraba amiga del expresidente. ¡°Debemos reconocer que nos ha decepcionado, no debimos haberle seguido y no debimos haberle escuchado. No podemos permitir que ocurra de nuevo¡±, dijo Haley. Perdidas la Casa Blanca y las dos C¨¢maras, para muchos Trump ya es un ¨¢rbol ca¨ªdo. Para otros, a¨²n una amenaza.